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El fenómeno paranormal de Rosalía aterriza en Madrid

La cantante presenta en la plaza de Colón su segundo disco, 'El mal querer', ante más de 11.000 personas

Concierto de Rosalia en la plaza de Colon en Madrid.Foto: atlas | Vídeo: CARLOS ROSILLO / ATLAS
Fernando Navarro

Rosalía firmó la noche del miércoles un nuevo episodio en la historia de éxito más fulgurante que se recuerda en la música española reciente. Ante 11.000 personas presentó en la plaza de Colón de Madrid de El mal querer, su segundo disco, el primero en solitario. “No sabéis la ilusión que me hace este concierto. Os quiero mucho”, dijo la cantante nada más saltar al escenario vestida con un llamativo traje rojo a medio camino entre flamenca y patinadora. Acompañada de un grupo de bailarinas, coristas y un percusionista, que también hacía las veces de dj, El Guincho, quien además es coproductor del disco, Rosalía presentó su candidatura a nueva estrella planetaria, combinando el flamenco con los ritmos urbanos del trap, el R&B contemporáneo y el pop bailable.

Cómo una joven de 25 años, natural de Sant Esteve Sesrovires (Barcelona), e interesada por el flamenco, ha pasado en menos de tres años de cantar en salas pequeñas a ser candidata a cinco Grammys latinos por un álbum aún sin publicar, conforma un relato que encandila por igual a los medios (no hace más que acumular portadas) y tiene intrigada a una industria deseosa de estrellas capaces de llegar a nuevos públicos.

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Entre las razones de este éxito hay que apuntar primero la música: una mezcla entre flamenco y trap de tintes urbanos que llega en un momento propicio para los ritmos latinos que no entiende de fronteras a nivel global, como demuestran éxitos como los de Luis Fonsi o J. Balvin. En segundo lugar, está su asombroso dominio de las nuevas plataformas de promoción y distribución: El mal querer, que como un todo verá la luz este viernes, se ha concebido como un disco por entregas, para ser distribuido a través de gigantes como Spotify o YouTube.

Rosalía hablaba en una entrevista este martes no tanto de un álbum, como de un "proyecto con varios pilares: por un lado está el disco, por otro está el directo [para el que contrató a la coreógrafa de Rihanna] y por último están los visuales y los vídeos", para los que ha contado con el impactante estilo de la productora barcelonesa Canada.

24 horas al día, siete días a la semana

La cantante también domina los nuevos medios, muy del gusto millenial, de la promoción y las redes sociales, que lleva ella misma, junto a su hermana, Pili Vila (su madre "completa el equipo" como representante). Juntas deciden el estilismo y hacen las fotografías con una mezcla de atrevimiento y candor que no para de acumular seguidores (ayer se encaminaba a los 650.000 en Instagram). De hecho, se ha marcado un story en Instagram en mitad del concierto.

Y por último cuenta el trabajo. Todos los consultados para este reportaje —miembros de la industria, músicos de renombre a los que ella ha acudido en este tiempo para pedir consejo y gente de su entorno— coinciden en que su dedicación es de "24 horas al día y siete días a la semana" y en que “nunca dice que no a la promoción”. También en su estrategia, en la que “tuvo claro desde el principio” que es ella la que manda.

Pocos la creían cuando hablaba de sus aspiraciones de ser una "estrella global" cuando andaba defendiendo su disco de debut, Los Ángeles (Universal), una actualización del cante jondo junto al productor y guitarrista Raül Refree. Aquella fue la carta de presentación de un nuevo talento, que caló primero entre los críticos musicales.

Pocos la creían cuando hablaba de sus aspiraciones de ser una "estrella global" cuando andaba defendiendo su disco de debut

"Fuimos a verla a uno de sus conciertos del Circo Price después de su primer disco", cuenta José María Barbat, presidente de Sony España, actual discográfica de Rosalía. Allí también estaba Pedro Almodóvar, que poco después le ofrecería trabajar en su próxima película Dolor y Gloria. "Vimos que se había generado un interés muy bueno y creíble entre los entendidos de la música". Sony le hizo una oferta y Rosalía, que había licenciado Los Ángeles con Universal, escuchó. Y luego habló. "Desde el primer día nos dijo que ella quería ser una artista global. Que lo que estaba haciendo no era solo para España. Y que buscaba un socio para el resto del mundo", cuenta Barbat.

Todavía no había revelado nada de El mal querer, el disco que ya estaba cocinando secretamente, pero ya se sabía que lo suyo iba más allá del flamenco, gracias a una colaboración con el artista C. Tangana, que se hizo viral. También se interesó la marca Red Bull, que montó el gran concierto de presentación de anoche. Cuentan en la compañía de bebidas que ya entonces pidieron asociarse con ella. "Tenía chispazo", dicen. El mismo chispazo que vio Alejandro Sanz, que se quedó prendado de su soltura vocal en una fiesta en su casa donde ella cantó. También de su carisma.

Sanz la invitó a su homenaje en Estados Unidos y allí, acompañada de una orquesta, "robó el show a todos", con su interpretación de Cuando nadie me ve. Juanes fue uno de los que más se interesó por ella. El cantante colombiano le dijo a su mánager, Rebeca León, que la escuchase. Incluso la animó a ficharla. Y León, una veterana que trabaja con J. Balvin y otros pesos pesados de la música latinoamericana, pensó lo mismo que Juanes, Barbat o Refree.

El resto lo hizo la suerte. El CEO de Sony Music Entertainment, Rob Stringer, se encontraba en septiembre en Madrid de visita para un concierto de Camila Cabello y decidió pasarse a saludar por la sede española de la compañía. Coincidía que Rosalía, residente en Barcelona, estaba ese día en la capital y Barbat pensó que sería buena idea que se conocieran tras haber publicado con éxito la canción Malamente (cuyo pegadizo estribillo, "tra tra", aspiró a canción del verano). El flechazo de Stringer fue inmediato. "Quedó fascinado con ella y dijo que la veía trascendiendo el mercado español", cuenta Barbat.

Aquello fue determinante. Desde Sony España se decidió presentarla en las oficinas de Miami y Nueva York. Miami es una plaza clave para el desarrollo internacional de cualquier artista latino. Es la gran lanzadera. El máximo responsable de Sony la invitó a cantar en Nueva York durante la conferencia anual que reúne a las distintas filiales. A la disquera se le ocurrió la idea de comprar publicidad en las pantallas de Times Square el pasado 13 de septiembre para anunciar la salida del nuevo álbum, luego llegó la actuación en el prestigioso programa musical Later with… Jools Holland de la cadena británica BBC Two. Y el martes las pantallas neoyorquinas se volvieron a llenar de imágenes de Rosalía, coincidiendo con la publicación de su nueva canción, Di mi nombre.

Todos estos pasos forman parte de una magnífica estrategia comercial, pero también son gestos simbólicos que muestran el carácter global de una artista que en las distancias cortas es tímida y dulce, pero es capaz de cautivar a todos. También a Tim Cook, presidente ejecutivo de Apple. El pasado 25 de octubre presentó con ella un nuevo altavoz inteligente de su compañía. Cook afirmó que le encantaba Rosalía y que encajaba perfectamente en la visión de Apple. Tal y como afirman desde la multinacional de la informática, Rosalía reúne los "vectores fundamentales" del producto de Apple como son "la música, la innovación, la vanguardia y lo global". No son los únicos, la cantante tiene acuerdos firmados con YouTube Music, Spotify, Red Bull, Pull and Bear y ya ha protagonizado una campaña de Levi's, en buena parte por las influencias de su nueva manager Rebeca León. El domingo actuará en los premios MTV en Bilbao. El mes que viene en los Grammys latinos, donde la han elegido para cinco premios por solo dos canciones. Es el fenómeno paranormal Rosalía.

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Sobre la firma

Fernando Navarro
Redactor cultural, especializado en música. Pertenece a El País Semanal y es autor de La Ruta Norteamericana. Ejerce de crítico musical en Cadena Ser. Pasó por Efe, Abc, Ruta 66, Efe Eme y Rolling Stone. Ha escrito los libros Acordes Rotos, Martha, Maneras de vivir y Todo lo que importa sucede en las canciones. Es de Madrid.

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