La Biblioteca Nacional conservará todo videojuego producido por la industria española
La institución acuerda con asociaciones del sector sumar también a su depósito los títulos ya publicados
La Biblioteca Nacional ha decidido que todo videojuego que produzca la industria española del sector tenga tanto derecho a su conservación y consulta como cualquiera de los libros que publica la industria editorial; que a la saga del clásico Commandos, por ejemplo, se le otorgue la misma carta de respeto que a las obras completas de Mario Vargas Llosa. Es una de las decisiones que se han tomado en la reunión celebrada este martes en la BNE con representantes del videojuego nacional. "Tenemos en depósito unos 600 títulos, pero la novedad de este soporte y el que la ley de Depósito legal, de 2011, no los nombrara, han motivado que no tuviéramos toda la información. Por ejemplo, la Biblioteca Nacional de Francia tiene unos 18.000", ha dicho a EL PAÍS por teléfono la directora de la BNE, Ana Santos.
“Precisamente por ello hemos propuesto al Ministerio de Cultura una reforma de la legislación para que los productores de videojuegos tengan claro que deben depositarlos en la BNE", ha añadido Santos. Para demandar esa colaboración, la directora se ha reunido con la Asociación Española de Videojuegos (AEVI), la Asociación de Usuarios de Informática Clásica (AUIC) y la Asociación Española de Empresas Productoras y Desarrolladoras de Videojuegos y Software de Entretenimiento (DEV), con la presencia de un representante del Ministerio de Cultura, ya que coordina la Mesa del Videojuego. Estas asociaciones se han comprometido a depositar desde ahora en la BNE los juegos que saquen al mercado. La forma en que se articulará esta colaboración vendrá fijada en un próximo “convenio”, señala la BNE.
Hasta ese momento, la primera tarea es “identificar” todos los títulos publicados hasta ahora en España, para dilucidar cuales están ya depositados en la BNE y cuales deben sumarse a esta lista. Para ello, las asociaciones del sector ofrecerán sus bases de datos a la BNE. “Muchos son formatos digitales, no solo físicos, y tanto unos como otros necesitan distintos modelos de consola para tener acceso a ellos", ha indicado Santos. Para ello, las asociaciones han ofrecido implicarse en “la adquisición de equipamiento que permita la reproducción de videojuegos actuales o pasados” en las salas de la BNE. Esto no significa que la Biblioteca Nacional vaya a convertirse en un espacio de disfrute de los videojuegos. "Estarán disponibles, como en el resto de colecciones, para su consulta e investigación. Ya hay muchas tesis sobre lo que el videojuego significa, sobre todo en cuanto al impacto sociológico".
La reunión de este martes quizás sirva para también para superar el debate de si los videojuegos son cultura o un mero entretenimiento. "Somos conscientes de que es un patrimonio cultural", zanja Santos. "El videojuego genera creación y cultura y la Biblioteca Nacional debe conservar todos aquellos soportes que la generan". ¿También los que puedan tener contenidos de violencia extrema o sexismo? "De todo lo que recibimos no hacemos discriminación porque es lo que se publica. Incluso esa clase de materiales puede ser materia de estudio para investigadores", agrega.
Mención aparte merecen los datos de esta industria, que demuestran su pujanza. El comunicado de la BNE apunta que “el videojuego es la industria cultural con mejores perspectivas de crecimiento a nivel mundial y de creación de empleo cualificado”. Así, en España hay 455 empresas que se dedican al desarrollo y producción de videojuegos y en 2018 la facturación del sector superó los 1.500 millones de euros, el 23% más que en 2017, según el último Anuario de la AEVI. Los números sitúan a España como la novena potencia mundial en consumo, con una comunidad de usuarios que supera los 16 millones. En cuanto al empleo directo, el Libro Blanco de desarrollo español de videojuegos, promovido por la DEV, señala que en 2017 había 6.337 profesionales, el 16,5% más que en el ejercicio anterior.
Babelia
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