Óscar Peñas, un catalán que triunfa en Nueva York haciendo jazz
El músico, afincado en Estados Unidos desde hace 13 años, presenta su nuevo disco ‘Almadraba’ y considera que todavía queda mucho por hacer con la música creativa en España
Le gusta tener todo bajo control. Por eso no duda en colocarse los auriculares de su móvil para atender esta entrevista telefónica mientras vigila cómo su representante, que también es su pareja, ultima los detalles de luces con la diseñadora para que todo esté perfecto en sus actuaciones. Óscar Peñas es un músico catalán de 46 años que lleva 13 afincado en Nueva York. Allí se marchó con una beca para estudiar jazz y allí continúa viviendo, por suerte, del jazz. Ahora estrena nuevo disco —el quinto en su carrera y el tercero grabado en Estados Unidos— y lo hace rindiendo homenaje a España. Almadraba recoge 12 canciones dedicadas a la tradicional pesca del atún en Andalucía. “Es una oda a esta técnica que utilizan los pescadores que me surgió después de que mi padre me enseñara las fotos de una excursión donde fue a conocer la pesca en Zahara de los Atunes (Cádiz). Desconocía esa tradición y descubrí que es muy atractiva, así que decidí rendirle este pequeño homenaje”.
Peñas comenzó en su Barcelona natal, donde estudió solfeo y guitarra clásica hasta los 17 años cuando, tras conocer el jazz, se enamoró y dio un giro para dedicarse a este género. Precisamente ha sido la mezcla de sus dos estilos lo que ha hecho que este último trabajo sea el favorito del compositor. “Estoy muy contento con el resultado porque la música clásica y el jazz son muy diferentes y juntarlos ha sido todo un reto, pero creo que ha quedado muy bien”, explica. La pasión por la música le viene desde bien pequeño. Su abuelo fue trompetista en una orquesta —acompañaba al famoso músico Xavier Cugat a sus conciertos— y aunque apenas lo vivió, pues murió siendo él un niño, el recuerdo siempre ha estado en su familia. Además, su madre cantaba en un coro y su prima hace rumba catalana, por lo que lleva el ritmo en los genes.
Con 24 años llegó a Boston con una beca para estudiar en la Escuela Musical Berklee, donde estuvo tres años. Regresó a España, pero se dio cuenta de que su música tenía muchas más posibilidades en Estados Unidos y, en 2005, volvió a hacer las maletas para cruzar el charco de nuevo. Allí conoció a su esposa, Zulema, una cubana que le presentó una amiga en común y que, después de 10 años de relación, también es su representante. Juntos se acaban de trasladar de Brooklyn —“un barrio que me encanta”— a Harlem, “una zona que está floreciendo y cada vez está mejor comunicada”.
Intenta viajar a ver a su familia al menos una vez al año, pero de momento no se plantea volver porque considera que en España todavía queda mucho por hacer con la música creativa. “El panorama de salas de conciertos y música en vivo aún está adormecido”, asegura. Peñas admite que es un sector que cada vez va creciendo y avanzando más, pero Estados Unidos ofrece una mayor oferta, tanto en formación como en ocio. “Hacer una carrera de jazz en España ahora es posible, cuando yo empecé no lo era, por eso me marché a estudiar fuera”, añade.
Como todo artista clásico, la disciplina es clave en su día a día. Es muy metódico, le gusta tener todo controlado y, aunque se declara poco supersticioso, la única manía que destaca antes de subirse a un escenario es la de la puntualidad. “Soy un poco obsesivo con la puntualidad. No tengo ningún ritual antes de subirme al escenario y lo hago muy calmado porque ya he tenido tiempo de atemperar mis nervios gracias a que llego al local con mucha antelación”, detalla.
En Almadraba ha contado con la participación de una leyenda del jazz, Ron Carter, un músico de 81 años considerado como uno de los contrabajistas con más grabaciones en la historia del jazz al que admira prácticamente desde que empezó en este mundo. “Ha sido un sueño que haya colaborado con nosotros. Nos seducimos los dos musicalmente hablando. Nos encantó grabar el dúo y me encantaría seguir trabajando con él”.
Todo está listo para arrancar. El trabajo final lo enseñará al público desde este miércoles 3 de octubre hasta el sábado 6 en Nueva York, en el festival Next Wave que organiza BAM (Academia de Música de Brooklyn, por sus siglas en inglés), ya que el disco todavía no lo ha publicado en formato físico. Le encantaría presentarlo en España y sería un honor hacerlo además de en su tierra, en Andalucía, aprovechando la inspiración del trabajo, así que espera, dice, con los brazos abiertos cualquier propuesta para ello.
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