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El espía de los Medici sale a la luz 500 años después

Un estudio desvela la verdadera identidad del agente que pasó información de la corte de Fernando el Católico

Vicente G. Olaya
'Retrato de Lorenzo di Medici, duque de Urbino', obra de Rafael Sanzio.
'Retrato de Lorenzo di Medici, duque de Urbino', obra de Rafael Sanzio.

Mata-Hari, Kim Philby o Juan Pujol son algunos de los espías más famosos de la Historia y se les tiene, en teoría, por los mejores. Pero, evidentemente, los mejores son aquellos cuyo nombre se desconoce. Lo contrario de lo que le pasó al cartógrafo Juan Vespucci en el siglo XVI, considerado hasta ahora agente secreto de la poderosa familia Médici en la Casa de Contratación de Sevilla, el establecimiento real que controlaba el tránsito de expediciones a América. Pero este Juan Vespucci (ha descubierto Luis A. Robles Macías, de la Universidad Libre de Bruselas) ni era espía, ni vigilaba el comercio con el Nuevo Mundo. El auténtico infiltrado era su primo, que se llamaba igual que él y lo que espiaba era la corte de Fernando el Católico, los movimientos de sus tropas, la flota del Mediterráneo y las alianzas en Europa: lo que le interesaba en realidad al clan Médici.

En 1988, la historiadora del CSIC Consuelo Varela convirtió erróneamente a Juan Vespucci en espía al creer que tres cartas encriptadas que encontró en el Archivo del Estado de Florencia eran obra suya, ya que estaban firmadas por un tal Giovanni Vespucci y dirigidas a Lorenzo II de Médici. Desde entonces, el dato se ha repetido en numerosas publicaciones y hasta se ha creído que Juan perdió su empleo oficial porque la Corona también pensaba que era un agente. "Yo estaba investigando sobre Colón y los florentinos cuando me encontré las tres cartas. Pensé que eran de Juan. Me equivoqué”, admite Varela.

En el artículo No, mapmaker Juan Vespucci was not a Medici spy (no, el cartógrafo Juan Vespucci no era espía de los Medici), extraído de la tesis doctoral de Luis A. Robles, se explica que el inocente Juan Vespucci (nacido Giovanni di Antonio) era un cartógrafo, navegante y mercader sobrino del famoso Américo Vespucio. Juan trabajó como piloto de la Casa de Contratación entre 1512 y 1525, año en que fue despedido. Se ignoran las razones.

Acta de la Casa de Contratación, con la firma de Vespucci, donde se le paga 6.666 madaveríes por sus servicios como piloto.
Acta de la Casa de Contratación, con la firma de Vespucci, donde se le paga 6.666 madaveríes por sus servicios como piloto.

Para refutar la tesis de que Juan era el confidente, Robles revisó, no tres, sino las 12 cartas que se guardan en Florencia con su supuesta firma. En una de ellas, fechada en Roma el 13 de diciembre de 1513, el informador anunciaba que tenía previsto viajar en breve a España con el nuncio papal Galeazzo Bottrigari. Esta afirmación no la pudo hacer nunca Juan porque en esas fechas ya estaba en Sevilla.

El 11 de abril de 1514, Juan Vespucci embarcó hacia Panamá. Sin embargo, el espía envió uno de sus informes desde Madrid en mayo de ese año. En otra misiva, firmada el 17 de septiembre de 1515, el agente pide un favor para un pariente a quien llama “hijo de Antonio Vespucci”. Antonio era el padre de Juan, lo que significa que Juan no pudo ser tampoco el autor de esta petición porque tendría que haberse referido a la persona para quien pedía la prebenda como "mi hermano". Además, la letra de las cartas florentinas “difiere notablemente” de la grafía que se conserva de Juan en los archivos de Sevilla.

Pero ¿quién era entonces el espía? Robles estudió el árbol genealógico de los Vespucci en torno a 1515. Ahí encontró cuatro hombres llamados Giovanni. Además de Juan, halló a Giovanni di Guidantonio, hijo de un famoso diplomático; a Giovanni di Bernardo, primo segundo del anterior; y Giovanni di Bartolomeo.

La investigación se centró pronto en Giovanni di Guidantonio Vespucci, porque había trabajado como diplomático para Giuliano de Médici, hermano del papa León X y tío de Lorenzo. Por tanto, tenía contacto directo con la poderosa familia. Además, en enero de 1514 acompañó a España al nuncio Bottrigari, como avanzaba el informe secreto firmado el 13 de diciembre. Todo cuadraba. Por otra parte, el embajador florentino en España era Giovanni Corsi, que tenía un secretario llamado Agostino Nettucci, que era el preceptor de Giovanni di Guidantonio. Es decir, el autor de los informes siempre estaba donde señalaban las cartas y tenía acceso preferente a la embajada y a los Médici.

El estudio concluye que, por tanto, Juan Vespucci no era el agente secreto, porque “las potencias italianas no estaban interesadas en obtener información” de la Casa de Contratación. O, simplemente, su espionaje en el establecimiento real era tan perfecto que nunca ha sido detectado. El de la corte, sí, pero se han necesitado 500 años.

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Sobre la firma

Vicente G. Olaya
Redactor de EL PAÍS especializado en Arqueología, Patrimonio Cultural e Historia. Ha desarrollado su carrera profesional en Antena 3, RNE, Cadena SER, Onda Madrid y EL PAÍS. Es licenciado en Periodismo por la Universidad CEU-San Pablo.

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