_
_
_
_
el paseante distraido
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

¿Puede un peluche ser un libro?

Bolsas ‘tote’, recortables y muñecos se cuelan en la Feria a pesar de la restricción para vender cosas que no sean libros

Peluches y recortables en una caseta de la Feria del Libro de Madrid.
Peluches y recortables en una caseta de la Feria del Libro de Madrid. álvaro garcía
Patricia Gosálvez

En casi todas las casetas de mi infancia encontrabas recortables, marca páginas con flores secas, torres Eiffel y torres Pisa de papel plegado colgando de hilos de nailon. También aquellas láminas de cromos de picar: rompías las tiritas que los unían y jugabas a darles la vuelta con la mano ahuecada. Algunos llevaban un poco de purpurina.

Ahora, en las 363 casetas solo encuentro un recortable de los de toda la vida, a 1.75 euros. Sin embargo, en muchas venden recortables disfrazados de libro: con sus tapas, su anilla central, su título (“Lili Chantilly Moda Brillante”) y toda la purpurina que quieras a 10 euros.

Más información
Leer a ciegas
Fútbol para leer
Bríjulas a la deriva

¿Qué es un libro?, me pregunto con la baraja de cartas 52 cosas divertidas para hacer en el avión en la mano (en las casetas religiosas tienen su propia versión: Oraciones para rezar en familia). Apunto ambos títulos en la columna de no-libros. Sin embargo, alguien más listo que yo me recuerda que Max Aub publicó una baraja en 1964. En los anversos, las figuras dibujadas por el pintor Jusep Torres Campalans (un personajes inventado por Aub) y en los reversos unas breves epístolas entre personajes. Cartas en cartas, la broma polisémica.

En la Feria, las cosas que son libros, pero no lo parecen (como estas barajas), conviven con su opuesto: cosas que no son libros, pero sí lo parecen (por ejemplo el recortable brilli-brilli, unas postales encuadernadas, un set de origamis entre dos tapas, una colección de pegatinas). Una tercera categoría la formarían los tándem cosa/libro, donde el "libro" es una mera excusa, y la "cosa" es un anzuelo comercial en forma de peluche, taza, puzle, pala de jardinero, rosario, brújula o flauta (todos los ejemplos son reales).

Y luego hay simplemente cosas, aunque muchas menos que en mi recuerdo y diferentes. Bolsas de tela de las que llaman “tote”, con citas literarias o portadas de libro estampadas. Láminas, las de inventos del siglo XIX son lo que más se vende en la caseta Oficina de Patentes y Marcas (a unos 2 euros), mientras que en las casetas de medicina alternativa las hay que ilustran los secretos de la reflexología (en el talón está la pelvis, en el pulgar el cerebro). Por aquí y por allá hay algún disco, película o calendario; revistas, mapas, cuadernos para colorear o de sudokus...  En una librería venden unos post-it para pegar en los lomos de los libros que prestas en los que pone “No es mío” o “Devolver”. Lo más raro es una rueda de verbos para aprender a conjugar en alemán.

En la Casa del Ajedrez, entre volúmenes sobre estrategia, tienen llaveros en forma de torre y de caballo. No se venden. "En la Feria solo puedes vender libros, aunque luego cada uno…”, dice el librero. En la organización lo confirman: el reglamento se impuso porque llegó un momento en que el mercadeo de objetos se fue de las manos, "había que controlar la venta de cosas como aceites esenciales en las casetas esotéricas", explican los organizadores. Ahora la caseta que más no-libros vende es la suya, dedicada al merchandising oficial, donde hay tazas, imanes o camisetas con el cartel de la Feria.

Toda la cultura que va contigo te espera aquí.
Suscríbete

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
RECÍBELO

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Patricia Gosálvez
Escribe en EL PAÍS desde 2003, donde también ha ejercido como subjefa del Lab de nuevas narrativas y la sección de Sociedad. Actualmente forma parte del equipo de Fin de semana. Es máster de EL PAÍS, estudió Periodismo en la Complutense y cine en la universidad de Glasgow. Ha pasado por medios como Efe o la Cadena Ser.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_