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CRÍTICA | 'Women In Music, Pt. III'
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Y a la tercera, Haim abrazó la cultura del picoteo

Las tres hermanas angelinas se vuelven más eclécticas y contemporáneas que nunca con ‘Women In Music, Pt. III'

Portada de 'Women In Music, Pt. III'.
Portada de 'Women In Music, Pt. III'.AP

Hasta ahora, las hermanitas Este, Danielle y Alana Haim habían destacado por escribir canciones más o menos impolutas, esforzarse por mantener viva la llama del rock contagioso y amable de Fleetwood Mac o ese empeño casi obsesivo por convencernos de que Los Ángeles es una ciudad glamurosa y monísima, y no un laberinto infernal de autopistas. Todo ello sigue vigente en su tercera entrega, pero los objetivos ahora se han multiplicado y diversificado. Como queriendo hacer bueno un título que también tiene seguramente algo de sardónico, las hermanas hacen repaso de las artistas femeninas que han dejado huella en su quehacer musical. Y, sorpresa, no todo se reduce al tándem Christine McVie/Stevie Nicks: rastreando huellas aquí y allá, avanzamos aquí hasta bien entrado el siglo XXI y podemos encontrarnos incluso con ¡Taylor Swift!

Este regreso del terceto, tres años después del más insulso Something To Tell You, es, ante todo, una exhibición de poderío. Women In Music, Pt. III incluye 16 canciones, ¡16!, pero no se hace extenso ni abrumador, sino amenísimo: las hermanas parecen haberse confabulado para que esta colección contenga no menos de una docena de singles potenciales. Y basta escuchar los cuatro segundos iniciales de Los Angeles, el tema inaugural, para comprender que las chicas han optado por diversificarse. Esa bienvenida corre a cargo de un saxo jazzístico, aunque la canción luego vire hacia un ligero e insólito buenrollismo caribeño. Y no son las únicas salidas de guion. 3 AM es puro r’n’b de nueva generación (¡van a por ti, Rihanna!); Another Try tiene algo de esa plácida bisoñez de Madonna en sus islas bonitas de los años ochenta, y tanto All That Ever Mattered como, sobre todo, Now I’m In It parecen haberse escapado de un disco de Swift. Ningún problema al respecto. Es más, con Now…, producida con afán de virguería, se antoja cabalmente imposible sustraerse al bailoteo.

Un mensaje de tranquilidad para los amantes de los años setenta: las Haim no os han dejado solos. De hecho, las réplicas de Fleetwood Mac parecen abarcar a todos sus ilustres firmantes.

El otro gran mérito del álbum es el de lograr un pulso luminoso a partir de situaciones personales complejas: depresiones, diabetes, una pareja (Ariel Rechtshaid, el coproductor) enferma de cáncer testicular. I’ve Been Down parece una retahíla de miserias anímicas, pero suena como una Sheryl Crow vigorosa y enfurruñada. Y otro tanto sucede con The Steps, ejemplo palmario de que estas chicas pueden jugar, si se lo proponen, en la liga del country-rock.

Un mensaje de tranquilidad para los amantes de los años setenta: las Haim no os han dejado solos. De hecho, las réplicas de Fleetwood Mac parecen abarcar a todos sus ilustres firmantes. Así, Gasoline remeda la escritura de Christine McVie, el influjo de Lindsey Buckingham queda patente en Leaning On You y la lindísima Hallelujah, con las hermanas repartiéndose las estrofas, pretende igualar el estado de gracia de Stevie Nicks en los tiempos de Landslide. Y si queremos evocaciones del Laurel Canyon, Man From The Magazine, una de las pocas de instrumentación austera, se mira con descaro (¡ese vibrato en la voz!) en el espejo de Joni Mitchell.

Al final, Mujeres en la Música resulta ser tan buen disco que hasta recoge ascendentes masculinos. El coqueteo de Summer Girl con el Walk On The Wild Side es tan evidente que se explicita en los créditos. No así el que la arquitectura rítmica de Up From A Dream parezca un calco de Gold On The Ceiling, de los Black Keys. Haim provienen de una educación pop clásica, pero han decido abrazar aquí la cultura del picoteo: influencias de unas y otros, sonido rabiosamente híbrido, un LP extenso que puede consumirse en pequeñas unidades. No solo salen airosas del trance, sino reforzadas. Y quizá complacidas de que algún milenial no pueda cambiar de disco a lo largo de 52 minutos.

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