Un festival sin plástico: la fórmula del Rototom para mimar al planeta
El festival reggae elimina las botellas de plástico y junto a su apuesta por los vasos reutilizables evitará el vertido de 11.000 kilos de este material: todo lo que cabe en 12 piscinas olímpicas
Casi 210.000 personas –las que reúne cada año el festival internacional Rototom Sunsplash- consumiendo plástico durante una semana podrían llenar de este material hasta 12 piscinas olímpicas. Un vertido que la macrocita reggae, que aterriza en Benicàssim (Castellón) del 16 al 22 de agosto, se ha propuesto frenar en su 26ª edición, guiada por el lema Stand up for Earth. El Rototom Sunsplash importa el sello plastic free a su recinto de conciertos y zona de acampada y da otro paso firme en su compromiso con el medio ambiente. Pero hay más. Bajo el paraguas de la filosofía greensplash, el certamen experimentará este año con otras fórmulas novedosas –y atípicas en un festival de música- para mimar al planeta. Estrena cuatro puntos de trueque para reducir el volumen de residuos (bajo la norma “cambio tienda de campaña por nevera portátil”) y un sistema para combatir el desperdicio alimentario. El macroevento reggae, y el público que lo retroalimenta, se ponen en pie por la tierra.
En este 26º aniversario no habrá plástico ni en el recinto de conciertos ni en la acampada. Se retiran por completo las botellas de agua de este material, tanto en las barras como en las máquinas de vending: 230.000 unidades que se suman a las 15.000 de refrescos, sustituidas por barriles reciclables conectados a grifos o por envases de lata en la acampada. Como alternativa para el público, el festival amplía a 13 las casetas de recarga de agua a un precio asequible, y extiende el sistema de ósmosis a todos los bares y barras. En total, el público tendrá más de 50 puntos para llenar su vaso reutilizable o cantimplora.
La huella verde en esta edición se traduce en un dato: evitar el vertido al planeta de casi 11.000 kilos de plástico, el equivalente a llenar 12 piscinas olímpicas. Un volumen que ahorrará la emisión a la atmósfera de los 16.500 kilos de CO2 que habría implicado la fabricación de botellas y vasos plásticos de un solo uso, según un estudio de Journal of Cleaner Production recogido por la ONU.
“No queremos un planeta ahogado en plástico, que nuestro ecosistema es incapaz de digerir; y por eso hemos ampliado el número de acciones e iniciativas para declarar al Rototom Sunsplash festival plastic free”, señalan desde la organización. Acciones guiadas por la triple ‘R’: reducir, reutilizar y reciclar. Con la eliminación de las botellas de plástico el festival acata la primera: reducir el volumen de residuos de este material, al que contribuye también el uso de pajitas de fécula de maíz y de utensilios de biocompostaje en el catering.
La ‘r’ de reutilización la blinda el sistema de vasos que el Rototom Sunsplash vuelve a activar este año –evitando así la fabricación de 350.000 unidades de un único uso- y que mantiene el fin social. Los vasos depositados en los contenedores distribuidos por el recinto se considerarán como una donación personal e individual a la ONG Greenpeace.
El reto de la tercera de las ‘r’: reciclar, llega con la instalación de más de 500 contenedores en el recinto y la acampada para reforzar la recogida selectiva. Un gesto que liberará al planeta de 27 toneladas de CO2.
A los contenedores habituales se unen los 40 puntos de recogida de colillas que se colocarán por primera vez este año.
Todas estas medidas perfilan la filosofía greensplash que guía la trayectoria del Rototom Sunsplash y que este año suma novedades, como la instalación en el camping de cuatro puntos de trueque de objetos para reducir el volumen de residuos. También la acampada estrenará pulsadores temporizados y reductores de caudal en todos los grifos y duchas para ahorrar un 30% de consumo hídrico y se mejorará el sistema de reciclaje de aguas grises de duchas y fregaderos.
Campaña contra el desperdicio alimentario
El Rototom Sunsplash estrena además un sistema para reducir el desperdicio alimentario. Cada establecimiento de la zona gastronómica del recinto podrá donar al cierre de la edición su excedente de productos no perecederos al Banco de Alimentos de Castellón, que lo distribuirá gratuitamente entre las ONG que atienden a las personas con menos recursos de la provincia.
'Merchandising' con sello ‘eco’
El merchandising del festival le hace un guiño especial al planeta y refuerza su apuesta por prendas de algodón ético y orgánico producido bajo un programa de reducción de huella de carbono y el uso de tintas al agua. Además, ganan peso los artículos textiles unisex, para “unificar armarios, sexos y poder compartirlo todo”, indican desde el certamen.
La plantación de más de 500 árboles en la acampada, el uso de tecnología de bajo consumo, la apuesta por el transporte sostenible y por productos de kilómetro cero en sus establecimientos cierran el círculo greensplash.
Acciones de sensibilización
El festival se empapa también de acciones transversales en sus diferentes áreas culturales para concienciar y reaccionar ante el impacto del plástico en el planeta pero también ante otra de las actuales batallas medioambientales: el cambio climático. La agenda de Pachamama es un ejemplo palpable. En este espacio se abordarán diversos temas relacionados con la defensa activa de la Madre Tierra, como la forma de reducir el impacto ecológico en el día a día o conocer mejor los tipos de plásticos, cómo afectan al organismo y cómo reutilizarlos.
La visita al Foro Social de Sonia Guajajara, toda una guardiana del Amazonas y una de las figuras más destacadas en el liderazgo medioambiental de Brasil; y de representantes del movimiento estudiantil Fridays for Future es otro ejemplo. Se suman los talleres del Mercado Artesano para crear objetos útiles con materiales reciclados, y las propuestas para concienciar al público infantil y a sus familias de la necesidad de cuidar el planeta que acerca el área Magicomundo.
Babelia
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