China, territorio de expansión para el cine español
El éxito de Oriol Paulo y las apuestas por coproducciones de animación abren las puertas a un mercado de 1.400 millones de espectadores
Hasta hace menos de una década, China era un país cerrado a cal y canto para el resto del cine mundial. Y con multitud de proyecciones piratas. Sin embargo, la apertura del Gobierno a Hollywood, la aprobación de una ley para controlar la taquilla del cine -con la que se atajaba la competencia desleal y afianzaba la censura- y la multiplicación de salas han convertido al país asiático en el mercado de moda: las películas de superhéroes añaden personajes chinos y/o secuencias en ciudades como Shanghai, mientras Hollywood toma decisiones creativas según funcionen sus filmes en Asia. En 2018, según Variety, las salas de Estados Unidos y Canadá recaudaron más de 10.500 millones de euros, y las de China 785 millones (el 54% procedente del cine nacional).
Convertido en el segundo mayor mercado del mundo, el chino ha devenido en un territorio muy atractivo para todas las industrias cinematográficas. Inclusive, la española. Apoyados en un convenio de coproducción en España y China que se firmó en 2015 y entró en vigor el pasado noviembre, ya hay varios filmes de animación como Bikes -oficialmente la primera coproducción- y Dragonkeeper a punto de estrenarse o en marcha, y el fenómeno Oriol Paulo no conoce límites.
La primera noticia surgió en 2017 y parecía casi una anécdota folclórica: Contratiempo, un thriller de Oriol Paulo, había sido descargado ilegalmente un millón de veces en China, país con 1.400 millones de habitantes. Lo que llevó a que se estrenara en 7.000 pantallas y recaudara al final más de 20 millones de euros. Así entró en el listado de las diez películas extranjeras -descartadas las hollywoodienses- más taquilleras de todos los tiempos en China. Y sin las asiáticas -las nueve primeras-, Contratiempo asciende a la primera posición. "Nunca busqué este récord ni sé por qué les gusta mi cine, pero sí veo que los espectadores chinos entran muy rápido en el juego que les propongo", contaba Paulo la semana pasada con una sonrisa. El taquillazo se ha multiplicado con su tercer filme, Durante la tormenta, estrenado en el resto del mundo como Mirage, y que el pasado viernes volvió a las salas en España -tras un mal primer recorrido comercial (800.000 euros) en diciembre pasado- por su éxito en China. El 28 de marzo se estrenó en 24.621 pantallas, recaudando el doble en su primer fin de semana que Contratiempo: se fue hasta 66 millones de yuanes, 8,7 millones de euros, con lo que entró la séptima en la lista de películas más taquilleras en todo el mundo durante aquel fin de semana. Lleva, después de tres semanas, más de 15 millones de euros, según Dianping, la mayor web de recomendación de ocio en China.
Si Paulo, que ha promocionado la película en nueve ciudades, con 48 proyecciones con coloquio y otros tres días de prensa en Pekin ("Y eso que la principal publicidad se hace por redes sociales"), no sabe en qué se basa su éxito, algunos de sus espectadores sí. “Los giros sorprendentes en la trama”, decía Zhao Haibo, estudiante de 23 años. Zhao se acercó el pasado lunes a ver Durante la tormenta (estrenada en China como Mirage) en un cine en Dongdaqiao, un barrio comercial en el centro de Pekín. Ya había visto Contratiempo hacía dos años y le gustó. “Y esta es del mismo estilo, así que decidí verla también”, remata. Incluso a la sesión a la que había asistido Zhao, un lunes a las tres de la tarde -un páramo de asistencia, sin incentivos como el día del espectador-, han acudido una docena de personas. Un éxito explicable, quizá, por sus tramas llenas de giros, que sin meterse en honduras obligan a pensar al espectador y que se alejan notablemente de los dibujos animados, comedias románticas, grandes blockbusters de acción o épicas históricas que suelen componer la oferta habitual de las multisalas chinas. “Contratiempo tiene más sorpresas. Mirage también está bien, pero quizá el final es más obvio”, opina Zhao, que no sabe nombrar otras películas españolas ni recuerda haber visto nunca alguna. En Dianping, Durante la tormenta está valorada con una media de 8,7 sobre 10, con votos de más de 45.000 personas.
La animación como punta de lanza
Apoyado en el convenio hispanochino -China solo coproduce con quien haya firmado acuerdos interestatales y ahí Francia adelantó hace tiempo al resto del mundo-, el productor Ximo Pérez y el director Manuel J. García han realizado Bikes, película de animación que se estrena esta semana en España y en unas 5.000 pantallas en agosto en China. García fue quien empezó a buscar financiación en China en 2011: "Si hay un país con bicicletas, ese es China, ¿no?". Sin embargo, fue imposible hasta la firma del convenio. "En marzo de 2016, la productora asiática CVC Group entró en escena, aceptó la propuesta y firmamos el acuerdo en la Academia española de cine", recuerda Pérez. "El grupo chino se dedica a todo tipo de actividades culturales, incluido un parque de atracciones, y ahora han entrado en el cine a través de la productora Beijing Ying Tian Pictures". García recuerda que tuvieron que esperar año y medio a tener aprobado el guion por parte del Gobierno chino.
En Bikes hay guiños al público chino, como el diseño arquitectónico, algún personaje y los letreros comerciales, en chino o inglés. "La película ha costado cinco millones de euros. Un 30% de la financiación procede de China y un 20% de Argentina. El trabajo artístico se ha hecho casi por completo en España", explica el productor. "Hay que reconocer que la animación es más fácil en cuestión de censura, me parece más complicado con otros géneros". Bikes es la primera de cinco películas firmadas para los próximos siete años. "Es muy complejo trabajar con ellos", asegura García. "En cuanto algo ven algo raro en la coproducción, se retiran".
A 50 kilómetros de Pekín, en los estudios de animación de China Film Animation, el futuro se ve con mucho más optimismo. Allí se desarrolla Dragonkeeper, la más ambiciosa producción de animación hispanochina: por parte española, Dragoia Media, Movistar + y Atresmedia Cine; por parte china, el China Film Group, la empresa cinematográfica estatal más grande. El filme -que se estrenará en 2021, primero en China y luego en España- desarrolla los seis saga de libros de Carole Wilkinson, que transcurren en una China mágica y épica durante la dinastía Han. La producción de 20 millones de euros la dirige Ignacio Ferreras (Arrugas), y desde las afueras de Pekín responden al teléfono dos de los productores españoles: Manuel Cristóbal y Larry Levene. Levene es una institución en las relaciones hispanochinas: lleva trabajando en China desde 1996. "Nosotros somos coproducción financiera y artística al 50%. Y ahí está el reto", afirma Levene. "Los chinos tienen un lenguaje ideográfico, y por eso su pensamiento se construye asociando imágenes y no palabras, como nosotros. Ellos leen las imágenes, lo visual en el cine también es una charla con el espectador. De ahí que hayamos trabajado con sumo cuidado el guion. Desarrollamos una animática -una animación del storyboard- doblada al chino, y sobre ella hemos debatido dos años".
La película, insisten los productores, pertenece a ambos países: "¿Qué aportamos nosotros de valor añadido? Nuestra animación, muy superior a la china. Ellos tienen un enorme mercado. Quisimos apostar a lo grande por China Film Group, lo logramos, y eso ha hecho que el Gobierno chino sienta que esa película es suya". Como subraya Cristóbal: "Esperamos que Dragonkeeper sea relevante para el público chino y exótica para el espectador internacional".
Babelia
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