Arco impulsa a las artistas
Por primera vez, la organización de la feria ha pedido a los participantes que los proyectos dedicados a una sola firma estén protagonizados por mujeres
La edición de Arco, que abrió este miércoles para profesionales, pasará a la historia por muchas cosas que la hacen diferente a las anteriores. El número de galerías se ha reducido casi a la mitad, todo visitante va pertrechado con mascarillas y muchos de los grandes coleccionistas parecen haber optado por permanecer en sus residencias veraniegas. Pero esta edición también será única por algo muy positivo para las mujeres artistas: por primera vez se ha pedido a los participantes que los proyectos dedicados a una sola firma estén protagonizados por ellas, preferencia que también se ve reforzada en la exposición general.
Maribel López, directora de Arco, calcula que puede haber unas 50 creadoras representadas en la feria y reconoce que no ha tenido que insistir demasiado para ello, porque el “reconocimiento a las autoras es algo que va en aumento desde hace tiempo”. Distribuidos por los dos pabellones, los expositores monográficos traen a artistas que trabajan con diferentes soportes y tendencias: Johanna Calle (Moisés Pérez de Albéniz), Dominique González Foerster (Albarrán Bourdais), Fernanda Fragateiro (Elba Benítez), Isabel Villar (Fernández-Braso), Sophie Ristelhueber (Jérôme Poggi), Jessica Stockholder en diálogo con Almudena Lobera (Max Estrella), Rebecca Ackroyd (Peres Projects), Maja Bajevic (Peter Kilchmann) y Alexandra Karakashian (Sabrina Amrani).
Además de destacar en los espacios exclusivos, la piezas firmadas por mujeres se mezclan y extienden por toda la feria. Soledad Sevilla, ante la obra que expone en Marlborough, explicaba momentos antes de la apertura de la feria que, aunque parezca mentira, la iniciativa de animar a los galeristas a exponer obras de mujeres es muy necesaria. “Se ha avanzado mucho, pero ellos siguen siendo más. El número importa y no veo ningún peligro ni arbitrariedad en la medida. Cuando se llegue a la igualdad real, lo mismo hay que volver a hablar. Ahora mismo, es necesario”, remataba la premio Velázquez de Artes Plásticas.
Otra de las presencias más notables de la feria es Carmen Laffón, en Leandro Navarro. La artista sevillana expone cinco esculturas y una pintura inspiradas en las salinas de Sanlúcar de Barrameda, donde ha pasado gran parte del confinamiento. Sus colegas masculinos en este espacio son Chagall, Calder, Picasso y Pablo Gargallo, de quien se muestra un sorprendente desnudo inspirado en un joven Pablo Picasso.
Dos firmas históricas, María Blanchard y Maruja Mallo, brillan una junto a la otra en una galería especializada en nombres clásicos: Guillermo de Osma. De la primera se vende el óleo Mujer con los brazos cruzados (80.000 euros) y de la Mallo, un boceto para su pintura Mujer rubia (48.000).
En el recorrido van surgiendo nombres como Elena Asins (Elvira González), Ángela de la Cruz (Helga de Alvear), Marina Abramović (Krinzinger), Julia Spínola (Heinrich Ehrhardt), Cristina de Middel y García Rodero (Juana de Aizpuru) y Graciela Iturbide (Rafael Ortiz). Pero la estrella del primer día, seguramente una de las más fotografiadas, fue Mandy (2020), de la inglesa Rebecca Ackroyd, en la caseta de la galería berlinesa Peres Projects. Una figura femenina sentada en el suelo a la que la sangre le brota por la boca, el pecho y los muslos. Remite de inmediato al maltrato machista. Pero su sufrimiento tiene que ver con la memoria de haber soportado toda la infancia las conversaciones laborales de los padres, ambos cirujanos en un hospital londinense.
Babelia
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