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El hombre que fue jueves
Columna
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Benet, grandes éxitos

El dramaturgo fue un hombre encantador y furibundo, que luchó contra viento y marea por su pasión teatral

Marcos Ordóñez
Josep Maria Benet i Jornet, en el homenaje por su 75 cumpleaños en el TNC en 2015.
Josep Maria Benet i Jornet, en el homenaje por su 75 cumpleaños en el TNC en 2015.

Quizás bastaría decir que Benet i Jornet fue un hombre encantador y furibundo, que luchó contra viento y marea por su pasión teatral, y lo que más agradecería es que sus obras siguieran en la biblioteca de la memoria, y en la voz y los cuerpos en las noches de los escenarios. Escribió mucho, y si he de elegir sus piezas más perdurables, para no desbordar esta columna me quedo con diez. A la carrera y por orden de aparición: 1) Una vella, coneguda olor (1964). María, adolescente de un barrio humilde, quiere escapar a una vida mejor. La pieza, hija de Buero y del primer Miller, le reveló como autor. Y hermano generacional de la primera novela de Marsé, Encerrados con un solo juguete. 2) La desaparició de Wendy (1974). Personajes: Wendy y Cenicienta (que en realidad es Ceniciento) con sus hermanastras, los ratones Gus y Jack, y el indio Winnetou, que ha perdido el camino de regreso a las grandes praderas. Ah, y los niños de Nunca Jamás, prisioneros en un colegio de monjas. 3) Revolta de bruixes (1976). Las mujeres de la limpieza de unas oficinas se enfrentan al vigilante nocturno. Tema secreto: la razón vencida por la irracionalidad liberada. Un sainete muy brechtiano. Y el primer éxito de Benet en castellano: Motín de brujas. 4) El manuscrit d’Alí-Bey (1988). Su desembarco en el Lliure, a lomos de una de sus obras más ambiciosas: un juego de espejos sobre el mito del aventurero catalán Domènec Badía, que llegó hasta La Meca y Constantinopla. Uno de los eternos temas de Benet: la imaginación contra una realidad opresiva. 5) Desig (1991). Su primera obra maestra: una intriga onírica, a la sombra de Pinter, y una trama cuya clave nos escamotea hasta el final: el misterioso vínculo que une a los cuatro protagonistas. 6) Fugaç (1994). Su tragedia más feroz: durante unas vacaciones, una madre y sus amigos disfrutan de una cena feliz, mientras en un terrado de la ciudad estalla el incesto entre el padre y la hija adolescente. 7) E.R (1995). Una aspirante a actriz quiere interpretar el rol de una gran trágica de posguerra y acude a sus mejores herederas: una diva, una refugiada en el doblaje, y una estrella televisiva. Brillante comedia agridulce sobre el mundo del teatro. 8) Testament (1997). Un profesor homosexual vuelve a Barcelona para morir, y un joven talento se niega a ser su amante. 9) Salamandra (2002). Quizás un codicilo de Testament que multiplica sus cláusulas con material narrativo para cuatro o cinco obras, o una novela río. La pieza más americana de Benet, con influencias que podrían ir de O’Neill a Sam Shepard. 10) Com dir-ho? (2013). Una despedida intensa y concentrada, que parece otra visita a Testament, pero por una nueva puerta. Un novelista amargo intenta comunicar una información terrible a una joven alumna. Rebosante de misterio y tensión, no tuvo el éxito que merecía. Se han repuesto Una vella, coneguda olor y La desaparició de Wendy. Las restantes piden volver al repertorio.

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