El coreano Bong Joon-ho gana la Palma de Oro del festival de Cannes con ‘Parasite’
Antonio Banderas, gracias a su interpretación en 'Dolor y gloria', logra el premio a la mejor actuación masculina
El hombre que usa los géneros para hacerlos explotar, el coreano Bong Joon-ho, ha ganado con Parasite la Palma de Oro de la 72ª edición de Cannes. Parasite es una fascinante alegoría sobre las relaciones humanas y las diferencias sociales gracias a la simbiosis, primero, y a una relación parasitaria después, entre dos familias, una pobre y otra de clase alta, cuyos hijos se hacen amigos. Bong se convierte en el primer coreano con este premio, y asciende a una categoría con la Palma en el cine mundial que ya tenía con su talento, que no por su repercusión en Cannes. Su construcción de la puesta en escena, su capacidad para domar el in crescendo en todas sus películas le hacen merecedor de este reconocimiento. El director de The Host (película para la que se inspiró en los toros de los encierros de los Sanfermines para los movimientos del monstruo), Memories of Murder o Mother ha obtenido este honor en su segunda participación en el certamen francés.
Para España, un sabor agridulce. No hay cineasta extranjero más querido en Francia que Pedro Almodóvar, que incluso se define como hispanofrancés, y por sexta ocasión concursa sin obtener el galardón principal. Decía Almodóvar que nunca había le había obsesionado ese trofeo. “Y menos ahora”. Dolor y gloria era una de las favoritas, y su calidad, su manera de ahondar en el alma de un creador en crisis, sobresalía entre el resto de la sección a competición. Se ha ido casi con las manos vacías. Casi, porque Antonio Banderas ha obtenido el premio a la mejor interpretación masculina con su construcción de alter ego de Almodóvar, Salvador Mallo. Banderas dijo, premio en mano, tras subir con calma al escenario, los años que han pasado desde que vino por primera vez a Cannes. Y agradeció en su nombre y en el de su personaje el galardón. “No es ningún secreto que Salvador Mallo es Pedro Almodóvar”. Definió al cineasta como “amigo, mentor” y describió los años de sacrificio como actor y como artista vividos, antes de dar “gracias infinitas”.
Sylvester Stallone, la estrella que ha arrasado en La Croisette en las últimas jornadas de esta edición, presentó el Gran Premio del Jurado, que se fue para Atlantique, de la directora francesa Mati Diop, la primera cineasta negra en concursar en Cannes. Su filme narra, en la costa atlántica africana, en Dakar, una historia de amor entre jóvenes con ansias de un mundo mejor.
El premio del jurado, el tercero en importancia, fue para Les miserables, del debutante francés Ladj Ly, y para Bacurau, de Kleber Mendonça Filho y Julianno Dornelles. Si la primera es un digno policiaco rodado con verdad y brío en los suburbios de una gran ciudad, y capta la tensión que se viven en esas calles, la segunda es una gran reflexión con múltiples capas sobre la realidad que se vive en Brasil, a través de un thriller datado en un futuro próximo y que se desarrolla al norte del país y que expone cómo los habitantes de un pueblo se enfrentan a los estadounidenses que han llegado allí con la intención de cazarles. Y de paso Mendonça Filho, que empezó como crítico de cine, reivindica un Brasil libre y democrático.
Los hermanos Luc y Jean-Pierre Dardenne, que ya poseen dos Palmas de Oro, se llevaron el diploma a la mejor dirección con El joven Ahmed, una reflexión no muy lograda sobre lo que lleva a algunos jóvenes europeos a lanzarse al yihadismo. En el escenario hablaron de la potencia del cine para contar historias y curar heridas.
La guerrillera Céline Sciamma logró el premio a mejor guion con Retrato de una mujer en llamas. Desde la proyección de su drama amoroso —que al contrario que sus anteriores películas calma pasiones hasta la mitad del metraje—, que cuenta una bellísima e intensa relación entre una artista a la que encargan pintar el retrato matrimonial de una joven aristócrata en el siglo XVIII y su retratada, la crítica se volcó en el filme. La francesa parecía llamada a premios mayores. Como Elia Suleiman, el realizador palestino, que obtuvo una mención especial del jurado con It Must Be Heaven, en la que vuelve a resucitar a su alter ego en pantalla, E. S., un hijo de Buster Keaton y Jacques Tati, que asiste de forma atónita y naíf al devenir desgraciado del mundo actual.
Emily Beecham, la actriz de Little Joe, de la austriaca Jessica Hausner, una película que aúna ciencia-ficción y relaciones emociones con unas plantas creadas por una corporación, se llevó el premio a la mejor interpretación femenina, en un año con pocos personajes protagonistas femeninos, y aún menos destacables.
La Cámara de Oro —premio que honra una primera película proyectada en cualquier sección del certamen— se la llevó el guatemalteco César Díaz con ‘Nuestras madres’, un drama sobre guerrilleros y víctimas, una película que reflexiona sobre los secretos familiares.
La 72ª edición de Cannes se cierra con la sensación de haber reunido una buena colección de títulos, en una sección a concurso con propuestas variopintas. Las tres películas españolas (Dolor y gloria, en la sección a Competición, y O que arde, de Oliver Laxe, y Liberté, de Albert Serra, en Una cierta mirada) salieron premiadas. Aun así, el peso del cine español sigue siendo poco en este certamen, y no todas las culpas son de la organización francesa. Pero Thierry Frémaux, delegado general de Cannes, debe encarar algunos problemas no resueltos en 2019. Aún queda en las escaleras de acceso a la sala principal del Palacio de Festivales el recuerdo a la foto que el año pasado reunió a 82 directoras, productoras y personalidades del cine para remarcar, que solo 82 mujeres habían participado en la sección competitiva del certamen en sus siete décadas de historia, frente a casi 1.700 hombres. Y por otro lado, el divorcio Netflix-Cannes parece ser irreversible. ¿Puede el mejor certamen del mundo sobrevivir sin la plataforma digital más importante del mundo?
Palmarés del festival
Palma de Oro: Parasite, de Bong Joon-ho.
Gran Premio del Jurado: Atlantique, de Mati Diop.
Premio del Jurado: ex aequo, Les Miserables, de Ladj Ly, y Bacurau, de Kleber Mendonça Filho and Juliano Dornelles.
Mejor dirección: Jean-Pierre y Luc Dardenne por El joven Ahmed.
Mejor actriz: Emily Beecham, por Little Joe.
Mejor actor: Antonio Banderas, por Dolor y gloria.
Mejor guion: Céline Sciamma, por Portrait de la jeune fille en feu.
Mención especial del Jurado: Elia Suleiman, por It Must Be Heaven.
Palma de Oro al mejor corto: The Distance Between Us And The Sky, de Vasilis Kekatos.
Cámara de Oro: Nuestras madres, de César Díaz.
Mejor película de Una cierta mirada: A Vida Invisível de Eurídice Gusmao, de Karim Aïnouz.
Premio del Jurado de Una cierta mirada: O que arde, de Oliver Laxe.
Premio Especial del Jurado de Una cierta mirada: Liberté, de Albert Serra.
Babelia
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