Una gestación con dos partos y una película
El director Carlos Marques-Marcet y los protagonistas David Verdaguer y María Rodríguez Soto aprovecharon el embarazo de la pareja para filmar 'Los días que vendrán'
Carlos Marques-Marcet vio venir la oportunidad y la atrapó. El director estaba en Londres rodando su segundo largo, Tierra firme, con su actor fetiche, David Verdaguer, cuando la pareja del protagonista, la también actriz María Rodríguez Soto, le anunció vía skype desde Barcelona que estaba embarazada. El trío se alegró, aunque no todos sus integrantes por la misma razón. "Carlos inmediatamente pensó en hacer una película", recuerda riendo Verdaguer. Así surgió Los días que vendrán, ganadora en el pasado festival de Málaga de la Biznaga de Oro a mejor película, y de los premios a mejor actriz y dirección, y que hoy se estrena en España comercialmente.
Los personajes -una pareja recién formada, a la que le sorprende un embarazo cuando aún están tendiendo puentes emocionales- son opuestos en carácter a sus actores. “Porque primero creamos los papeles y luego el guion. El personaje de David, por ejemplo, nace en reacción al que encarnó en Tierra firme”, cuenta el director. “Quisimos que fuera ficción”, recuerda Rodríguez Soto. “Así llegas a sitios que no alcanzarías si fueras tú mismo, por puro pudor”. Verdaguer completa: “Lo que es verdad es el embarazo”. ¿No hubo terapia de la pareja, y alegría pensando en lo mal que les va a los de la película y lo bien que les fue a ellos? “Pues no lo habíamos visto así”, asegura el actor, “pero es cierto que siempre decimos que hubo dos embarazos: uno que nos fue bien, y otro, el del filme, no tan bueno”. Marques-Marcet apunta: "Yo quería que en el proceso creativo los tres fuéramos autores, y los tres hemos puesto algo nuestro en el guion". Rodríguez Soto sonríe: "Por eso siento que he tenido gran suerte. Es mi primera película y he sido afortunada".
El rodaje empezó entre dudas, recuerda Verdaguer, sobre todo en el director: "Carlos no sabía si iba a salir algo bueno". Tras cuatro días de filmación por mes a lo largo del embarazo, y usando como escenario la casa del director, que vive puerta con puerta con los actores, llegó el parto real. Por cesárea. Un año más tarde, se filmó el ficticio. También por cesárea. "Siempre con la cámara muy pegada a los cuerpos, que en eso sí puede ser documental. Por eso creo que, aún siendo menos calculada de mis películas y la más pulsional, sí se puede considerar el cierre de una trilogía", recuerda Marques-Marcet. "Al final, todo son emociones".
Y sí, todo era guion, pero Rodríguez Soto guardaba una sorpresa: "Mi madre tenía grabaciones de mi nacimiento, de mis primeros minutos. Cuando yo estaba de siete meses, a mitad de rodaje, decidí contárselo a Carlos, porque tenía dudas". Los tres vieron juntos aquellas viejas cintas VHS, y las incorporaron al metraje. "En ese momento", confiesa el director, "entendí la película que quería hacer". Porque además, Los días que vendrán, con esos personajes -los padres de Rodríguez- que aparecen con 30 años más, se convierte en un testimonio del paso del tiempo. "Pensé", cuenta Verdaguer, "en las matriuskas, en tres generaciones de mujeres unas dentro de otras". Su director apostilla: "La vida que se reproduce y el paso del tiempo superan lo simbólico, son pura realidad, y aquí los hemos aprisionado".
Nuevas masculinidades
Las tres películas de Carlos Marques-Marcet hablan de nuevas masculinidades. El rostro de las tres facetas, David Verdaguer, se ríe mucho de algunos nuevos hombres. "Al contrario que mi personaje, yo entendí desde el principio que en el embarazo mi papel era absolutamente secundario. No es tu momento. Me gusta cuando a Carlos le preguntan por esos nuevos momentos de masculinidad, y responde que es absurdo, porque es buscar excusas para volver a estar en el centro: 'Soy un tipo nuevo y superfeminista, pero como soy distinto vuelvo a protagonizar la jugada'. No, no puede ser así, y eso que el ser padre es superjodido porque muchas veces no sabes dónde meterte". A su lado, el director sonríe afirmando con la cabeza.
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