Ricky Gervais escandaliza a los Globos de Oro con chistes sobre pederastia, sexo y suicidios
El presentador, que vuelve por quinta vez al frente de la gala, ofrece un polémico monólogo inicial y bromea incluso sobre el "parrús" de Judi Dench
El menú de los Globos de Oro 2020 preveía guisantes, zanahorias y risotto de champiñones. El pescado, incluido en un primer momento, fue eliminado de la selección final hace días: así, los premios pudieron presumir de su primera edición vegana. Pero, a cambio, la gala se entregó al presentador más carnívoro: el feroz Ricky Gervais volvía por quinta vez al frente de la ceremonia. Y, ya desde su monólogo inicial, se lanzó directo a la yugular de nominados y demás estrellas. Fue, además, subiendo su apuesta. Empezó llamando “Baby Yoda” a Joe Pesci; y terminó con una broma de contenido sexual extremo sobre un icono como Judi Dench. El show, en realidad, empezó incluso antes de la gala: "Me parece una idea genial que 800 personas quieran salvar el planeta y acudan, cada uno en su limusina, a tomar algo vegano".
La víspera, el presentador invitó a los espectadores a tomar un trago cada vez que a un divo se le quedara cara de querer pegarle un puñetazo. De respetar su consigna, se corría el riesgo de acabar borrachos tras apenas 15 minutos. “Es mi última vez [en la gala]. ¿Qué más da? Aunque en realidad nunca me ha importado”, arrancó Gervais. Y continuó: “Kevin Hart fue despedido en los Oscar [el año pasado] por sus viejos tuits ofensivos. Qué suerte para mí que la Asociación de la Prensa Extranjera de Hollywood no entienda inglés”.
Por si no quedara claro el mensaje, Gervais se adentró de inmediato en un auténtico campo minado. “Algunos de los mejores directores del mundo en la sala, y todos tienen terror de Ronan Farrow”, dijo. El hijo de Woody Allen y Mia Farrow publicó varios artículos en 2017 en The New Yorker que contribuyeron a destapar el escándalo por los presuntos abusos sexuales de Harvey Weinstein a decenas de actrices. Justo este lunes el productor que fue una suerte de dios de Hollywood se enfrenta al primer juicio por estas denuncias. Gervais, que no citó directamente a Weinstein, aprovechó el nombre de Ronan Farrow para otro salto atrevido: “Por cierto, este año ha habido muchas películas de pervertidos: Leaving Neverland [el documental sobre Michael Jackson], Los dos papas…”.
A partir de ahí, el presentador disparó contra la industria en general. Les soltó a los invitados: "Si el Isis creara un portal de streaming, llamaríais todos a vuestros agentes". Sostuvo que las películas y los cines ya no le importan a nadie, que ya todos “solo ven Netflix”. Él mismo protagoniza en la plataforma online el monólogo cómico Humanity y la serie After Life. A propósito de la segunda, Gervais relató que tendrá una segunda temporada y, por tanto, su personaje no se ha suicidado. “Al igual que Jeffrey Epstein”, dijo a continuación. El auditorio escuchaba entre asombrado y escandalizado: el magnate, acusado de estar involucrado en una trama de pederastia, fue hallado muerto el pasado 10 de agosto en su celda. Y Gervais debió de percibir ciertos murmullos: “Callaos. Sé que era amigo vuestro, pero no me importa”.
A partir de ahí, el presentador aprovechó las críticas de Martin Scorsese a las películas de Marvel para reírse de él: “Dijo que esos filmes son como parques temáticos, pero es demasiado bajo para que le dejen subirse a las atracciones”. Y, una vez que tenía en su diana al director de El irlandés, disparó un dardo doble: contra la duración de la película y contra otro de los invitados y su pareja. “Leonardo DiCaprio estuvo en el estreno del filme y al final su novia ya era demasiado mayor para él”, afirmó.
El monólogo generará, cómo no, polémicas. En el fondo, la propia elección de Gervais para la gala ya las causó. Algunos han agradecido el regreso de un provocador libre, en tiempos de corrección política. Otros lo han considerado como una vuelta al pasado, un paso atrás en el camino hacia una industria del cine más moderna. El medio online Vox publicó en los días previos un largo artículo que repasaba el “largo declive” de Gervais: en el texto, se desmonta al presentador, se insinúa que siempre aplica el mismo esquema a sus chistes y se le echan en cara sus bromas sobre la transexual Caitlyn Jenner, los niños autistas o los abusos sexuales.
Difícilmente al presentador le importe. Su fórmula se resume en un momento de su espectáculo Humanity: sostiene que vale todo, incluido un chiste sobre las víctimas de pederastia. El criterio fundamental y único es “que sea divertido”. He aquí un tipo dispuesto a bromear sin escrúpulos sobre cualquier tema sensible. Cuantas más espinas encierra un asunto, el entusiasmo de Gervais se dispara proporcionalmente. Precisamente por ello, algunos le adoran y otros le desprecian.
El chiste del presentador sobre Judi Dench, que cerró su monólogo, parecía hecho para que ambos bandos se reafirmaran. En referencia al papel de la mítica actriz en Cats, película destruida por las críticas, aseguró: “Nada le gusta más que tumbarse en la alfombra, estirar su pata y lamerse el parrús”. Acto seguido, reiteró: “Es la última vez que presento. ¿Qué más da?”. A esas alturas, para muchos, ya era una certeza.
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