Kanye West: homenaje a su madre fallecida y poco más en su disco ‘Donda’
La música ya es solo un mero adorno en el negocio del rapero, más centrado en eventos, zapatillas, cazadoras, series de Netflix o un ‘post’ de Instagram
La carrera de Kanye West (Atlanta, 44 años) vive asentada en el recuerdo y el olvido. El recuerdo de que hasta The Life of Pablo, su álbum de 2016, el rapero de Chicago fue uno de los artistas más influyentes, revolucionarios y exitosos del planeta. Y el olvido de todo lo demás. A saber, candidaturas a la presidencia de EE UU en la que ni siquiera la que sería su vicepresidente en caso de ganar sabe que va en la lista, colaboraciones de dudoso gusto, problemas mentales, declaraciones en las que se califica la esclavitud como una decisión personal, simpatía por Donald Trump, intentos de solventar en problema de la vivienda en Los Ángeles construyendo unos búnkeres en su mansión, una azarosa existencia como marido y exmarido de Kim Kardashian...
En media docena de canciones de Donda, su nuevo largo, un monstruo de casi dos horas de duración en el que colaboran un par de docenas de artistas, se atisba aquel tipo que llevó el hip-hop al siglo XXI y ayudó de forma activa a convertirlo en el estilo sobre el que pivotan todas las tendencias musicales actuales. En el resto, lo que se escucha es poco y lo que se ve es ese artista absolutamente dislocado, inabarcable, a veces insoportable, apenas genial. Kanye West es un cocido en el que la música ha pasado de ser la chicha a ser las patatas: comes un par y dejas el resto, no sea que te llenen demasiado y no puedas acabarte el chorizo. El chorizo es ahora una cazadora, unas zapatillas, un evento de escucha de sus nuevas canciones que está tan por encima de las nuevas canciones que no importa que a la hora de celebrarse el sarao estas no estén ni terminadas, una serie para Netflix, un divorcio millonario, un post en Instagram. Así, Donda es el nuevo álbum de Kanye West pero, sobre todo, es la nueva época de Kanye West. Tal vez la última como músico.
El 10 de diciembre de 2007, Donda West, la madre de Kanye, fallecía tras una operación de cirugía plástica que salió mal. Una década más tarde, el rapero tuiteaba una foto de Jan Adams, el cirujano que llevó a cabo aquella operación, acompañada de un texto en el que le identificaba y preguntaba a sus seguidores cómo creían que debía titular su próximo disco. West afirmaba querer dejar de odiar al médico y poder perdonarle. Ahí está el origen de Donda, un trabajo que de una forma u otra ha sobrevolado la carrera del de Chicago durante casi tres lustros y que, cuando por fin se ha materializado, se ha convertido en un perfecto resumen de lo que ha sido su vida y su obra durante este tiempo.
A finales del pasado julio tuvo lugar en el Mercedes Benz Arena de Atlanta el primer evento de escucha de Donda. Ante un pabellón repleto, West acompañó las canciones del disco con un espectáculo creado junto a Denma Gvasalia, el director creativo de Balenciaga, con quien colabora desde 2015, cuando estando este al frente de la firma Vetements contribuyó con varios diseños a la primera colección de Yeezy, la marca de West. Al final del acto, West decidió quedarse a terminar el disco en las dependencias del pabellón. Durmió ahí durante las dos semanas que transcurrieron hasta la siguiente presentación. Durante ese proceso, se cambiaron canciones, se quitaron y añadieron elementos musicales, aunque también se afinó la puesta en escena y la forma de monetizarla. Aquel segundo evento logró batir el récord de concierto —sin ser exactamente un concierto— con más recaudación de la historia de EE UU: siete millones de dólares (5,91 millones de euros). Eso se logró no solo por las entradas vendidas o la emisión en streaming, la más seguida de la historia de Apple Music (3,3 millones de espectadores), sino sobre todo por la venta de productos asociados con Donda, que nació marca antes de hacerse disco. Para la tercera presentación del entonces aún no concluso álbum en Chicago, West y Gvasalia crearon una reproducción de la casa en la que creció el rapero, incluida su habitación de niño, en una puesta en escena que recordaba a aquella mítica pieza de Tracey Emin de 1998 que replicaba su cama. Al evento fueron invitados dos de los colaboradores de Donda, Marilyn Manson, acusado por abusos, y DaBaby, en la picota por una serie de comentarios sexistas y homófobos. Justo al terminar el espectáculo, la web de la marca estadounidense Gap, con la que el rapero tiene un contrato de colaboración, permitía adquirir en preventa el modelo de cazadora roja que West había lucido sobre el escenario del Soldier Field de Chicago aquella misma noche. Si no hay retrasos, quienes abonen ahora los 180 euros que cuesta la prenda, la recibirán en primavera de 2022. Por el mismo precio, Kanye ha anunciado Kano, un aparato que permitirá al usuario modificar y remezclar los temas del disco. Todo tiene arreglo, incluso estas canciones.
Donda ha tenido una vida igual de ajetreada antes de estar accesible para el público como después. Tras aparecer en las principales plataformas de streaming el pasado domingo 29 de agosto, su autor comentó que su sello, Universal, lo había publicado sin su consentimiento. A pesar de ello, la práctica totalidad de los cortes del disco están en el top 50 de lo más escuchado en Spotify. Jail, uno de los mejores temas del largo y en el que colabora Jay Z, alcanza los nueve millones de escuchas diarias. También están funcionando espectacularmente bien Hurricane, en el que participan Lil Baby y The Weeknd, y que se encuentra muy cerca del Kanye cristiano de Jesus Is King, su anterior disco, y Off The Grid, corte que cuenta con la colaboración del rapero Playboi Carti y que es lo más parecido a un buen tema de Kanye West, aquel genio del hip-hop, que contiene Donda.
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