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El abandono derrota al San Jorge pintado en una ermita de Cantabria

La asociación Hispania Nostra denuncia la desaparición paulatina de un importante conjunto de escenas góticas en los muros de un templo de Ruesga

Pintura que representa a san Jorge, con armadura, lanza y montura, en la ermita gótica de Ruesga (Cantabria).
Pintura que representa a san Jorge, con armadura, lanza y montura, en la ermita gótica de Ruesga (Cantabria).Hispania Nostra
Vicente G. Olaya

En el cementerio del municipio de Ruesga, en Cantabria, se mantiene en pie a duras penas una ermita medieval. El abandono es total, a pesar de que en su interior permanecen unas llamativas pinturas góticas que representan a San Jorge y su dragón, los 12 apóstoles en la Última Cena o un caballero con armadura y montura salvando a su amada, entre otros personajes. Ahora, Hispania Nostra, asociación de defensa del patrimonio integrada en una red internacional, las ha incluido en su Lista Roja, es decir, su inventario que refleja los casi 850 bienes culturales españoles que están a punto de desaparecer para siempre.

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El templo cántabro fue construido en la segunda mitad del siglo XV. Actualmente solo queda la capilla mayor, precedida de un arco apuntado y una bóveda de crucería. En ella se pueden distinguir dos estrellas y un escudo con la flor de lis. A mediados del siglo XVIII se colocó un retablo de madera policromado, de estilo barroco, y se encalaron los muros. Pero el paso del tiempo hizo que el retablo desapareciese y que cayeran los repintes de las paredes, descubriendo entonces las imágenes góticas originales que embellecían el templo. Así volvieron a la luz el santo y su dragón, unas figuras relativas al martirio de San Sebastián y una doncella rescatada por un caballero. La iglesia, dado su estado, fue abandonada para construir otra y sus terrenos se convirtieron en cementerio.

El arqueólogo Enrique Campuzano Ruiz describió en 2013 lo que en aquel momento apreció: “En el muro del testero [el opuesto a la entrada], hacia el lado de la Epístola [a la derecha mirando al altar], sobre un fondo pictórico de falsa sillería, hay una representación de un San Jorge, con armadura y a caballo, alanceando a un dragón del que se conserva la cabeza y la cola, habiéndose desprendido las piedras sobre las que estaba pintado el resto del cuerpo. Encima, hay una figura femenina: doncella de frente, pero con los pies de perfil, calzando borceguíes (…). Se aprecia su juventud en los cabellos largos y dorados y en el propio vestuario blanco de finos pliegues como de seda, que descienden paralelos y se atan con un cinturón. Las manos parecen estar juntas delante del pecho”.

Cementerio y ábside de la ermita de Ruesga, en Cantabria.
Cementerio y ábside de la ermita de Ruesga, en Cantabria.Hispania Nostra

Y continúa: “A su izquierda aparece una ventana por la que se asoma un personaje femenino, y quizás otro masculino, que podría corresponder a los reyes, padres de la doncella (…). Por la posición que ocupa la doncella sobre el dragón, también es posible entender la escena como alegoría de la Virgen, según la visión de San Juan en el Apocalipsis, la mujer vestida de sol a punto de dar a luz, a la que acosa el dragón, que luego será interpretada como la Inmaculada Concepción.”

Igualmente, en el lado del Evangelio, el izquierdo, se representa el martirio de San Sebastián: “Un hombre de perfil vestido al uso medieval, tensa una ballesta cuyas flechas se dirigen hacia una figura semidesnuda que aparece atada delante de un árbol. Sus dimensiones son sensiblemente superiores a las del arquero. Se aprecian algunas flechas clavadas en sus piernas y torso”.

Capilla de la ermita del cementerio de Ruesga (Cantabria).
Capilla de la ermita del cementerio de Ruesga (Cantabria).Hispania Nostra

También sobrevive un friso de 5,50 metros de ancho que representa la Última Cena: “En el centro de la composición se encuentra Cristo, con larga melena, que mira hacia su derecha en actitud de hablar con San Pedro, caracterizado por su cabeza redonda, barba e incipiente calva (…). A continuación aparecen otros cinco apóstoles. A la izquierda de Cristo se encuentra, recostado en su pecho y sobre la mesa, su discípulo amado, Juan”.

Campuzano, que es director del Museo Diocesano, en Santillana del Mar, tilda la situación de “vergonzosa”. “El Obispado, que es el propietario, hace unos cinco años retejó el ábside para evitar que entrase agua en la capilla. Pero no puede llevar a cabo las labores de restauración y de consolidación. Los constructores piden unas cantidades inasumibles. El Gobierno regional no hace nada. Da vergüenza. Todo el mundo mira para otro lado”. Sin embargo, el artículo 36 de la Ley de Patrimonio de 1985 obliga a los propietarios del bien a su mantenimiento, y solo en el caso de incumplimiento “la Administración competente, previo requerimiento a los interesados, podrá ordenar su ejecución subsidiaria”.

Por su parte, Hispania Nostra denuncia que el estado de deterioro progresivo provocará finalmente “el hundimiento de cubierta y grietas en las paredes de la ermita”, mientras que las pinturas terminarán por desaparecer”. La entidad recuerda que ya algunas de ellas nunca podrán ser recuperadas.

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Sobre la firma

Vicente G. Olaya
Redactor de EL PAÍS especializado en Arqueología, Patrimonio Cultural e Historia. Ha desarrollado su carrera profesional en Antena 3, RNE, Cadena SER, Onda Madrid y EL PAÍS. Es licenciado en Periodismo por la Universidad CEU-San Pablo.

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