Nacho Carretero: “Si ha servido para que no vuelva a pasar, ya ha servido para algo”
La editorial Libros del KO manda imprimir nuevas copias de 'Fariña', el libro que tras un secuestro judicial de cuatro meses, vuelve a poder venderse
Hubo un momento, en el juicio celebrado a causa de la denuncia de José Alfredo Bea Gondar a Nacho Carretero por vulneración al honor, en que el abogado de Bea explotó: "Mi cliente no es narco, no se le puede llamar narco. En cualquier caso, sería blanqueador de dinero proveniente del narcotráfico". El fiscal, revolviendo papeles, levantó la vista: "Efectivamente, su cliente no es narcotraficante, pero hombre, a ver, condenado por blanqueo de capitales procedentes del narcotráfico. Vamos, que con su condena y sus relaciones, tampoco es que se le esté llamando narco a uno que pasa por ahí". El juicio quedó visto para sentencia después de que el fiscal dijese que lo que se contaba en Fariña, el libro de Carretero, era veraz. Durante la vista, el demandante se quejó de que a causa del libro, a su bisnieto en el colegio le decían que su bisabuelo era un narcotraficante.
En enero de 2016, Bea, exalcalde de O Grove (Pontevedra), demandó a Carretero y a su editorial, Libros del KO, por vulneración al honor al relatar su participación en aquella operación. Reclamaba 500.000 euros ("medio millón o nada", anunció a la editorial cuando esta se avino a dialogar), rectificación pública, difundir la falsedad de las afirmaciones y la desaparición de su nombre del libro. También medidas cautelares que la jueza, a finales de febrero de 2018, estimó parcialmente, como el secuestro de Fariña y la prohibición de imprimir más ejemplares. Para que el secuestro fuese efectivo, Bea depositó 10.000 euros. Días después, en medio de un escándalo que llegó a páginas de la prensa internacional, el expolítico dijo a El Mundo: "Si no fuera creyente y tuviera un revólver, buscaba al autor y le pegaba un tiro en la cabeza".
Cuatro meses ha permanecido secuestrado un libro en España. Cuatro meses que han hecho un costurón a una editorial especializada en publicar no ficción y que había encontrado en Fariña el superventas con el que tener estabilidad financiera. Cuatro meses que han coincidido con la emisión de una serie basada en el libro, producida por Bambú, y que ha tenido en prime time una audiencia millonaria. Cuatro meses que también se han llevado por delante Sant Jordi y la Feria del Libro de Madrid, las dos citas literarias más importantes del año. “Ha sido duro y surrealista, pero ya está. Sí espero que la experiencia sirva para que se vea lo inútil e infructuoso que resulta secuestrar un libro. Si ha servido para que no vuelva a ocurrir, ya ha servido para algo”, dice el autor.
Emilio Sánchez Mediavilla, editor de Libros del KO, explica que desde el 30 de mayo, fecha en la que se reunió la Audiencia Provincial, esperaban que se revocase la medida cautelar aplicada sobre Fariña. Mantuvieron esperanzas incluso de que llegase a la feria de Madrid. Todos los días, su procurador se comunicaba con la Audiencia para saber si se producía el anuncio. Pero no fue hasta este jueves, día de la celebración del juicio, cuando supieron que el fiscal pedía el fin de secuestro. Este viernes, a las nueve de la mañana, Alberto Sáez (junto con Álvaro Llorca y Emilio Sánchez Mediavilla, editores de Libros del KO) recibió la llamada esperada: el libro podía volver a venderse, su secuestro había sido revocado. Desde la editorial se hicieron dos llamadas: la primera a la imprenta, Kadmos, para poner en marcha una tirada de 15.000 ejemplares; la segunda, al autor, Nacho Carretero, al que despertaron para darle la nueva.
Será la undécima edición de Fariña que llegue a las librerías; la editorial mantenía parados unos 8.000 ejemplares de la última edición que se encuentran ya a la venta. Algunos de los establecimientos sacaron el libro a sus estanterías después de un largo encierro. Otras librerías se encuentran esperando la llegada de ejemplares, que estarán el lunes. En Galicia y Cataluña, además, se pondrán a la venta las ediciones en gallego (publicada por Xerais y traducida por Xosé Manuel Moó) y catalán (por Navona Reporters, prólogo de Manuel Rivas y traducción de Toni Cardona).
El periodista coruñés presentó la semana pasada en Lisboa la edición portuguesa, Farinha. “No va a haber un Fariña II, pero sí es verdad que mis fuentes me mantienen al día; de la parte de los malos no llega nada. Los actuales jefes del narcotráfico gallego son personajes muy discretos, no les gusta el alboroto ni para ir a los tribunales. Ahora están muy contentos con que el foco de la actualidad se haya ido hacia Algeciras", dijo allí.
Con una caja de esos libros cruzó Carretero la frontera de regreso a Galicia, cerrando un círculo abierto en el mismo prólogo del libro, en el que narra la historia de un contrabandista que cruzaba la raia en bicicleta cargado de bolsas en las que la policía nunca encontraba nada: era un contrabandista de bicicletas.
La serie Fariña ha sido una de las grandes sensación televisivas del año. Producida por los gallegos de Bambú, con un reparto con Javier Rey, Marta Larralde, Tristán Ulloa, Morris, Isabel Naveira, Manuel Lourenzo, Tristán Ulloa, Carlos Blanco, Eva Fernández o Xosé Antonio Touriñán, la serie fue seguida por más de dos millones de personas, a la espera de su llegada a la plataforma Netflix. Diez episodios en los que se detalla el origen y consolidación de los clanes gallegos del hachís y la cocaína desde su transición con el contrabando de tabaco. También la infiltración del narco en la vida política gallega, así como el trabajo de las madres que se levantaron contra los jefes de los clanes y agitaron la sociedad de la época para denunciar el destrozo que estaba causando la droga. Todo ello basado en el trabajo de Nacho Carretero, que además de sus fuentes y de su investigación, bebe de los grandes corresponsales gallegos que cubrieron sobre el terreno el ascenso y caída de los apellidos de la droga (Oubiña, Miñanco o Charlín): Susana Luaña, Elisa Lois, Perfecto Conde, Benito Leiro, Felipe Suárez, Xulio A. Fariñás, Xosé Hermida y tantos nombres que ayudaron a visibilizar la lacra de la droga en las Rías Baixas.
Babelia
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