Muere Carmen Rovira, la historiadora de la filosofía mexicana
Natural de Huelva, impulsó la lectura de los textos originales, su contextualización y el análisis de las consecuencias en los ámbitos a los que afectaban
María del Carmen Rovira Gaspar, profesora emérita de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), quien contribuyó decisivamente a institucionalizar la historia de la filosofía mexicana, falleció el domingo en Ciudad de México a los 98 años.
Hija del ingeniero Miguel Rovira, militante del PSOE, y de Mercedes Gaspar, nació en Huelva el 27 de julio de 1923. Residió en la ciudad andaluza hasta finales de 1934, estudió en el Colegio del Santo Ángel y tuvo una infancia siempre recordada en tiempo presente. La contaba con el vigor de su palabra y la vivacidad de sus ojos que miraban a su interlocutor para que este mantuviera la atención intacta.
Posteriormente, la familia residió en Madrid hasta 1938. Comenzó entonces un penoso recorrido que pasó por Barcelona, París y El Havre, donde la familia inició la travesía hasta Nueva York. De allí a México, la capital del país que acogió a tantos exiliados. Llegaron el 13 de mayo de 1939.
Desde entonces, Carmen Rovira desarrolló su vida en México. Completó sus estudios en la Academia Hispano-Mexicana, caracterizada por tener “vínculos estrechos con personalidades mexicanas y no ser exclusivamente un reducto de refugiados”. En 1945, se incorporó a la UNAM, institución que ha sido su vida y a la que ella ha entregado la suya.
Diez años después, leería su tesis de maestría: Eclécticos portugueses y algunas influencias en América como parte del programa de José Gaos. En el círculo de Samuel Ramos, Leopoldo Zea, Luis Villoro y su propio maestro, Carmen Rovira encontró elementos historiográficos a los que ha dedicado esfuerzo, pasión y conocimiento hasta conseguir institucionalizar el Seminario de Filosofía Mexicana, que cuenta hoy con importantes investigadores y un programa consolidado.
Carmen formó familia, tuvo tres hijos y una hija, y desarrolló su carrera profesional con muchas dificultades por la orientación filosófica elegida, a contrapié de la orientación dominante.
Lo recordaba su editor: “La filosofía analítica y la historia económica y social de inspiración marxista” habían captado la atención de los filósofos más jóvenes. La historia de las ideas había dejado de atraer nuevas vocaciones, “salvo las de algunos filósofos e historiadores que pensaron era menester continuar lo que sus maestros habían comenzado”.
Carmen Rovira ha impulsado la lectura de los textos originales, su contextualización y análisis de las consecuencias en los ámbitos sobre los que se proyectaban. Y siempre apoyando la formación de grupos de investigadores. Esta metodología le ha permitido la recuperación del Renacimiento y de la Ilustración, durante años relegados en la historiografía filosófica tanto mexicana como española.
Del trabajo de Carmen Rovira se ha beneficiado la filosofía mexicana y la española y los países iberoamericanos, Portugal y Brasil incluidos. Bien importante fue el apoyo de Ambrosio Velasco como director de la facultad en un momento crucial de su trayectoria. Y siempre de los discípulos que continúan este proyecto.
Nos quedan su tesis doctoral: Francisco de Vitoria. España y América. El hombre y el poder (publicada en 2001), y dos colecciones: Una aproximación a la historia de las ideas filosóficas en México. Siglo XIX y principios del XX y Pensamiento filosófico mexicano del siglo XIX y primeros años del XX. Y decenas de artículos sobre el humanismo, el periodo de la conquista, el Barroco y los jesuitas criollos dejan una obra imperecedera.
Muchos reconocimientos avalan una vida de estudio, dedicación a la universidad y a la defensa de los derechos humanos, a las causas nobles y a la defensa de las minorías. En 2016, recibió el nombramiento como Ángel de la Ciudad: Mujeres en Libertad, otorgado por Ciudad de México. Afortunadamente, ha podido disfrutar de la concesión de la medalla de la Universidad Autónoma de Madrid, en 2019, y del nombramiento como hija predilecta de Huelva, en 2020, que recogió su hija Paulina de manos del alcalde de la capital onubense, Gabriel Cruz.
El pasado 14 de junio, la Academia Iberoamericana de La Rábida celebró una sesión dedicada a su vida y obra, presidida por Sixto Romero, catedrático de la Universidad de Huelva a la que Carmen Rovira envió una ponencia grabada sobre el humanismo iberoamericano que queda como legado.
Carmen Rovira, hija del exilio, ha prestado un gran servicio a su patria de acogida y a la patria en que nació. Las ideas filosóficas recuperadas son compartidas y su conocimiento se hace imprescindible para la construcción de ambas naciones y sus mutuas relaciones. Junto a otro andaluz, Adolfo Sánchez Vázquez, nos ha legado valores políticos, morales y culturales imperecederos. Ambos compartieron el mismo sueño: unir ambas patrias. Sabemos que los sueños nobles están para ser realizados.
José Luis Mora García es profesor emérito de la Universidad Autónoma de Madrid.
Babelia
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