_
_
_
_
in memoriam
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

La paz según Diego Galán

El autor recuerda su amistad con el cineasta y el día en el que le ganó para siempre

Diego Galán fotografiado en su despacho en 1997.
Diego Galán fotografiado en su despacho en 1997. JAVIER HERNÁNDEZ

Conocí a Diego en la redacción de EL PAÍS de Madrid en los años en los que fui responsable de la sección Política y jefe del Suplemento Dominical. Diego iba por allí, charlaba con la gente de Cultura y alguna vez nos saludamos y/o charlamos brevemente. No éramos amigos pero simpatizábamos. Mi relación creció y se hizo mas rica desde que me puse al frente de Cinemanía, en 1995, y asistí al festival de cine de San Sebastián, que Diego dirigía con buen tino en un momento de “aguas turbulentas” en el País Vasco. Había que ser muy fino para sobrevivir a las tensiones creadas por los atentados de ETA y la violencia que desataban en las calles de la ciudad los abertzales radicales. Si tenía miedo o le temblaba el pulso, no se le notaba. Todo lo superaba con ese humor socarrón, cuando no corrosivo, que remataba con sus clásicas risotadas, mientras se ajustaba las gafas. Era un tipo brillante y podía ser muy divertido y también muy puñetero, cuando se lo proponía. No se daba importancia pese a haber logrado mantener, consolidar, profesionalizar y llenar de atractivos el festival donostiarra.

Como quiera que yo le llamara un par de veces para pedirle si me confirmaba nombres de películas o de artistas de los que se rumoreaba que “iban seguro” a Zinemaldia, luego, en adelante, cada año, a falta de un mes del festival me llamaba, socarrón, para que le informara de “quienes iban a venir seguro” a Donostia. Luego rematábamos con un encuentro en uno de los buenos restaurantes de la ciudad, con un menú exquisito y bien regado.

Más información
Agur, Diego, agur

Nuestra relación se estropeó cuando en un programa de Hoy por Hoy, de Iñaki Gabilondo, aseguré que, “de buena fuente” (que no era otra que alguien del equipo del propio festival) que el viaje de Robert de Niro a San Sebastián había costado una cantidad importante. Diego llamó, enfadado a Iñaki para desmentir que De Niro hubiera cobrado tal dinero. Aclaré a Gabilondo, y dije en las ondas de la Ser, que yo nunca había dicho que ese dinero lo hubiera cobrado el actor sino que la cifra era el coste total del viaje. El tema quedó así pero nuestra relación se deterioró y pasamos de los abrazos al vernos al simple hola insinuado con un movimiento de cabeza, poco mas.

Así hasta que el 12 de Marzo de 2004. Ese día se celebraba en Madrid la manifestación mas masiva que se recuerda en la historia de la ciudad, gentes de todas las edades, ideologías y condición social se reunieron en las avenidas de la ciudad para colapsar el centro reclamando PAZ con mayúsculas. Junto a la Cibeles avisté a Diego. Me miró y, sin mediar gesto ni palabra, se vino hacia mí y me espetó con esa voz tronante que usaba a veces: “En un día como hoy, en una manifestación por la paz como la de hoy, no imagino una oportunidad mejor para que dejemos a un lado nuestra diferencias y sellamos nuestra reconciliación”, Mi respuesta fue un abrazo con un “¡Claro que si, Diego, sabes que te quiero!” Y así permanecimos unos segundos antes de que nos arrastrara la marea humana que gritaba por la Paz. Ese día Diego me ganó para siempre y me dio una gran lección humana. Humanidad le sobraba.

Javier Angulo. Periodista y director de la Semana Internacional de Cine de Valladolid (SEMINCI)

Toda la cultura que va contigo te espera aquí.
Suscríbete

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
RECÍBELO

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_