El futuro de la SGAE y la magia negra
La retirada de varios músicos y la vuelta de Teddy Bautista animan el comienzo de la campaña electoral de la entidad
La SGAE lleva años encerrada en un laberinto. Por más que busque la salida, acaba siempre en el mismo punto. El presidente, José Miguel Fernández Sastrón, pareció encontrar al fin un atajo: un adelanto electoral, para el próximo 26 de octubre, que renovara la cúpula y regalara una brújula firme al rumbo caótico de la entidad. Sin embargo, los primeros días de campaña para los comicios parecen moverse por caminos demasiado familiares: acusaciones recíprocas y bandos enfrentados. A falta de dos semanas para las elecciones, las previsiones arrojan un solo pronóstico: niebla.
Hay, eso sí, algunas referencias para orientarse. Por un lado, una quincena de músicos conocidos, de Álvaro Urquijo a Kiko Veneno, pasando por Jota de Los Planetas, retiró el pasado jueves su candidatura a la junta directiva en protesta por la ausencia de voto electrónico en las elecciones y contra la gestión realizada por Sastrón. No reconocerán el resultado de las urnas, por no detectar las suficientes garantías democráticas, piden a los demás socios que tampoco voten, y amenazan incluso con llevarse su repertorio a otra entidad, ya existente o que funden de cero.
Por otro lado, el nombre más célebre dentro de la casa sí continúa en la carrera. La aparición de Eduardo Teddy Bautista en las listas de candidatos electorales generó júbilo y preocupación, según el socio al que se pregunte. Para los nostálgicos, el expresidente que lideró la SGAE hacia las mayores recaudaciones y repartos de su historia, que la llevó a ser la sexta entidad de gestión más importante del mundo y que no dudó en combatir por los autores batallas tan impopulares como la defensa del canon por la copia privada o contra la piratería es el único que puede guiar el organismo hacia un futuro sólido. “Con 34 años de gestión, es el que más experiencia tiene y los resultados de su época le otorgan cierta autoridad”, subrayan en su entorno, donde confirman su aspiración a volver al frente de la SGAE, si así lo eligen los 39 miembros de la junta que salgan de los comicios. “Y si hay una mayoría que pueda gobernar”, añaden.
Algunos de los músicos rebeldes, como Amaro Ferreiro, sin embargo, descartan que Bautista pueda representar “la cara de renovación de la SGAE”. Porque además de sus éxitos, en su pasado también está su accidentado adiós, en 2011, detenido por un presunto delito de apropiación indebida. Desde entonces, Bautista permaneció prácticamente en silencio y apartado. Aunque, al menos desde 2015, amigos y prosélitos ya le habían sugerido en decenas de ocasiones que volviera.
Lo hace ahora, justo cuando, tras siete años de investigaciones, aguarda para conocer la fecha del juicio oral que el magistrado de la Audiencia Nacional José de la Mata abrió en octubre de 2017 contra él y otras 10 personas. Para Bautista, en concreto, el fiscal pide siete años de cárcel. Entonces, señalan los críticos, ¿cómo puede presidir la entidad un líder a la espera de sentarse en el banquillo? ¿Y si el proceso empezara durante su gestión? ¿Qué supondría, además, para la ya maltrecha imagen de la SGAE?
En el entorno de Bautista, recuerdan el precedente de otra causa contra él, por presunto desvío de fondos, que acabó archivada en 2016. Y aclaran, en todo caso, que su regreso tan solo sería un paréntesis y que así lo ha dejado claro en varias conversaciones privadas. Una presidencia breve, con plazos temporales muy marcados y objetivos igual de claros: una cúpula profesionalizada, fichar a técnicos de “máximo nivel” y volver a la “filosofía de gestión de la SGAE como una empresa” que enderezó su anterior etapa. Defienden que se trata de lograr mayores ingresos y repartirlos entre los autores, ya que la entidad, por ley, no tiene ánimo de lucro.
Puede que, al menos en ello, el plan coincida con los músicos opositores. “La SGAE es un monstruo que está alimentándose a sí mismo”, denunciaba el pasado jueves Amaro Ferreiro. Lo cierto es que la fama de estos dos frentes apenas deja luz para los otros más de 90 candidatos que competirán por un puesto en la junta de la SGAE. Y que pelean por algo de visibilidad entre los dos colosos más mediáticos.
Mientras, desde el entorno de Bautista y de los músicos rebeldes confirman que entre ambos bandos hay contactos, aunque sea por intermediarios. Al fin y al cabo, también Sastrón y su antecesor en la presidencia, José Luis Acosta, se han reunido en distintas ocasiones con Bautista a lo largo de estos años. Tal vez comentaran la maldición que rodea el sillón más poderoso de la SGAE: Bautista, detenido en 2011; su sucesor, Anton Reixa, cesado por la propia junta en 2013; Acosta dimitió en 2016; y Sastrón se vio obligado a adelantar los comicios. Sea quien sea el futuro líder, necesitará un antídoto contra la magia negra.
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