Ida Vitale, recuerdos de un siglo
La premio Cervantes y Pérez-Reverte repasan su obra en el Congreso de la Lengua Española
Fue recibida con aplausos y gritos de "¡qué guapa!". La poeta uruguaya Ida Vitale encantó este miércoles a los que acudieron a verla y, sobre todo, escucharla en la Fundación Cajasol, de Sevilla, en el marco del XVI Congreso de la Asociación de Academias de la Lengua Española. Cumplidos 96 años el pasado sábado, la escritora, último premio Cervantes, habló de su infancia ("vivía a cuatro cuadras de la Biblioteca Nacional, tuve suerte"). Con su habitual modestia e ironía recordó a los grandes escritores que ha conocido, José Bergamín, "gracioso, ocurrente"; Juan Ramón Jiménez, "que lo criticaba todo, era lo contrario de Bergamín"; Borges, "la escritura en estado puro", y Octavio Paz, "tan generoso". Vitale tiró de humor para recordar su exilio: "En 1973, llegué a México porque tuvimos la buena idea de tener un gobierno militar".
Divertida por el poco tiempo que disponía para hablar ("me demoro demasiado"), con 70 años de trayectoria, que comenzó con La luz de esta memoria, en 1949, la autora de obras como Palabra dada, Paso a paso, Jardínes imaginarios y Majestad, cerró el acto leyendo dos de sus poemas para cerrar un breve acto de encantamiento.
De la voz delicada de Vitale, se pasó en un segundo al habla firme de Arturo Pérez-Reverte, que llenó el patio de la Fundación Cajasol para hablar de su recién nacida obra Sidi. "El mundo es hostil", arrancó el creador del Capitán Alatriste, para señalar que el "hombre de hoy ha perdido la mirada para sobrevivir" que tenían el Cid Campeador y sus contemporáneos.
El académico rememoró heridas de guerra en los Balcanes y cómo en su nuevo libro cuenta experiencias que ha vivido. Las armas cambian, pero "los impulsos de agresión y supervivencia son los mismos de hace siglos".
La razón de que el Cid haya protagonizado su nueva aventura literaria no está en "ningún oportunismo", señaló. "Estaba viendo La legión invencible, de John Ford y pensé cómo habría contado él la historia del Cid, habría hecho un wéstern". En esos mundos complicados, "donde a veces todo se va al carajo, uno debe agarrarse a tres palabras: amistad, dignidad y lealtad".
Babelia
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