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Ocho millones de dinero público por un museo que solo abrió dos horas

Una sentencia condena al Ayuntamiento de Málaga a pagar 1,8 millones de euros más por un centro cultural inaugurado y clausurado el mismo día de 2012

Interior del museo de las gemas de Málaga el 17 de enero de 2012, el día antes de su inauguración.
Interior del museo de las gemas de Málaga el 17 de enero de 2012, el día antes de su inauguración. JULIÁN ROJAS

En su afán por convertir a Málaga en la ciudad de los museos, el Ayuntamiento apostó en 2006 por convertir el edificio que acogía la antigua Tabacalera en un gran centro cultural. Invirtió 20 millones de euros en remodelar el inmueble y apostó por colecciones privadas. Una de ellas iba destinada a ofrecer “la mayor exposición de piedras preciosas hasta ahora exhibida en todo el mundo”, como aún indica su web. El 18 de enero de 2012, el Museo de las Gemas abrió sus puertas, pero lo hizo con unas cuantas vitrinas vacías, sin permisos o medidas de seguridad. La Policía Local y los bomberos clausuraron el recinto apenas dos horas después. Fue para siempre. La clausura supuso la puntilla a un tira y afloja entre el consistorio y la empresa promotora del proyecto, Royal Collections, que ya había recibido 5,6 millones de euros de las arcas municipales en concepto de canon. Ahora, el Ayuntamiento debe pagar 1,8 millones más tras una sentencia que reconoce que la empresa debía también cobrar las cantidades correspondientes a 2011 y el primer trimestre de 2012. En total, contando los intereses, la cifra ronda ya los ocho millones de euros.

“El proyecto nos ha dado suficientes dolores de cabeza estos años y no es para estar contentos”, reconocía el alcalde, Francisco de la Torre, en 2017. Lo hacía en la novena sesión que cerraba una comisión de investigación municipal cuyo objetivo era saber el porqué del fracaso. Eso sí, no aclaró prácticamente nada. Prevista inicialmente su apertura en 2008, dificultades en las obras de adaptación del inmueble —obtenido por el municipio tras un convenio con Altadis en 2002— retrasaron la inauguración a 2010 y, más tarde, a 2012. Aquel 18 de enero se cumplía el plazo impuesto por el municipio para que se iniciara el proyecto expositivo tras la recepción del edificio 120 días antes. Royal Collections —desde donde se asegura que aquel día sí había tapices y gemas en las salas— abrió en precario y gratuitamente. Para entonces ya había solicitado la rescisión del contrato municipal porque entendía que estaba sufriendo pérdidas debido a las demoras.

La firma fue acumulando más denuncias con el paso del tiempo. Primero contra la decisión —un día después de la fallida apertura— de la Junta de Gobierno Local de romper el acuerdo (el Ayuntamiento también exigía la devolución de la cantidad porque no se había iniciado la actividad museística). Segundo, porque entendía que los trabajos de remodelación del edificio no estaban culminados, de ahí que no hubieran podido abrir el museo y tampoco existiera incumplimiento de contrato. Hubo intentos de aproximación en hasta una docena de reuniones, pero las posturas nunca se acercaron. En mayo de 2012 la empresa devolvió las llaves del edificio y tomó la vía judicial como única salida.

El proceso ha sido largo y farragoso. La propia jueza que lo ha resuelto, Asunción Vallecillo, titular del juzgado de lo contencioso-administrativo número 1 de Málaga, ha destacado en su sentencia la acumulación de más de 20.000 folios y 52 tomos entre expedientes administrativos y documentación aportada por las partes en un caso que se ha alargado ocho años. La magistrada subraya las “malas relaciones entre las partes” y declara la resolución del contrato que unía al Ayuntamiento de Málaga y Royal Collections. Eso sí, destaca que la dos “han contribuido a la frustración” del documento firmado porque las causas del desacuerdo no son imputables a solo una de ellas. También responde negativamente a la petición de la empresa de percibir 4,8 millones de euros más por los daños y perjuicios ocasionados.

“Estamos estudiando si recurrir la sentencia”, ha apuntado De la Torre al ser preguntado por la cuestión, momento en el que se ha acordado de Miguel Ángel Cortés, exsecretario de Estado de Cultura en el gobierno del popular José María Aznar entre 1996 y 2000. Fue él quien le aconsejó la puesta en marcha de un proyecto avalado entonces por el Ministerio de Cultura, que en aquella legislatura dirigieron Esperanza Aguirre y Mariano Rajoy, e hizo las gestiones para que el regidor y Alcaraz se conocieran, cobrando 39.000 euros por ello, según destapó la comisión de investigación municipal. “No estoy muy agradecido a aquella idea”, ha reconocido el alcalde de Málaga que, eso sí, cree que el fracaso del Museo de las Gemas finalmente fue una oportunidad: el edificio de Tabacalera acoge desde 2015 un proyecto de mayor relevancia internacional, el Museo Ruso, así como el Museo Automovilístico y de la Moda desde 2010, además del Polo de Contenidos Digitales —un acelerador de proyectos tecnológicos— desde verano de 2017.

Fulgencio Alcaraz, responsable de Royal Collections, ha asegurado a EL PAÍS que la dirección de la empresa se reunirá este viernes para analizar la sentencia, pero ha declinado opinar sobre ella hasta que culmine el plazo de 15 días que el Consistorio malagueño tiene para recurrirla. Daniel Pérez, líder del PSOE en Málaga, ha tildado la operación como una “irresponsabilidad, despropósito y el mayor fiasco del gobierno del Partido Popular” y ha solicitado “explicaciones” sobre lo ocurrido, valorando incluso solicitar la celebración de un pleno municipal extraordinario para “depurar responsabilidades”.

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