La insoportable densidad de ser Sancho Panza
Historia de redención con pretexto fantástico, evidencia voluntad de diferencia, pero falta de cocción
Cuando su terapeuta le da al protagonista de esta ópera prima un anillo con propiedades mágicas –capaz de desplazarle allí donde desee, aunque con la condición de no repetir destino-, este pregunta cuál es la contrapartida e invoca las comedias de Adam Sandler. Dulcinea, primer largometraje del español afincado en Los Ángeles David Hebrero, debería haberse preguntado por otra contrapartida y por otros referentes: por ejemplo, cuál es la contrapartida de traer el Quijote al presente y por qué ni el Orson Welles del inconcluso Don Quijote, ni el Terry Gilliam de El hombre que mató a Don Quijote (2018) salieron incólumes del empeño.
DULCINEA
Dirección: David Hebrero.
Intérpretes: Steven Tulumello, Sara Sanz, Germán Torres, Thalma de Freitas.
Género: comedia. Estados Unidos, 2019.
Duración: 98 minutos.
La propuesta de Hebrero no pretende ser tan ambiciosa como la de esos precedentes: hay en su película algo de extemporáneo espíritu de viaje película indie unido a una rerromantización de los paisajes madrileños a través de la mirada extraterritorial de su personaje. Es difícil empatizar con ese Connor (Steven Tulumello) que toca fondo en los primeros minutos de la película, tras descubrirse víctima de infidelidad, repudio familiar y despido laboral en el curso de pocas horas. Como bien subraya Hebrero –y el propio Tulumello que firma como coguionista-, es un personaje más cerca de Sancho Panza que de Alonso Quijano, pero su problema principal no son tanto sus aristas como ser un personaje que, al igual que la Isabella que lo recibe en su viaje madrileño, necesitaría una mejor escritura. Historia de redención con pretexto fantástico, Dulcinea evidencia voluntad de diferencia, pero falta de cocción.
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