Aerogeneradores sobre una necrópolis megalítica
Una vecina halla en Galicia túmulos funerarios desconocidos para la Xunta en una zona en la que se tramitan seis parques eólicos, tres de ellos de Greenalia
Mónica Fernández-Aceytuno recorría el pasado 23 de noviembre la zona del Monte do Gato (A Coruña) donde la empresa Greenalia pretende levantar el aerogenerador número 2 de un parque eólico bautizado como Felga cuando, entre eucaliptos, se percató de la existencia de dos promontorios peculiares. Estaban marcados con unas piedras y ubicados cerca de un petroglifo. Su sospecha de que se trata de unas mámoas, los túmulos funerarios del Megalítico propios del noroeste de la península Ibérica, acaba de ser confirmada por los técnicos de la Dirección General de Patrimonio Cultural de la Xunta, que han encontrado otro enterramiento más. La empresa Greenalia, promotora del proyecto, no detectó los vestigios pese a que realizó un estudio arqueológico en la zona.
El hallazgo, a menos de 90 metros del punto donde se levantará la turbina, no sorprende al arqueólogo Antón Fernández Malde, que en la década de los noventa descubrió y documentó la “riqueza tumular extraordinaria” del Monte do Gato. Fue un lugar especial para las comunidades que habitaban Galicia hace 5.000 años, los primeros agricultores y ganaderos de su historia. Y hasta ahora se ha conservado “muy bien”, un milagro que ve en peligro. Pese a formar parte de la Reserva de la Biosfera Mariñas Coruñesas e Terras do Mandeo, en un radio de cinco kilómetros alrededor del Monte do Gato se tramitan en estos momentos seis parques eólicos con 40 molinos de casi 200 metros de altura, todo ello entre los municipios coruñeses de Coirós, Aranga y Oza-Cesuras, según recoge Greenalia en sus estudios. Tres de ellos los promueve esta empresa y dos se ubican en la propia montaña.
El descubrimiento de Fernández-Aceytuno es el fruto de un mes de paseos por el Monte do Gato y muchas noches sin dormir. Esta bióloga, premio Nacional de Medio Ambiente y vecina de estos parajes, dedicó el pasado noviembre a analizar a fondo el estudio de impacto ambiental de 1.300 páginas presentado hace un año por Greenalia para tramitar el parque eólico de Felga. No entendía, esgrime, cómo se podía elegir una Reserva de la Biosfera para levantar este tipo de instalaciones apelando además a las bondades ambientales de las energías renovables.
Fernández-Aceytuno contactó con universidades y consultó con expertos en botánica, en ornitología y también en arqueología, sobre todo cuando el 23 de noviembre halló esos peculiares promontorios muy cerca de un petroglifo, el único resto admitido por el estudio de la promotora eólica. “Por pura curiosidad científica he hablado con todo experto que he podido para comprobar si ese estudio, que en un principio impone y parece fenomenal, era correcto”, explica mientras señala sobre el terreno las piedras que marcan el cono de expoliación de las mámoas, el lugar por el que antiguamente se saqueaban las riquezas que escondían estos enterramientos. “Por las noches leía el estudio y por el día venía a la zona a pasear, comprobar y hacer fotos de todo lo que los aerogeneradores van a hacer desaparecer”.
Además de notificar su hallazgo a la Administración autonómica, Fernández-Aceytuno ha presentado alegaciones al parque eólico solicitando su suspensión mientras la Dirección General de Patrimonio de la Xunta “no realice una prospección arqueológica intensiva” en la que se podrían descubrir otras mámoas y petroglifos inéditos. Defiende que su descubrimiento “es la prueba” de que este trabajo no se ha hecho y siembra dudas sobre la calidad de los informes con los que se están tramitando decenas de parques eólicos en Galicia. “No puede ser que un vistazo mío supere el estudio de unos profesionales”, subraya. “Se dice que los autores de arte rupestre eran como los grafiteros de la época y donde hay petroglifos suele haber varios”, alerta sobre posibles restos megalíticos no inventariados que pueden ser destrozados al paso de la maquinaria de construcción del parque eólico.
La tramitación del complejo de aerogeneradores está todavía en fase de contestación de alegaciones, pero los túmulos ya han sido incorporados por Greenalia a una nueva memoria arqueológica que presentará ante la Xunta, informa la Consellería de Cultura. Este departamento señala que una vez que la promotora presente la memoria y las fichas, estas mámoas “serán tenidas en cuenta a la hora de informar este parque eólico” y “se adoptarán las medidas oportunas para proceder a su protección”. Cultura elude valorar, sin embargo, cómo es posible que la empresa no hallase estos restos en su estudio de campo.
Greenalia atribuye el fallo a que “con posterioridad” a la redacción del proyecto en 2018 “se desbrozó y se limpió la vegetación y matorrales en la zona, lo que permite tener una visión más despejada de toda el área”. En estos momentos, abunda, existe una nueva herramienta (“cartografía Lidar-actualizada 2019”, concreta) “que permite ver el relieve con gran detalle y visualizar más en profundidad el terreno, con lo que los estudios que se realizan en la actualidad son mucho más precisos”. Pese a ello, la compañía añade que no se plantea repetir su investigación en el Monte do Gato.
El arqueólogo Fernández Malde cree que los parques eólicos que se pretenden instalar en la zona destruirán el “contexto” de la necrópolis porque “aunque se conserven los túmulos se alterará el entorno en el que fueron construidos”. También alerta de que los molinos supondrán una “interferencia visual” para el santuario rupestre de Pena Furada, que él mismo descubrió en 1986 y que ahora es Bien de Interés Cultural (BIC). Se trata de un petroglifo que representa a una mujer con una vulva de gran tamaño, labrado en la roca de una atalaya con vistas al Monte do Gato para rendir culto a la diosa de la fertilidad Nabia. “Ese emplazamiento fue deliberado, para ser visto y también para ver”, advierte. “Si se altera el Monte do Gato con parques eólicos, se alterará también Pena Furada”.
Babelia
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