Raúl Arévalo: “Soy de combustión rápida”
El director, guionista y actor ganador del Goya por 'Tarde para la ira' encarna a Nerón en el teatro y confiesa que el éxito estuvo a punto de sobrepasarle
Empezamos regular. Me pregunta que si le dejo leer la entrevista antes de publicarla porque ha tenido malas experiencias con los titulares. Le digo que no suelo hacerlo. Me dice que no se lo cree. Le digo que él mismo. Discutimos un rato cordial pero cabezonísimamente hasta que acordamos tirar para adelante y ver cómo evolucionan los acontecimientos. Hemos quedado en la muy cinéfila librería Ocho y Medio, frente al muy reputado cine Golem, templo de la versión original en Madrid. Difícil encontrar una localización más cinematográfica. Lo que sigue podría ser, de hecho, una escena de alguna película. Como que el entrevistado acaba leyéndole el pasado a la entrevistadora en las ojeras. Y tan amigos, oigan.
Nerón quemó Roma. ¿A qué le prendería fuego Raúl Arévalo?
Pues ahora mismo a nada. Pero soy cambiante. Paso de querer prenderle fuego a todo a decir: no, amémonos, respetémonos. Y luego, otra vez me inflamo. Intento huir de ese sentimiento.
Para el vengador de 'Tarde para la ira' eligió a su colega Antonio de la Torre. ¿'Muso' o amigo?
Antonio es mi hermano. Pero fue por interés. Quería una película seca, cruda, realista. Claro que un actor de 20 años puede interpretar a un asesino. Pero yo veo a Antonio, con esos ojos de 48 tacos a los que le ha pasado la vida por encima, le digo, cállate, cómete un torrezno, le pongo una cámara delante y me creo que es un asesino o lo que él quiera contarme. Los ojos de la gente que ha vivido me cuentan la vida.
¿Y qué cuentan los míos?
Avalado por sus cuatro Goyas como actor (por 'Gordos'), director, guionista y película (por 'Tarde para la ira'), Raúl Arévalo (Madrid, 1980) ha perdido cinco kilos para encarnar a Nerón en Mérida sin nada debajo de la túnica. El respeto del respetable lo lleva puesto.
Intuyo que estuviste con alguien mucho tiempo, pasaron cosas, y ahora eres mucho más segura en lo profesional que en lo personal y llevas coraza. Vas de segura, con tus gafas y tus cosas, pero es una forma de tapar lo afectivo.
Enséñeme el título de psicólogo.
Son cosas básicas. Lo que te digo es que me interesa más tu mirada que si tuvieras 25 años.
¿Y eso lo estropea el botox?
Absolutamente. No entiendo cómo las actrices y los actores piensan que van a trabajar más o que van a engañar a alguien poniéndoselo. Cuando ves a una tía de 60 años tocada, no ves a una de 45, sino a una de 60 con bótox.
¿Trabajaría el Arévalo actor para el Arévalo director?
No me dirigiría a mí mismo porque lo que me gusta el dirigir es ver desde fuera. Pero como sé por dónde vas, te contesto: No trabajaría para mí, no me aguantaría. Soy un cabezota, tiene que ser lo que yo digo. Soy un pesao, un cansino, que dice José Mota.
Lo digo por la edad. Tiene 38, Ya no es un crío. ¿Da el perfil?
Estoy en el límite. Siempre he parecido más joven, Ahora no parezco un niñato de Al salir de clase, pero tampoco un camionero de 50 años. Me quedan los peores momentos de la vida que pasar.
¿Uno de los mejores fue su lluvia de Goyas en 2017?
Sí, y lo gestione muy mal. Quise abarcarlo todo, y lo pasé fatal. No es que tuviera estresado, es que vivía en el estrés. Descuidaba a mis amigos, a mi familia, a mí mismo. No me dio un jamacucuo de milagro. He cambiado de prioridades. Ahora estoy tranquilo y feliz en lo profesional. He cumplido mi ambición y estoy intentando dedicar más tiempo a lo personal. A los míos y a mi mismo.
O sea, que ahora está zen. Casi le estoy viendo sentado en la terraza de 'Azuloscurocasinegro'.
Sí, ya has visto lo zen que he estado al principio. No soy zen ni queriendo. Estoy zen, recibo una noticia que me cabrea o una llamada que me carga, y ya estoy otra vez en combustión.
Entonces es cuando le entra el momento 'Tarde para la ira'.
Y dale con preguntarme cómo me veo. Lo que te puedo decir son las cosas que me atormentan.
Ok ¿Qué le inquita, le atormenta y la perturrr...
La culpa.
No me ha dejado ni teminar. Parece que lo tenía pensado.
Sí, por mi culpa, por mi gran culpa. Seas cristiano o ateo, hay algo que hace que vivamos culposos en general, como concepto.
Algo habrá hecho.
Seguro. ¿Tú no tienes culpa?
Todo el rato.
Eso es lo que me fascina. Te culpas, te castigas, lo comentas con cinco amigos y todos se siente culpables, cada uno a su modo.
Ahí hay tema para una peli.
Será por temas. Escribo de lo que conozco, de lo que sé, de lo que me toca las tripas y de cerca.
O sea, que conoce bien la ira.
No, pero me gusta investigar y profundizar sobre qué pasaría si te dejas llevar por tus impulsos.
Menudo pronto gastamos.
Sí, soy de combustión rápida. Pero igual que me enciendo, me apago. A cambio, funciono bien bajo presión. Me agobia más pensar en ir a pagar un recibo al banco que dirigir una peli. En el set siento control, esa paz que me hace bien. Pero sí, tengo que aprender a relajarme. Estoy en ello.
Babelia
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