Gustavo Dudamel, nuevo director musical de la Ópera de París
El venezolano compaginará el cargo durante las próximas seis temporadas con la dirección de la Filarmónica de Los Ángeles, que encabeza desde 2009
Gustavo Dudamel ha sido nombrado este viernes nuevo director musical de la Ópera de París, que llevaba meses cerrando su fichaje. El director venezolano, de 40 años, se convierte así en uno de los primeros latinoamericanos que asumen el liderazgo musical de un gran templo europeo de la ópera. Dudamel, que ha firmado por seis temporadas, compaginará este nuevo cargo en París con la dirección de la Filarmónica de Los Ángeles, que encabeza con éxito desde 2009 y donde en enero renovó su contrato hasta 2026.
El nombramiento se produce a propuesta del nuevo director de la Ópera de París, el alemán Alexander Neef, antiguo discípulo de Gérard Mortier que sustituyó al veterano Stéphane Lissner a finales de 2020. El proceso se originó en 2017, cuando Dudamel desembarcó en la institución para dirigir La Bohème, de Puccini, con controvertida puesta en escena de Claus Guth. Su buena sintonía con la orquesta, conocida por su carácter volcánico, dejó buen recuerdo en la casa. “Cuando me hallé al frente de la orquesta supe haber encontrado mi hogar espiritual para la ópera. Puedo describir cada uno de nuestros ensayos, nuestras funciones. Cuando Alexander me llamó para ofrecerme la posición, no dudé ni un momento en decir oui. Supe que era aquí donde me llevaría el futuro”, expuso Dudamel en una rueda de prensa en París, en la que dijo asumir el reto “con optimismo y regocijo”.
La candidatura de Dudamel —que sustituye a Philippe Jordan, nombrado en 2020 en la Ópera Estatal de Viena— contaba con numerosas bazas, tanto por su perfil estelar como por su soltura en registros distintos. Por su labor en la LA Phil, donde ha estrenado creaciones de John Adams, Philip Glass, Bryce Dessner o Arvo Pärt, Dudamel suele ser más identificado con lo sinfónico, aunque también ha dirigido una treintena de óperas, 13 de ellas en Los Ángeles y cinco en La Scala de Milán. La última ha sido su Otello en el Liceu de Barcelona, cuyas representaciones terminaron este miércoles. El reto del director consistirá en devolver la confianza a una institución en crisis, tanto por las tensiones internas, que incluso han provocado huelgas, como por el mal estado de sus finanzas por la crisis del coronavirus. En 2020, la Ópera de París perdió 45 millones de euros tras la suspensión de 130 funciones.
Eclecticismo y democratización
En este nuevo cargo, Dudamel apostará por alternar clasicismo y modernidad. Fiel a su gusto, el nuevo director alternará los grandes títulos operísticos con numerosos conciertos sinfónicos, nombres incontestables y apuestas por compositores menos expuestos (entre los que no faltarán los españoles y latinoamericanos, según ha confirmado), además de experimentos con artistas de otras disciplinas y músicos pop, como los que ha llevado a cabo estos años en Los Ángeles, donde ha orquestado espectáculos junto a Coldplay, Beck o Katy Perry. Será también la ocasión de tender puentes entre París y Los Ángeles e impulsar alguna que otra coproducción. “Nuestra meta es continuar con los logros del pasado, honrando la extraordinaria historia de la Ópera de París, y al mismo tiempo mirar hacia delante, trayendo a nuevos compositores, coreógrafos y directores. La ópera debe ser también una plataforma para el futuro”, expresó en su presentación en sociedad. Las dos primeras funciones que Dudamel dirigirá serán, pese a todo, menos rompedoras: en su primera temporada en París, se pondrá al frente de un Turandot y de Las bodas de Figaro, una en cada una de las sedes de la Ópera de París, el edificio histórico del Palais Garnier y la fortaleza de la Bastilla, icono arquitectónico del mitterrandismo erigido en 1989. Su contrato estipula que dirigirá “un mínimo de tres producciones líricas o coreográficas por temporada, o más si cabe la posibilidad de programarlas”, según ha precisado Alexander Neef, quien prefirió no hacer pública su remuneración.
A la institución francesa le interesaba el eclecticismo de Dudamel, su voluntad democratizadora y también su pasión pedagógica. Con este nombramiento se produce también una ruptura en términos de cultura y formación musical. Hijo de trombonista y profesora de canto, Dudamel no emerge de los conservatorios europeos, sino que se graduó en el programa educativo venezolano El Sistema —fundado en 1975 por su maestro, José Antonio Abreu— , la reputada organización de orquestas públicas que aboga por un aprendizaje musical gratuito y que hoy forma a unos 300.000 niños. A los 18 años, fue nombrado director musical de la Orquesta Sinfónica Simón Bolívar de Venezuela. De 2007 a 2012 ocupó el cargo de director musical de la Orquesta Sinfónica de Gotemburgo. En 2010, su nombre ya sonó en las quinielas para sustituir a Jesús López Cobos en el Teatro Real de Madrid.
“El arte es futuro. Me comprometo a asegurar la creación de un entorno en la Ópera de París que cultive, acoja, y fortalezca al arte como vehículo para el cambio social”, aseguró Dudamel, que se apoyará en iniciativas para la diversificación del público operístico ya existentes en París, si bien todavía algo tímidas. “Con su apertura y su no conformismo, Gustavo apoyará el proceso de democratización iniciado hace unos años”, le apuntaló Neef. “Esta dimensión social e inclusiva será uno de los símbolos principales de esta nueva era”. El alemán, con quien Dudamel exhibió este viernes una gran sintonía, ya se ha opuesto al uso del blackface en ciertos ballets y acaba de nombrar jefa del coro a la taiwanesa Ching-Lien Wu. El fichaje de Dudamel potencia el nuevo cariz que Neef quiere imponer en su institución, dos meses después de la publicación de un informe interno que denunciaba una flagrante falta de diversidad en sus filas. El director venezolano divide su tiempo entre Los Ángeles y Madrid, donde reside la familia de su mujer, la actriz María Valverde. Ahora tendrán también un pie en París, donde piensan buscar casa en las próximas semanas, antes de que Dudamel asuma el cargo oficialmente a partir del 1 de agosto.
Babelia
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