Bienvenidos a la batalla de ideas entre el revolucionario y el marqués
Luis Luque dirige en Madrid un sensual montaje de ‘Marat-Sade’, de Peter Weiss
Peter Weiss dejó varias advertencias acerca de Marat-Sade, su obra cumbre y uno de los textos dramáticos más impactantes del siglo XX. El autor alemán (1916-1982) señaló que el sentido de esta obra (estrenada en Londres por Peter Brook, en 1964) estaba en la propia obra, que nadie buscara moralejas, que no había intención de explicar nada más. Apuntó además que todo se podía quitar y cambiar, excepto los diálogos escritos por él entre Jean-Paul Marat y el marqués de Sade: esa formidable y tensa batalla de ideas, pocos años después de la Revolución Francesa (1789), entre el revolucionario francés, defensor de la violencia y lo colectivo, y el aristócrata partidario del nihilismo y el individualismo.
A partir del próximo martes, 19 de enero (el estreno previsto para esta semana se ha retrasado por el temporal de nieve en Madrid), la sala Fernando Arrabal de las Naves del Matadero se convertirá en una gran casa de salud mental, el sanatorio de Charenton, lugar donde se sitúa esta obra. Ocurre un 13 de julio de 1808: un grupo de pacientes representa una función de teatro, a las órdenes del marqués de Sade, en torno al asesinato en una bañera de Marat, el periodista y político que abrazó el terror y la violencia de la Revolución Francesa. Weiss tomó elementos reales, como las veladas teatrales que organizaba el marqués de Sade en Charenton y la muerte de Marat a manos de Charlotte Corday, una joven girondina, y los convirtió en ficción para dar lugar a uno de los grandes textos clásicos de la dramaturgia europea. Luis Luque dirige este nuevo montaje, con la traducción que hizo Miguel Sáenz para la función de Miguel Narros en 1994, con un elenco formado por 13 actores, entre ellos Nacho Fresneda, como Sade, y Juan Codina, como Marat.
En una atmósfera sensual y excitante, con una lumínica extraña, imágenes pictóricas y realistas de la época, música en directo y unos actores que se expresan a través de su cuerpo, el público, colocado a tres bandas, abrazando el escenario, asistirá a una obra de teatro dentro del teatro, con los locos pacientes seduciéndole, mirándole y provocándole. “Es un lugar donde más a flor de piel juegan las pasiones y los instintos, donde las ideas y la carnalidad se unen”, asegura Luque, director adjunto del Teatro Español, para quien la grandeza de esta obra reside en las contradicciones que genera, en las convulsiones internas y personales entre el sentido colectivo y el individualismo, entre la vida y la muerte, en la dualidad en la que cada uno se reconoce.
“Es un texto completamente humano que habla de la guerra para hablar de la paz. Me ha hecho trabajar en la duda qué es lo más interesante, porque te obliga a no posicionarte de una manera intransigente o sectaria. Marat-Sade nos invita a reflexionar sobre el hecho de que vivir en la contradicción puede ser positivo, que no hay que temer a nuestras contradicciones, que debemos de atender a esas tensiones que nos producen porque es la manera de que podamos acercarnos los unos a los otros. Creo que me ha salido un montaje más vital y menos oscuro de lo que yo esperaba”, asegura el director, quien antes de un ensayo, celebrado en una sala del Matadero, se dirigió a los actores con estas palabras: “Hace mucho frío fuera, pero aquí vamos a calentar los corazones y el espíritu. A la oscuridad le gana siempre la luz. Os invito a convocar el ritual y el hecho poético con furia y vigor”.
Es precisamente la poesía, en el tiempo y el espacio, que destila el texto la que ha sido la obsesión de Luque a la hora de abordar esta función, que ha contado con la visión del coreógrafo israelí Sharon Fridman. “Todo el ritual y la liturgia teatral está al servicio de la poesía y la filosofía de la obra de Weiss, cuya fuerza es tremenda. Marat-Sade es una obra más filosófica que política. Quizás porque a mí me interesa más la filosofía, que tiene que ver con el ser, frente a la política, que tiene que ver con el hacer”, proclama.
El accidentado estreno de 1968
Fue Adolfo Marsillach quien en 1968 estrenó en España, en plena dictadura franquista, el 'Marat-Sade', de Peter Weiss. La función, en la que el propio Marsillach interpretaba al marqués de Sade frente a José María Prada, en el papel de Marat, junto a jóvenes estudiantes, como Jose María Pou, fue todo un acontecimiento político y teatral. La versión la firmaba Salvador Moreno Zarza, seudónimo bajo el que se ocultaba Alfonso Sastre. La obra se estrenó en el Teatro Español de Madrid, el 2 de octubre de 1968, donde estuvo en cartel tres días, durante los cuales se produjeron diversos incidentes. Tras las agitadas representaciones en Madrid, el día 11 de ese mes fue el Teatro Poliorama, de Barcelona, donde hizo temporada hasta enero del siguiente año. El fin de las representaciones fue decidido por el propio Weiss como protesta por el estado de excepción decretado por Franco tras el asesinato por las fuerzas policiales del estudiante Enrique Ruano. En la imagen, el montaje de 'Marat-Sade' de Marsillach, en el Teatro Español, en Madrid.
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