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Un embrollo empresarial arruinó una obra de Palacios

Un juez cede a un Ayuntamiento gallego un pabellón termal del arquitecto por su grave deterioro en manos privadas

Sonia Vizoso
Miembros de la plataforma vecinal SOS Fonte de Troncoso limpian el edificio de Antonio Palacios en una imagen cedida.
Miembros de la plataforma vecinal SOS Fonte de Troncoso limpian el edificio de Antonio Palacios en una imagen cedida.SOS Fonte de Troncoso

El manantial de aguas medicinales que un día alivió los achaques de Emilia Pardo Bazán y Benito Pérez Galdós lleva años atrapado en la ruina arquitectónica y también financiera. La Fuente de Troncoso, de la que nació hace 150 años el balneario gallego de Mondariz, fue honrada con el genio de Antonio Palacios a principios del siglo XX. En la ribera del río Tea y a solo 20 kilómetros del municipio de O Porriño (Pontevedra) donde nació en 1874, el arquitecto abrigó la surgencia con un pabellón termal que está hoy en un estado de conservación “deplorable”, según sentencia el Colegio de Arquitectos de Galicia. Propiedad de una empresa quebrada y en liquidación, un juez de lo mercantil acaba de forzar su cesión al Ayuntamiento de Mondariz Balneario para que, por fin, sea rehabilitado.

La intervención judicial que pretende salvar la obra de Palacios llega gracias a la lucha de una plataforma ciudadana que, de paso, ha logrado desenredar la madeja empresarial en la que estaba atrapado el edificio. El colectivo SOS Fonte de Troncoso surgió de la indignación provocada por el derrumbe interior que sufrió uno de los edificios del complejo a principios de abril de 2019. Agotada por la falta de cuidados, se vino abajo la cubierta de teja que cubría la planta donde se embotellaban las aguas medicinales, un remedio que cruzaba el Atlántico para venderse en las farmacias del continente americano. La construcción está catalogada, ostenta un grado de protección integral y la legislación gallega adjudica a la Xunta su tutela.

Aquel desplome fue para los vecinos la “gota que colmó el vaso” de un abandono que arrancó hace unos 15 años, cuenta Alberte Reboreda, arqueólogo y portavoz de SOS Fonte de Troncoso. La obra de Palacios fue incluida en la Lista Roja del Patrimonio de la organización Hispania Nostra por la “amenaza de ruina total”. “Estamos hablando de un bien cultural protegido, no de un bien renovable. Si se viene abajo, lo perdemos. No puede ser que la Administración no obligue a los propietarios a cumplir con sus obligaciones o lo haga ella misma de forma subsidiaria”, esgrime Reboreda. La plataforma recabó informes de diferentes instituciones y acudió a la Valedora do Pobo, institución gallega equivalente al Defensor del Pueblo.

La Valedora pidió cuentas a la Xunta, que, a su vez, comunicó la apertura de un expediente sancionador a quien constaba en el catastro como propietaria de la fuente: la empresa Balneario de Mondariz. Esta firma, sin embargo, desveló que no era la dueña del edificio y que la auténtica titular es Fuentes Capital, SA, una sociedad en liquidación y que entró en concurso de acreedores en 2011. Alertado del asunto, el juzgado de lo mercantil número 5 de Madrid que lleva este proceso descubrió que el edificio de Palacios ni siquiera había sido incluido en el concurso y ahora ha dictado un auto en el que cede su propiedad al Ayuntamiento para que proceda a su rehabilitación.

Este embrollo empresarial ha demorado el rescate de la Fuente de Troncoso. Lo admite Javier Solano Rodríguez-Losada, el empresario que resucitó en los ochenta el Balneario de Mondariz del que sigue siendo accionista. Agobiado por las deudas y convencido de que él era el propietario de la Fuente de Troncoso, Solano intentó hace varios años ceder el complejo al Ayuntamiento de Mondariz Balneario porque no tenía dinero para conservarlo en condiciones: “En ningún momento hubo el más mínimo interés en no conservarlo. Le ofrecí al alcalde regalarle la fuente y llegué a firmar la donación. Pero cuando el secretario del Ayuntamiento empezó a poner los papeles en orden, me dijo: ‘Oiga, ¡que esto no es suyo!”.

Solano atribuye la confusión a que hacia 2009 el edificio de Palacios se coló sin pretenderlo en una “transferencia” de bienes que hizo a su empresa Fuentes Capital y quedó atrapado en el concurso de acreedores que esta sociedad declaró en 2011. También “por error”, prosigue, se dividió la propiedad en varias partes, por lo que la parcela en la que está la obra del arquitecto ha acabado en manos de una firma ajena a él llamada Orgamarket, mientras que la dueña del derecho de aprovechamiento de las aguas es Balneario de Mondariz, según el auto judicial. El juez critica el silencio de las empresas durante estos años: “Por las razones que sean, Balneario de Mondariz, SA lo ha callado y la concursada, Fuentes Capital, SA lo ha ocultado”.

El alcalde de Mondariz Balneario, que lleva 37 años gobernando un municipio de 600 habitantes y 2,4 kilómetros cuadrados, el más pequeño de España, niega haber mirado para otro lado mientras la obra de Palacios languidecía. “Yo antes de que cayera el tejado [en 2019] vi que iba a pasar y pedí que me lo dieran a mí para repararlo. No se me dio y pasó lo que pasó. Todo el mundo me echa la culpa pero yo avisé”, resume José Antonio Lorenzo, del PP, reacio a entrar en detalles sobre esas gestiones municipales.

El regidor aboga por “no hacer ruido” sobre el asunto y defiende al empresario Javier Solano porque “se comportó como un caballero” cuando hace más de 30 años recuperó el Balneario de Mondariz. “Se equivocó dándole a unos señores la fuente, pero por un error no hay que hacer leña del árbol caído”, propugna. Defiende que el inmueble de Palacios ha de ser rehabilitado “tan pronto” se ejecute la cesión porque el municipio “vive del turismo”, pero ya advierte de que tampoco será “fácil”: “Tiene que pasar por Patrimonio [de la Xunta] pero también por la Confederación Hidrográfica porque está pegado al río Tea”.

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Sobre la firma

Sonia Vizoso
Redactora de EL PAÍS en Galicia. Es licenciada en Periodismo por la Universidad de Santiago. Lleva 25 años ejerciendo el oficio en la prensa escrita y ha formado parte de las redacciones de los periódicos Faro de Vigo, La Voz de Galicia y La Opinión de A Coruña, entre otros. En 2006 se incorporó a El País Galicia.

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