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Muere el escritor, galerista y político Manuel Arce a los 90 años

Fue autor de siete novelas, varios títulos de poesía, impulsor del grupo Proel y dueño de Sur, una de las galerías de referencia en España durante cuatro décadas

Manuel Arce, en una imagen de 2012.
Manuel Arce, en una imagen de 2012.PABLO HOJAS

No puede entenderse la vida cultural en el Santander del último medio siglo sin la figura y la obra del galerista, escritor, editor y político Manuel Arce Lago (San Roque del Acebal, Asturias, 1928-Santander, 2018), fallecido a los 90 años.

Llegó a la ciudad con ocho años y en 1948, continuando la estela del grupo poético Proel (José Hierro, Julio Maruri, José Luis Hidalgo o Carlos Salomón), creó e impulso una de las más significativas aventuras literarias de nuestra posguerra: la revista La isla de los ratones (1948-1955) y la colección de libros del mismo nombre (1949-1986). A lo largo de los 26 números de la revista publicaron poemas, entre otros, Juan Ramón Jiménez, Vicente Aleixandre, Blas de Otero, José Agustín Goytisolo, Pedro Salinas o Carlos Bousoño. Y en los más de cien títulos de la colección, dividida en cinco series distintas, vieron la luz títulos, por ejemplo, de Gabriel Celaya, Jorge Guillén, Gerardo Diego, Juan Eduardo Cirlot, Miguel Ángel Asturias o Ángel Crespo.

El 8 de julio de 1952, en la santanderina calle San José, Manuel Arce inauguró la librería y galería de arte Sur (1952-1994), espacio que se convirtió en una de las salas más destacadas del mercado artístico español contemporáneo. En las paredes de la galería Sur pudo verse obra de artistas de la Escuela de Madrid (Álvaro Delgado, Agustín Redondela o Luis García Ochoa); de los círculos renovadores en la pintura catalana de la época (Francisco Todó, Guinovart, Tàpies, Ràfols-Casamada); y de artistas como Agustín Riancho, Eusebio Sempere, José Caballero, Benjamín Palencia, Llorens Artigas, Gregorio Prieto, Fernando Zóbel, Manolo Millares o Cristino Mallo. De entre todas las exposiciones que tuvieron lugar en Sur, hay que destacar las monográficas de María Blanchard y Óscar Domínguez, la antológica de Pancho Cossío, y colectivas como Maestros Europeos (Chagall, Juan Gris, Magritte o Morandi) y Clásicos Contemporáneos (Chillida, Miró, Picasso, Julio González, Braque o Kandinsky).

En 2010 publicó sus memorias con el título Los papeles de una vida recobrada (Valnera), estupenda herramienta bibliográfica para conocer diversos entresijos de la vida literaria y artística española de la España de los años 50"

La actividad pública de Manuel Arce se desarrolló a la vez en otros ámbitos. Fue candidato por el PSOE a la alcaldía de Santander en las elecciones de 1987. También fue el primer presidente del Consejo Social de la Universidad de Cantabria (1985-1997), etapa en la que creó los premios literarios de la institución (poesía y narrativa) que hoy llevan su nombre. Formó parte del jurado del Premio de las Letras Príncipe de Asturias y, durante más de una década, presidió los premios «José Hierro» y «Alegría» del ayuntamiento de Santander.

Manuel Arce es autor de una extensa obra literaria. En el campo de la poesía publicó, entre 1948 y 1954, cinco libros recogidos en Antología poética (1947-1954) (Icaria, 2008) y en Poesía completa (Valnera, 2011). Sin embargo, su verdadera importancia como escritor se encuentra en las siete novelas que publicó a lo largo de treinta años: Testamento en la montaña (Destino, 1956), Pintado sobre el vacío (Destino, 1958), La tentación de vivir (Destino, 1961), Anzuelos para la lubina (Destino, 1962), Oficio de muchachos (Seix y Barral, 1963), El precio de la derrota (Plaza y Janés, 1970), y El latido de la memoria (Algaida, 2006). Dos de estas novelas fueron llevadas al cine: Testamento en la montaña (con el título Sentencia contra una mujer, dirigida por Antonio Isasi-Isasmendi en 1960) y Oficio de muchachos (dirigida por Carlos Romero Marchent en 1986).

En 2010 publicó sus memorias con el título Los papeles de una vida recobrada (Valnera), un extenso volumen que es una estupenda herramienta bibliográfica para conocer diversos entresijos de la vida literaria y artística española de la España de los años 50. Tres años después publicó su último libro, Aforismos (Carena), donde con abierta ironía dejó su epitafio: "Al final estoy donde nunca quise estar...".

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