Hijos del irrepetible Antonio Vega
La última generación del pop recuerda el legado del compositor fallecido hace 10 años
Hace justo 10 años, Antonio Vega fallecía después de varios días ingresado en el hospital Puerta de Hierro de Madrid, pero su estrella, lejos de apagarse, no ha parado de brillar desde aquel 12 de mayo. No solo sus mejores canciones siguen incandescentes tras el paso del tiempo, sino que también su legado se recoge de forma diversa por la música española, como la vida abriéndose paso en la naturaleza. De una forma tan sencilla como extraordinaria.
“La fuerza de Antonio es haber hecho temas que perduran a día de hoy y mantienen intacta la esencia de lo que es una canción”, asegura Zahara. La cantante española, a la que se le conocen bellas versiones de Chica de ayer y Lucha de gigantes, junto a Santi Balmes, de Love of Lesbian, reconoce que su deuda con Antonio Vega es indiscutible. Lo mismo opina Nina, cantante de Morgan: “El legado que ha dejado es inmenso y no solo en lo musical. Estamos siempre descubriendo cosas de él y es a veces imposible abarcarlo todo”. Y Marwan: “Ha influido a muchos músicos. Eso lo sabemos todos”.
Zahara, Morgan y Marwan son algunos de los compositores que forman parte de una generación que llegó a la música española tras el fallecimiento de Antonio Vega. Crecieron con sus canciones como antes había hecho la generación precedente, formada por Quique González, Xoel López, Depedro, Iván Ferreiro, Amaral, Bebe, Elefantes, Sidonie, Love of Lesbian o Marlango. La nueva generación de músicos, que se ha consolidado en la última década, ve la figura de Antonio Vega como un faro irremplazable para iluminar el mejor pop.
“Es uno de los grandes genios de la música en castellano. Se le colgó demasiado el sambenito de artista maldito y tenía algo muy especial”, señala Rafa Val, cantante de Viva Suecia. “No solo es importante por los textos y por la forma de interpretar, sino por su figura tan grande. Tenía algo que no se puede explicar y que lo tienen muy pocos”.
Ese algo lo captó Anni B. Sweet, cuando siendo una adolescente se topó con él durante un concierto. “Conocí a Antonio Vega antes de sacar mi primer disco. Me invitó a cantar con él, pero me produjo tantísimo respeto que no pude hacerlo. Luego no hubo otra oportunidad porque murió”, cuenta. Desde entonces, desde esa mañana en la que saltó la noticia de la muerte del autor de Chica de ayer con tan solo 51 años y tras varios lustros luchando contra los abismos de la drogodependencia, el nombre de Antonio Vega no es solo el de un músico importante. Es algo más. Es un emblema, como lo son Camarón, Paco de Lucía, Enrique Morente, Lola Flores, Nino Bravo o Enrique Urquijo. Un emblema del pop español. “Es un mito. Es una referencia absoluta porque ha hecho obras de una belleza y profundidad increíbles”, asegura Marwan.
Alquimista del sonido
Todos coinciden en afirmar que es muy difícil versionar a Antonio Vega. Amante de las matemáticas y el universo, Vega era un estudioso del sonido, una especie de alquimista pop donde todo guardaba un gran orden. Era muy complicado saber qué influencias sonoras manejaba en cada momento, porque no eran evidentes y sabía otorgar a sus canciones de un sello personalísimo. Solía decir que siempre componía primero la música y luego las letras. El resultado solían ser canciones que parecían sencillas, pero con una enorme complejidad arquitectónica. “Las construcciones que hace con las letras, aparentemente fáciles, son textos muy trascendentales. Sin embargo, se expresa de una forma que es como liviana”, explica la cantautora Vega, quien ha versionado más de un tema del músico, como Tesoros.
Un ejemplo de tantos sería El sitio de mi recreo, una composición con un esqueleto sólido, construido con un juego de acordes extraño, pero que encaja al milímetro y que terminaba por otorgar una brillante melodía interna, impulsada por unos versos que alumbran imágenes poderosas. “Tiene una personalidad arrolladora. Líricamente es único. Es imposible, en cuanto empieza a sonar, no reconocerlo”, explica Ricardo Lezón, que está al frente del grupo McEnroe.
“Escuchas cualquier canción de Antonio y sabes que es suya. Tiene un sello indudable”, coincide Marwan. “Vivimos en un mundo musical donde prima la super producción y, a veces, asesinamos las canciones. Algo que con él eso no pasa. Siempre prima la canción”, sentencia Zahara. La canción, ese catalizador emocional, que viniendo de Antonio Vega quedará para siempre.
Babelia
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