Cuando el pop coreano pega más fuerte que ‘Despacito’
El TLP Tenerife agrupa a más de 50.000 personas en el mayor evento de ocio alternativo de España
Tenerife. 21 horas del 20 de julio de 2018. En el recinto ferial, al sur de Santa Cruz, miles de jóvenes aguardan a que comience la final del concurso de K-pop (grupos que coreografían las más famosas canciones de pop coreano). Cosas del destino, a la misma hora, a menos de 100 metros y junto al mar tiene lugar el concierto más esperado del verano en la isla: el de Daddy Yankee y Luis Fonsi. La mezcla de sonidos en un punto intermedio entre ambos conciertos suena como si los dioses de la generación Y y de la generación Z (millennielas y posmillennials) se enfrentaran en una batalla de decibelios. A un lado del cuafrilátero: Gasolina y Despacito; al otro: You and I, de Dreamcatcher, o Energetic, de Wanna One, dos de las canciones coreanas que más grupos de K-pop usan para bailar.
El TLP Tenerife es una mezcla de todo aquello que seguimos llamando (quizá por poco tiempo) la otra cultura, o el otro ocio. Cómics, videojuegos, manga, tecnología. Un compendio cultural y digital que el año pasado reunió a 56.000 personas durante los cinco días que duró el evento y que este año (ya van 13 ediciones) amenaza con batir su propio récord de asistencia.
Aunque la media de edad ronda de los 13 a los 16 años, entre las miles de personas del público que baila con las coreografías de los grupos españoles de K-pop como Midnight o Daft Youth hay de todo.
-¿Cómo se hace uno fan del K-pop?
-Bueno, generalmente por influencia de la cultura japonesa- responde Laura, de 24 años, que viene acompañada de su pareja, Rober, de 29, también seguidor del K-pop-. Una se interesa por las series anime, por sus canciones, y luego cuando ves un videoclip de pop coreano no puedes parar. La estética, las coreografías y el ritmo... si ves uno estás perdido.
El TLP es el mayor evento de sus características que hay en España. Lo que empezó siendo una Lan Party, un punto de conexión rápida y masiva a Internet -unas 2.000 personas que traen sus ordenadores para disfrutar de los 20 gigas de conexión, y que se quedan a dormir en un improvisado campamento dentro del recinto-, fue añadiendo poco a poco patas a su propuesta. Hoy, pasear por el recinto tinerfeño equivale a cruzarse con cientos de cosplayers, zonas donde se dirimen competiciones de eSports a nivel internacional, tiendas de merchandising anime y miles y miles de jóvenes que hacen de este tipo de ocio su modo de vida.
Una edición de invierno en el Sur
El presidente del Cabildo (patrocinador del evento y organizador del viaje de este periódico), Carlos Alonso, anunció que el TLP tendrá una edición de invierno en el Sur de la Isla. En próximas fechas se darán más datos sobre esta nueva edición que contará, al igual que TLP Tenerife, con una zona LAN para acampar y disfrutar de una máxima conectividad; además habrá competiciones de eSports, manga, cosplay, K-Pop y nuevas tendencias y un espacio para la formación. La propuesta busca nuevos caladeros turísticos y pretende ofertarse también en los países europeos de los que procede el turismo de la isla. La tecnología y el ocio, ahora también como vector turístico.
Cómic en vivo.
Uno de los puntos calientes de este aquelarre neocultural es la posibilidad de que nuevos creadores digitales se acerquen al público. La sección TLP Innova organiza charlas de diseñadores, ingenieros de Google y programadores. La sección Summer Con hace lo propio con gente del mundo del cómic como La ilustradora Muntsa Vicente O el mangaka Yuji Shiozaki.
El plato fuerte de este año es el gran guionista de cómics Brian K. Vaughan, en la que es su primera visita a España, y acompañado del ilustrador Marcos Martín, que desgranan su trabajo en la industria de las viñetas con un pequeño grupo de periodistas antes de dar una charla abierta al gran público.
“Sería divertido”, dice Vaughan sobre la inminente adaptación a serie de Y: el último hombre, y sobre si está preparado para que su obra se convierta en un fenómeno global como The Walking Dead. “Pero aunque trabajar en una adaptación está bien, lo cierto es que prefiero centrarme en los cómics. Ese es mi trabajo”. Vaughan (Cleveland, 1976) y Martín (Barcelona, 1972), han trabajado juntos en obras como The private eye o Barrier.
“La industria del cómic minusvalora al dibujante”, señala Martín. “Es como si, en el cine, yo fuera el guionista”, expone Vaughan señalando a su amigo. “Pero él fuera el director, el director de reparto, el diseñador de vestuario, el iluminador…”. Ahí está: un guionista de cómics que quiere que se deje de tratar a los ilustradores como artistas de segunda. Y, a su alrededor, miles de jóvenes que quieren que se deje de tratar su ocio como un ocio menor.
Babelia
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