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Cazzu: “El reggaetón está lleno de machismo, pero el público y el periodismo que se dedica a juzgarlo, mucho más”

La artista argentina, coronada como reina del ‘trap’ latino, lanza el disco ‘Una niña inútil’, dedicado a la escritora feminista Alfonsina Storni

Cazzu, en una imagen de promoción.
Cazzu, en una imagen de promoción.FRANCO

Hace tiempo que la música argentina Julieta Cazzuchelli, Cazzu (Ledesma, 26 años), brilla con luz propia. Pasó de estar apadrinada por megaestrellas como Bad Bunny o J Balvin a ser coronada como reina del trap latino, y la medida de su éxito en redes saltó de miles a millones. Hoy suma más de siete millones de seguidores en Instagram y a nadie le sorprende que su último vídeo alcanzase dos millones de visualizaciones en YouTube en un solo día.

Miedo es el single de un nuevo disco grabado en pleno confinamiento (Una niña inútil, Universal Music) y, como el resto de canciones del álbum, lleva el título de un poema de Alfonsina Storni (1892-1938), leyenda de la literatura y la lucha feminista a la que Cazzu ha querido rendir homenaje. “La primera vez que supe de ella fue por la canción de Félix Luna Alfonsina y el mar y recuerdo que cuando se hablaba de ella lo hacía como si fuese una leyenda”, explica desde su hogar en Palermo (Buenos Aires).

Así que una figura internacional de la música urbana, el género joven por excelencia, rememora una pieza popularizada por Mercedes Sosa, y versionada en España por el cantautor Pedro Guerra, en honor a una poeta de hace un siglo. ¿Qué le diría Cazzu a quienes rechazan cualquier manifestación cultural del pasado por considerarlas viejas? “¡Qué pena lo que se pierden! Me da mucha ilusión pensar que alguien pueda encontrar lo que yo, sentir lo que sentí y dejarse educar por ella. Pero, honestamente, es una decisión de la gente. Yo propuse una puerta hacia ella y en ellos estará entrar o no”, responde.

Antes de despedirse del mundo con su poema Voy a dormir, ahogando su vida en el Mar del Plata tras años de lucha contra un cáncer, Alfonsina Storni fue referente de las letras y la lucha por los derechos de la mujer. Tiene en común con Cazzu una obra envuelta en seducción que, si pisas en falso, te suelta un zarpazo. “Es lo que aprendí de Alfonsina: pelear mientras inventas historias”, afirma con orgullo. “Ella puede ser todas, todos, la tonta, la que todo sabe, la que no quiere, la que sí. Su versatilidad sin prejuicio es lo que destaco, tanto en su arte como en su militancia”.

En opinión de Cazzu, el lugar otorgado socialmente a la mujer “aún es frágil y prematuro". "Pero seguimos adelante”, dice. Comparte su experiencia personal como víctima de agresiones machistas y explica: “Los ataques de violencia de género que me tocaron vivir fueron persecuciones y acosos, pero yo era más joven y el movimiento feminista no estaba tan sólido aún para confiar en que si yo denunciaba no iba a empeorar los resultados con mi acosador”. Lejos del discurso simplista que arremete contra el reggaeton como único estilo musical machirulo, argumenta: “Reggaetoneros, cantantes de baladas, salseros o cantantes de corridos han utilizado mal su poder para ejecutar acciones que aborrecemos”. Y añade: “El género está lleno de machismo, pero el público y el periodismo que se dedica a juzgarlo, mucho más”.

Empoderamiento y amor romántico

La letra de Miedo hace referencia a “alguna de esas perras” y Romance de la venganza propone “ser como una zorra”, resignificando así palabras usadas habitualmente como insulto femenino. “Autodenominarse perra, puta, etc, es una forma de dejar claro que nadie se mete conmigo. Y tal vez, en algunas ocasiones, lo libre que somos; que hacemos lo que nos da la gana con nuestro cuerpo y ganamos nuestro dinero como más nos gusta”, reivindica Cazzu. Una conquista que, según ella, no está reñida con el amor romántico: “Disociamos el amor del empoderamiento y, para sentirnos fuertes, creamos a una mujer desalmada que no quiere amar, pero el amor no debe derrocar al empoderamiento”.

Con un giro total al r&b y ninguna intención de adaptarse a los caprichos del mercado, la conocida como “niña emo” que creció con bandas estadounidenses como Good Charlotte o Linkin Park (“vestía de negro y escuchaba Avril Lavigne y Daddy Yankee a la vez”) ha grabado un disco realmente asequible con una voz que luce más que nunca y un buen puñado de canciones radiables. “El r&b en español es tanto y se conoce tan poco, sobre todo en España: canciones hermosas como Body, de Alizzz (con Pedro); Apaga la luz, de Jesse Baez; Aunque me digas que no, de Zheit, o toda la música de mi amigo Maikel Delacalle. O, un poco más latino, Lyanno”.

Las restricciones impuestas por la pandemia no le han impedido contar con artistas de este lado del Atlántico como Choclock y Lex Luthor (producción) y Dano (voces y composición). “Son personas súper comprometidas con el arte, lo aman y respetan como yo, eso fue lo que más me hizo desear que me ayudaran”.

Sobre lo que depara el futuro, Cazzu está menos segura. “Tengo tantas dudas e información en mi cabeza sobre todo esto que ni siquiera puedo contestar sin divagar. No sé qué nos deparará, pero trato de estar calmada viviendo bien, tratando de generar burbujas musicales para la gente en un momento tan difícil. Una niña inútil es una invitación a un viaje, a irse aunque sea un rato de este mundo que estamos destruyendo y que encima es el único que tenemos”.

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