El artista sanador de ciudades
Dionisio González, que fotografía paisajes urbanos y les añade arquitecturas propias, presenta su mayor exposición en Málaga
Dionisio González (Gijón, 1965) se ha convertido en una especie de sanador de ciudades, arquitecto de los deseos o mago de la habitabilidad. Sus propuestas han mejorado arrabales, favelas y poblaciones expuestas a huracanes y tifones en países tan distintos como Brasil, Vietnam, Corea del Sur, Italia, Estados Unidos, Holanda, Cuba... Todo sin tocar un ladrillo, porque González no es arquitecto, aunque le hubiese gustado, sino un artista plástico empeñado en mejorar su entorno. De momento, con ideas, porque aunque ha recibido ofertas para hacer realidad algunos de sus proyectos —en Busan (Corea del Sur) estuvo a punto pero se truncó por problemas políticos— aún no ha materializado ninguno.
El Centro de Arte Contemporáneo (CAC) de Málaga reúne, hasta el 17 de marzo, la exposición más ambiciosa de cuantas ha realizado el artista: Parresia y lugar, un repaso por su trabajo entre 2006 y 2017 plasmado en casi 90 obras, entre fotografías manipuladas, vídeos, foto-esculturas, prismas holográficos y maquetas. “El título adelanta lo que es la muestra. Parresia significa el decir veraz y lo contrapongo a existimar: dar por cierto algo que no lo es”, explica el artista preocupado con el efecto que las fake news tienen sobre la sociedad.
En Instalación: construir, habitar, existimar (2015) parte de Umberto Eco, cuando decía que la sobreinformación es desinformación, para crear un falso —pero totalmente creíble y bien documentado— proyecto sobre dos casas realizadas por Breuer (1954) y Mendelsohn (1953). “Internet empieza a ser una especie de vertedero donde arraigan todo tipo de bulos y eso hace que aún cuando sabemos que algo es falso nos resulta dificil cambiar de opinión”, precisa el artista.
El gran espacio del CAC —que ocupa el antiguo mercado de mayoristas obra del arquitecto racionalista Luis Gutiérrez Soto de 1944— es ideal para albergar las enormes composiciones fotográficas (cinco de sus obras expuestas tienen 9 x 2 metros cada una) sobre las favelas de Brasil de la serie Cartografías para a remoçao. Y también para sus sorprendentes fotografías de ciudades plegadas, en las que continúa manipulando la realidad para mejorarla con sus propuestas.
Dionisio González, que reside en Sevilla y cuya obra forma parte de las colecciones de grandes museos como el Pompidou de París, el Reina Sofía de Madrid o el Contemporary Photography de Chicago, estudia a fondo los lugares sobre los que trabaja antes de visitarlos y se apoya en urbanistas, filósofos y arquitectos para realizar sus propuestas que siempre son viables, aunque no sean reales.
“Heidegger decía: ‘Todo proyecto no construido es una ruina’ y toda ruina es fruto del abandono; por lo tanto, la no construcción implica destrucción”, reflexiona el artista que en su serie Las horas claras desarrolla los proyectos que grandes arquitectos, como Le Corbusier, Frank Lloyd Wright o Aldo Rossi hicieron para Venecia pero nunca se construyeron.
“La ciudad como la entendieron Aristóteles o Platón ha muerto. Los urbanistas Lewis Mumford y Jane Jacobs o, incluso antes, el sociólogo y botánico Patrick Geddes, hablaban de cacotopía —el mal lugar— frente a eutopía —el buen lugar— refiriéndose a las ciudades. La primera tiene un fin lucrativo; mientras que la segunda es más social y colaborativa. Nuestras coordenadas territoriales se han modificado radicalmente. En las ciudades ya no se habla de ejes axiales, centro-periferia, sino de un eje temporal. No decimos a cuántos kilómetros está un sitio de otro, sino cuánto tiempo tardamos en llegar”, precisa González; quien desde el cambio de siglo empezó a investigar los problemas de habitabilidad en lugares especialmente precarios por estar expuestos a fenónemos naturales, como en Dauphin Island, o por el efecto antrópico, en Halong Series.
“Actualmente vivimos una exópolis —término acuñado por el geógrafo y urbanista Edward Soja y que supone la deconstrucción del orden centro-periferia—, una enormidad de elementos externos que interfieren en la propia lógica de la ciudad, entre ellas la globalización que hace que tengamos que enfrentarnos a problemas mundiales con infraestructuras locales”, afirma el artista quien, desde hace una década colabora con un arquitecto y un geógrafo para desarrollar sus proyectos.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.