Teddy Bautista: “Todos los acuerdos en la SGAE los tomábamos entre los ejecutivos y las personas de confianza”
El expresidente relativiza ante el juez su poder real en la presunta trama de desvío de fondos en la entidad por la que fue detenido en 2011 y ahora declara como acusado
Se llevó varios papeles, una tableta y un libro que, en algunos momentos, sacudió como los profetas con las sacras escrituras: el texto refundido de la Ley de Propiedad Intelectual. Por lo demás, esta mañana Eduardo Teddy Bautista se encontraba solo. Ante el micrófono, el juez y las preguntas del fiscal. Pero el expresidente del consejo de dirección de la SGAE dedicó su declaración a demostrar que, en realidad, nunca ha dejado de estar acompañado. “Todos los acuerdos en la entidad los tomábamos entre los ejecutivos y las personas de confianza”, afirmó.
La investigación sostiene lo contrario: entiende que las decisiones se producían “según sus designios” y le acusa de “autorizar, consentir e impulsar una sofisticada estratagema para derivar masivamente fondos de la SGAE”. Tanto que se enfrenta a siete años de cárcel y una multa de 135.000 euros, por presunta apropiación indebida o, alternativamente, administración desleal. Le acompañan nueve imputados más, incluido José Luis Rodríguez Neri, supuesto cabecilla de la trama, para quien el fiscal pide 12 años y medio de cárcel. Entre todos generaron presuntamente un perjuicio a la entidad de 47,6 millones. Aunque la propia SGAE no lo comparte: pasó de ejercer como acusación particular a retirarse de la causa y defender la tesis de los imputados.
Nueve años y tres meses después, el expresidente se sentó en el banquillo de la sección segunda de la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional, en San Fernando de Henares, para contar su verdad. Llevaba esperando desde aquel 1 de julio de 2011, cuando la Guardia Civil cerró su largo reinado en la SGAE y se lo llevó detenido.
“Cada año la entidad somete al Ministerio de Cultura sus actas y auditorías. Nunca nos pusieron el menor inconveniente a cómo se hacían las cosas”, defendió Bautista. En todo caso, para él, se hacían muy bien. Anticorrupción cree que se organizó una trama fraudulenta para desviar millones de la SGAE hacia su filial digital, SDAE, creada en 2000 y dirigida por Neri, y a varias empresas tapadera por servicios que no se producían o se pagaban demasiado. Bautista, sin embargo, afirma que aquel proyecto no solo se realizó, sino que supuso una revolución tecnológica, aplaudida por otras entidades europeas: “Fue pasar literalmente del siglo XVIII al XXI”.
Cada año la entidad somete al Ministerio de Cultura sus actas y auditorías. Nunca nos pusieron el menor inconveniente a cómo se hacían las cosasTeddy Bautista
El expresidente aseguró que conoció a Neri en los setenta y que ya colaboraba con la SGAE desde antes de que él asumiera el poder. El fiscal insinuó, a golpes de documentos, sospechas sobre el ascenso del empresario dentro de la entidad: desde la firma de un contrato con la empresa de la que era gerente, Microgénesis, en los noventa, hasta que, en mayo de 2000, fue nombrado director general y único empleado de SDAE, la sociedad llamada a liderar el futuro digital de la entidad. Anticorrupción subrayó las formulaciones ambiguas de las actas de varias reuniones de la junta directiva, como por ejemplo: “Se ha pensado que el coordinador de esta SGAE digital sea don José Neri”.
Para el fiscal, no hay nada impersonal: decidía Bautista, sin dudas ni controles. Ni siquiera después de que los tribunales declararan la nulidad absoluta en la constitución de SDAE —aunque los propios denunciantes no pidieron la ejecución de la sentencia—. En 2005 Neri sumó también el puesto de nuevo director de sistemas de la SGAE. Dos cargos a la vez, dos sueldos, pese a que él mismo declararía en 2011, en una demanda que interpuso contra la entidad: “La realidad es que no cambiaron en nada mis tareas”.
“Si hubiese surgido algún problema con la contratación del señor Neri, en una empresa con cientos de empleados, se le habría sustituido. Cumplía los objetivos que se le encomendaban. Era un profesional de primera magnitud”, declaró Bautista. El expresidente rebatió, además, que los números avalaron su elección, ya que la recaudación y el reparto de la SGAE subieron durante años y aquella estructura que Neri lideró conforma todavía hoy la base de las labores digitales en la entidad. “Me está dando la impresión de que yo manejaba las fichas de un tablero y les hacía jugar un papel. No es así”, se quejó.
Durante más de tres horas, Bautista y la acusación protagonizaron un largo duelo dialéctico. Cada uno empleó sus armas y la principal víctima fue, quizás, la claridad. El fiscal, flemático pero constante, le enseñaba al acusado documentos que desglosaban su relación con Neri, y le preguntaba por fechas y párrafos específicos. El acusado respondía siempre citando al director general, el financiero, los servicios jurídicos o recursos humanos. Y, en general, prefería partir del contexto para llegar a la concreción. En sus digresiones, salieron a relucir la zarzuela, el llamado efecto 2000 o la llegada del euro. Al fiscal, en un momento dado, se le escapó por el micrófono un bufido. “Estamos en un pequeño bucle y no salimos”, terció el juez en una de sus múltiples intervenciones. Al final, terminó por participar también el abogado defensor, para pedir un parón hasta mañana miércoles: “Al fin y al cabo, mi cliente tiene 77 años”. Ahí se mostraron todos de acuerdo, incluso el fiscal: confesó que preparaba una larga batería de preguntas sobre otro tema. A las dos de la tarde, sonó indigesto hasta para él.
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