Diez películas para pasar miedo de verdad en Halloween
Un repaso al mejor cine de terror, creado solo para provocar estremecimientos y escalofríos en quien las vea
Si es Halloween es miedo. Ahora bien, el cine de terror acaba en muchas ocasiones regodeándose en sustos de saltar en la butaca o en litros de sangre y vísceras. En otras ocasiones, su exploración de las sagas acaba con el público revoloteando alrededor de un personaje o un concepto, aunque sin ahondar en lo fundamental de este género: erizar el pelo de la audiencia.
Así que hemos seleccionado (y listado en orden cronológico) 10 títulos que provocan de verdad miedo en su visionado. A sufrir.
¿Quién puede matar a un niño? (1976), de Narciso Ibáñez Serrador. Un clásico del maestro. Una feliz idea con estupendo desarrollo de espanto. Las criaturas adorables son en realidad despiadados monstruos ahítos de matar adultos. Y en su creación el realizador además ideó un recurso, el de la familia extranjera que habla en inglés en una isla española, Almanzora, en el Mediterráneo, para incidir en su incomunicación. Sin embargo, los productores la doblaron en posproducción. En fin, Ibáñez Serrador hizo poco cine, pero menudas películas. En Movistar + y FlixOlé.
Funny Games (1997), de Michael Haneke. Si en persona Haneke parece el padre Abraham de los pitufos, su cine ahonda en el dolor y el vacío moral sin muchas contemplaciones. Funny Games (de la que luego realizó una versión calcada en Hollywood plano a plano una década más tarde) es un canto al sadismo. Los dos chavales que se regodean en la violencia a la familia protagonista dejan al Alex DeLarge de La naranja mecánica a la altura de secundario de Poli de guardería. Con todo, Haneke guarda para su final una secuencia que abandona a los espectadores, absolutamente devastados. En DVD.
El proyecto de la bruja de Blair (1999), de Daniel Myrick y Eduardo Sánchez. Se convirtió en la película de referencia de un subgénero, el found footage, y en el ejemplo para miles de cineastas que usaron tanto El proyecto de la bruja de Blair como El mariachi de guías para hacer cine efectivo con un puñado de dólares (de esta se decía que había multiplicado por 10.000 cada dólar de su presupuesto). Datos económicos aparte, la película se va cociendo poco a poco hasta su efervescente final, provocador de millones de gritos y saltos en las butacas de cines de todo el mundo. En varias plataformas.
Audition (1999), de Takashi Miike. “Kiri kiri kiri”. Todo el que haya visto esta película recordará esa mítica secuencia de tortura, una de las más duras de la historia del cine, y las palabras que se escuchan. El director de cine y músico Rob Zombie, que de meter miedo sabe un rato, la elige la primera de lista de los filmes más creepy (siniestros). No está hecha para todos los paladares, aunque su regusto a perturbador encantará a los más feroces seguidores del terror en el cine. En DVD.
La niebla (2007), de Frank Darabont. En algún momento habría que llegar a Stephen King, un maestro de la fantasía y el terror. El guion oscurece aún más la historia original, en la que un pequeño pueblo amanece un día rodeado de una niebla de la que aparecen unas terroríficas criaturas. Si la cosa ya va chunga, con los bichos comiendo a los habitantes, los minutos finales, en especial las últimas dos secuencias, dejan horrorizados al público. En Amazon Prime Video.
La carretera (2009), de John Hillcoat. En los últimos años ha habido una explosión de películas de hombre adulto acompañado de un niño o niña vagando por un mundo en crisis (incluso posapocalíptico). La semilla de esa ola se encuentra en una novela magistral, de Cormac McCarthy, que tuvo una adaptación canónica —para qué cambiar lo que está bien— en esa película demoledora. Por cierto, uno de los momentos más bestiales del libro, el canibalismo con bebés, se rodó, pero no se incluyó en el montaje final. A favor de obra el humanismo y la química que emanan el progenitor y el vástago protagonistas, encarnados por Viggo Mortensen y Kodi Smit-McPhee. En Filmin, Amazon Prime Video y Movistar +.
Insidious (2010), de James Wan. El realizador que ha revolucionado el terror clásico. El inventor de sagas más taquillero del cine actual. Y más influyente: ha creado toda una escuela junto al productor Jason Blum (y su sello Blumhouse). De entre toda su filmografía, Insidious sirve como ejemplo de su buen hacer, y la mezcla de elementos muy habituales en la historia del cine de terror a los que Wan les da una nueva vuelta de tuerca: familia, hijo en peligro (aquí en coma) y espíritus malignos. Y a temblar. En varias plataformas.
Insensibles (2012), de Juan Carlos Medina. Un grupo de niños sin sensibilidad al dolor y sus vicisitudes durante la Guerra Civil. Medina es capaz de crear terror a través de una trama que se retuerce con ecos a El mar, de Agustí Villaronga, y a la memoria histórica. Estupenda puesta de escena, que en algún momento recuerda a una obra cumbre del cine europeo del terror, Los sin nombre, de Jaume Balagueró, otro terror surgido de un personaje infantil. En Filmin.
Un lugar tranquilo (2018), de John Krasinski. El terror ha llegado a la Tierra en forma de criaturas de oído extrasensible. Si haces ruido, estás muerto. Con este filme John Krasinski dejó de ser “ese actor divertido con alguna incursión en la dirección” para convertirse en un señor realizador. Para ahondar en ese mundo posapocalíptico, Krasinski usa a una familia como cicerone del público y no tiene remilgos en ir matando a sus protagonistas. Una nueva visión del tema “la invasión extraterrestre”. En Amazon Prime Video.
El hombre invisible (2020), de Leigh Whannell. Una revisión actualizada del mito creado por H. G. Wells. Un peliculón que a través de un mito clásico del cine de ciencia ficción habla de un problema actual tristemente acuciante: la violencia de género. La protagonista, Cecilia, la sufre por parte de su expareja, un portento intelectual que se suicida. Pronto Cecilia descubrirá que el exnovio no está muerto, que todo forma parte de un plan muy retorcido y que el ex prosigue con su acoso, aunque nadie la cree porque nadie le ve. Absolutamente perturbadora gracias sobre todo a las imágenes creadas por Whannell, que pertenece también a la factoría Blumhouse. En Amazon Prime Video.
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