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Cultura suprime la fusión entre el Real y el Teatro de la Zarzuela

Guirao anula el decreto que el Ejecutivo del PP aprobó hace un mes y aborda una profunda reforma de las compañías del Instituto Nacional de las Artes Escénicas y de la Música

Jesús Ruiz Mantilla
José Guirao (en el centro), durante su visita de ayer al Archivo General de Indias en Sevilla con su director Manuel Ravina (a su derecha); el concejal de Cultura sevillano, Antonio Muñoz, y el director general de Bellas Artes, Luis Lafuente
José Guirao (en el centro), durante su visita de ayer al Archivo General de Indias en Sevilla con su director Manuel Ravina (a su derecha); el concejal de Cultura sevillano, Antonio Muñoz, y el director general de Bellas Artes, Luis LafuentePACO PUENTES

Ha sido la primera decisión de calado del nuevo ministro de Cultura, José Guirao. El viernes, anunciaba en una entrevista en EL PAÍS que quería repensar la unión del Teatro Real con el de la Zarzuela. Pretendía hablar con las partes implicadas antes de que entrara en vigor el decreto aprobado por el Ejecutivo del PP hace apenas un mes. Se reunió con los sindicatos, con los responsables de la que iba a ser la nueva fundación y con directivos del Instituto Nacional de Artes Escénicas y de la Música (Inaem). Su decisión ha sido anular el decreto.

El ministro se planteó una alternativa: suspenderlo para una más profunda negociación de los aspectos laborales o, como demandaba la plantilla del Inaem, directamente anularlo. Al final, ha sido así, pero, como apuntan fuentes de Cultura, “no para que todo vuelva a ser como antes”. Más bien con vistas a tomar impulso y emprender una reforma integral del instituto que lidera los espectáculos del sector público, una recurrente demanda de los directores de teatros, compañías de danza y música que lo integran —un total de 14 entidades—.

Si Guirao se decide por cortar el nudo gordiano que ahoga a estos organismos, habrá firmado la supervivencia de instituciones como el Centro Dramático Nacional, la Compañía de Teatro Clásico, el Ballet Nacional, la Compañía Nacional de Danza, la Orquesta Nacional, el Centro Nacional de Difusión Musical y el Teatro de la Zarzuela. Todos ellos reclamaban tener el mismo estatus al que iba a acceder la Zarzuela en su nueva etapa junto al Real o uno similar. Y eso ha pesado en la decisión de abordar una reforma integral del Inaem y, por tanto, de la creación pública.

“El problema básico es la grave complicación de la incertidumbre para los trabajadores, sin una seguridad por parte de Administraciones Públicas”, asegura el ministro de Cultura

Ayer fue un día de declaraciones cruzadas, cierta incertidumbre y sucesión de comunicados. Por la mañana, Guirao anunciaba en Sevilla, donde visitó el Archivo General de Indias tras participar anteanoche en la gala de entrega de los Max, su intención de suspender el decreto aprobado el 20 de abril por el Consejo de Ministros, que no tenía fecha concreta de aplicación. “Al margen de la bondad o no del proyecto, que habría que seguir pensando un poco, lo que estaba en marcha tiene un problema al que soy bastante sensible: no estaba resuelto cómo se integraban los trabajadores de la Zarzuela, que son más de 100 personas. Si los temas laborales no quedan resueltos, a la gente no les puedes pedir fe ciega”, aseguró. “Pero una cosa es lo que piense Cultura y otra [el Ministerio de Política Territorial y] Función Pública, que tiene las competencias sobre el personal”, añadió. “El problema básico es la grave complicación de la incertidumbre para los trabajadores, sin que haya seguridad” por parte de este último departamento. Cabían así dos razones para la paralización: “El asunto no se le había planteado antes al otro ministerio y no hay tiempo para ello, dado que el decreto de fusión entra en vigor el mismo día que los Presupuestos Generales, que va a ser enseguida”. En ese momento de la mañana, pedía tiempo muerto.

Los sindicatos recibían la noticia con cierta frustración y contraatacaban exigiendo la derogación total de la medida. “No podemos entender que el Gobierno actual se plantee la posibilidad de asumir la entrada en vigor de dicho decreto aunque lo suspenda sine die. Es el resultado de una manera de gobernar a la que ha renunciado explícitamente el actual Ejecutivo”, afirmaba también por la mañana en un comunicado el comité de empresa del Inaem.

El Real asumía entonces la decisión y volvía a la posición de salida. “Tenemos en marcha la celebración del bicentenario y la internacionalización de nuestros proyectos a nivel global. Era una propuesta compleja pero llena de oportunidades”, dijo Gregorio Marañón, presidente de su patronato e impulsor de la fusión. El director general del Real, Ignacio García-Belenguer, había afirmado el lunes que estaban preparados para asumir la decisión del ministro. “Y más siendo parte mayoritaria de nuestro patronato el Ministerio de Cultura. Total respeto a la decisión”, abundó.

“La experiencia nos debe servir para acometer una reforma global”, aseguran fuentes del Inaem

Cuando a media mañana llegó a Madrid desde la capital andaluza, Guirao volvió a reunirse con los sindicatos y los responsables del Inaem, que dirige Montserrat Iglesias. A la salida, el ministerio anunció la anulación del decreto.

La marcha atrás supone dar impulso a una medida más ambiciosa, comentan fuentes de Cultura: la reestructuración del Inaem. Supone una constante reivindicación de todos los directores de sus unidades, que han ido planteando sin descanso a los sucesivos responsables del ministerio. Ya había pasado de ser una reclamación a una llamada de socorro. La rigidez de los convenios laborales y los recortes de Hacienda en la etapa anterior han dado al traste con giras internacionales de las compañías del instituto, dificultando gastos y contrataciones hasta extremos kafkianos. “La experiencia nos debe servir para acometer una reforma global”, añaden fuentes del Inaem.

De hecho, Guirao trasladó a los sindicatos que creará un grupo de trabajo para analizar el asunto en profundidad. Su objetivo será “lograr mejorar la gestión del Inaem, adaptarla a la naturaleza de sus actividades y potenciar su labor de difusión nacional e internacional de las artes escénicas y musicales”, según fuentes ministeriales.

Y ahí radica la clave. El malestar de las unidades del Inaem tras la anunciada fusión del Real y la Zarzuela era palpable. Todos reclamaban su derecho a flexibilizar la gestión con una urgente modernización, siempre desde el ámbito público. Los sindicatos son partidarios de debatir el futuro escenario. Ayer ganaron una batalla, pero lo que se avecina para sus demandas anuncia conflictos de intereses con un horizonte incierto.

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Sobre la firma

Jesús Ruiz Mantilla
Entró en EL PAÍS en 1992. Ha pasado por la Edición Internacional, El Espectador, Cultura y El País Semanal. Publica periódicamente entrevistas, reportajes, perfiles y análisis en las dos últimas secciones y en otras como Babelia, Televisión, Gente y Madrid. En su carrera literaria ha publicado ocho novelas, aparte de ensayos, teatro y poesía.

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