Cómo dedicar una canción a un ingresado por covid-19
Las radios hospitalarias del Reino Unido se han convertido en un recurso fundamental para mantener en contacto a los pacientes y a sus familias gracias a la música
Si la música es una medicina, la red de radios hospitalarias del Reino Unido parece demostrarlo. Los pacientes han aprendido que al ser ingresados no pueden faltar los cascos como bien de primera necesidad. De hecho, al lado de su cama pueden conectarlos a una máquina que les permite escuchar gratuitamente las emisoras, cuyo único objetivo es hacer su estadía lo más llevadera posible. Durante la crisis del coronavirus, esta posibilidad se ha convertido en una urgencia, un recurso fundamental para mantener en contacto a las familias con sus seres queridos hospitalizados y enviar mensajes a través de las canciones.
La historia de esta iniciativa lleva un largo recorrido que se remonta a los años veinte. Al principio, se ponía debajo de la almohada un pequeño altavoz para escuchar las crónicas deportivas y las celebraciones religiosas. A lo largo de las décadas la tecnología ha cambiado, pero “la filosofía de la radio no, ni la manera de hacerlo”, cuenta Steve Coulby, speaker de la radio del Queen’s Medical Hospital de Nottingham. Y añade: “Ayudar a la gente que pasa a través de momentos difíciles no cambiará”. Y la Hospital Broadcasting Association, que incluye a más de 200 radios, ha demostrado la importancia del servicio en un informe de 2016, basado en 250 entrevistas a los hospitalizados. Todos coinciden en que la radio les provoca efectos positivos, como la reducción del aburrimiento, de la soledad, de la ansiedad y la sensación de sentirse parte de la estructura que les acoge.
Coulby entró en el NHR (Nottingham Hospitals Radio) el pasado diciembre y empezó rápidamente a intentar mejorar la interacción con los enfermos. Normalmente, los conductores acuden a las habitaciones, hablan con ellos y recogen las canciones que les gustaría escuchar. “Cuando los visitamos podemos hablar con los ingresados de la historia detrás de la canción. Muchas veces nos pasa que cuando escuchamos un tema recordamos donde estábamos, con quién y qué hacíamos. Mucha gente tiene esos recuerdos positivos y cuando se encuentra en dificultad le gusta exhumarlos”, dice Coulby. Así, la música sirve de herramienta para mandar mensajes y dedicatorias, sobre todo entre quienes no se pueden encontrar.
Desde que el coronavirus ha sacudido al país, Coulby y sus colegas han tenido que abandonar el antiguo proceso. Sin embargo, han conseguido llenar ese vacío. El NHR cuenta con un nuevo sitio web, donde los familiares pueden tramitar sus solicitudes. En en interior, ahora son los enfermeros quienes recogen las demandas de los hospitalizados y las trasladan telefónicamente a personas como Rajiv Hasan, que se ocupa de la mediación. Y parecen disfrutarlo tanto que ellos mismos se alegran de pedir canciones. “Tienen un gran impacto sobre nosotros”, afirma durante un directo radiofónico Lisa Wells, enfermera, “es importante que los pacientes sepan que alguien está pensando en ellos y esto hace la diferencia también para el personal sanitario”.
Aunque en este momento histórico se les prohíbe a los conductores hablar con los ingresados, pueden imaginar cómo se sienten gracias a la música que requieren. A menudo, Coulby se ha emocionado al escuchar algunos temas, como ha ocurrido con My Way, de Frank Sinatra, y sobre todo con Angel, de Robbie Williams: “Es una de mis favoritas y de las más personales. La pusieron en el funeral de mi hermana. Cada vez que la escucho siempre me lleva atrás y me recuerda a ella”.
La vida de las radios hospitalarias ha pendido de un hilo en varias ocasiones. El personal involucrado trabaja como voluntario y a menudo no puede aguantar los costes que implica mantener esta actividad. “La aparición de los celulares ha llevado a cuestionar la relevancia de las emisoras en los hospitales durante la era moderna. Pero la experiencia sugiere que los pacientes todavía aprecian la humanidad de una dedicatoria personal”, afirma Hasan, que recuerda las amistades que han surgido con ingresados de larga duración, como Chris, que se quedó casi un año en el hospital y ganó muchos de los concursos organizados por la NHR.
En algunos testimonios los pacientes parecen incluso salir del hospital con nostalgia. “Pienso que las radios hospitalarias sirvan para dos propósitos: para los que están ingresados, porque mantienen alto el ánimo; y para el personal, porque le da la buena sensación de ayudar a alguien simplemente poniendo una canción. Es siempre el mismo formato pero al mismo tiempo es diferente y por eso lo disfruto y lo seguiré disfrutando hasta que pueda, pero no mucho, porque volveré a casa”, dice un paciente en directo durante una de las emisiones.
Coulby quiere evitar mencionar el coronavirus durante su programa, pero no siempre lo logra, como ha ocurrido con Karen. Le pidió que pusiera Drive (Conduce), de Cars, un éxito británico de los ochenta y él no pudo resistir a la broma: “No deberías conducir, Karen. Deberías estar en casa”.
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