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Crítica | Lo nunca visto
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Negros en la España vacía

Los primeros minutos de una comedia suelen marcar el tono, la cadencia y el estilo. Y hay algunos inicios imposibles de remontar, como aquí

En vídeo, el tráiler de 'Lo nunca visto'.
Javier Ocaña

Los primeros minutos de una comedia suelen marcar el tono, la cadencia y el estilo. Y hay algunos inicios imposibles de remontar, como el de Lo nunca visto, segundo largometraje de la argentina afincada en España Marina Seresesky.

LO NUNCA VISTO

Dirección: Marina Seresesky.

Intérpretes: Carmen Machi, Pepón Nieto, Kiti Manver, Jon Kortajarena.

Género: comedia. España, 2019.

Duración: 93 minutos.

Dos acciones narradas en paralelo. En la primera, una decena larga de vecinos de una villa de la España vacía dirime en asamblea una serie de medidas para no tener que depender del pueblo de al lado, algo más grande y enemigo ancestral; el problema es que no son suficientes habitantes, les falta personal. Costumbrismo Crónicas de un pueblo, humor Villaviciosa de al lado. En la segunda de las acciones, acompañada de música con mucha percusión y tono casi de thriller, cuatro negros, tres hombres y una mujer, con ropas de tribu africana (o de su estereotipo), taparrabos, plumas, flecos y marfiles, huyen por un bosque nevado y acaban llegando a las inmediaciones de la aldea. Es la presentación de personajes; también del conflicto. Pero la segunda de las vertientes es complicadísima de justificar, aunque más tarde se haga de un modo más bien peregrino. La película comienza fatal.

Como ya se ve venir desde esos minutos iniciales, la base de la última comedia del cine español reside en lo de casi siempre en los últimos tiempos: en el contraste entre grupos sociales o de ciudadanos en las antípodas, esta vez entre los pueblerinos y la inmigración africana. Llegados a este punto de la comedia regionalista comercial española (y sus alrededores), y visto el nivel de sus últimas aportaciones, con Los Japón como paradigma del punto más bajo, casi nos conformamos con que las situaciones creadas por el guion no den vergüenza ajena. Y aquí, con escritura de Seresesky en solitario, aun siendo discretísimas, apenas se llega a ese extremo. Quizá solo uno: el de uno de los africanos, desnudo ante una de las mujeres del pueblo, ofreciéndole sus favores sexuales como respuesta a la ayuda que le está prestando. Una situación, rematada más tarde con un buen gag de corte físico, con la que surge una pregunta inevitable: ¿qué pasaría si el género de ambos estuviera cambiado, y fuera una negra desnuda ante un hombre mayor del pueblo, y hubiese sido filmado por un director?

Como casi siempre en estos casos, son los cómicos los que salvan del desastre buena parte de las tesituras, aunque no lo logren con el conjunto al completo. Aquí, tres clásicos como Pepón Nieto, Paco Tous y Kiti Manver, además de la soberbia Enriqueta Carballeira, que da un curso acelerado de registros cómicos y dramáticos en apenas unas frases, y la extraordinaria Carmen Machi, que sale indemne de los pasajes más dudosos, y aprovecha como nadie los contados momentos inspirados de Seresesky.

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Sobre la firma

Javier Ocaña
Crítico de cine de EL PAÍS desde 2003. Profesor de cine para la Junta de Colegios Mayores de Madrid. Colaborador de 'Hoy por hoy', en la SER y de 'Historia de nuestro cine', en La2 de TVE. Autor de 'De Blancanieves a Kurosawa: La aventura de ver cine con los hijos'. Una vida disfrutando de las películas; media vida intentando desentrañar su arte.

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