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Crítica | Noche de juegos
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

De risas con el Cluedo

A los directores, como ya demostraron en la felizmente cafre 'Vacaciones', se les nota mano para el gag esporádico, pero el devenir de la historia principal les importa poco

Jason Bateman y Rachel McAdams, en 'Noche de juegos'.
Jason Bateman y Rachel McAdams, en 'Noche de juegos'.
Javier Ocaña

NOCHE DE JUEGOS

Dirección: John Francis Daley, Jonathan Goldstein.

Intérpretes: Rachel McAdams, Jason Bateman, Kyle Chandler, Sharon Horgan.

Género: comedia. EE UU, 2018.

Duración: 100 minutos.

El componente lúdico del cine tiene en el crimen uno de sus más paradójicos exponentes. Y casi desde siempre los directores y, sobre todo, los guionistas han jugado con los espectadores a la sorpresa, el poder de adivinación, las falsas pistas, el retruécano visual y el chiste autorreferencial en películas normalmente ambientadas en espacios cerrados, de reunión de amigos (o enemigos), en las que se lanzan unos cuantos fuegos artificiales de pronto olvido, pero de máxima satisfacción fugaz.

Un lugar al que pretende llegar la estadounidense Noche de juegos, segunda película de John Francis Daley y Jonathan Goldstein, pasajero divertimento que puede entroncar tanto con clásicos como La cena de los acusados y Un cadáver a los postres, como con las comedias para adultescentes pergeñadas por Judd Apatow. Una fusión alrededor de los juegos en familia entre el whodunit a lo Agatha Christie y la risa loca contemporánea, que, a pesar de contener puntuales estallidos de gracia, sobre todo en diálogos esporádicos sacados de contexto, casi digresiones (in)necesarias, no acaba de persuadir en su totalidad por la absoluta inanidad de su conjunto.

A Daley y Goldstein, como ya demostraron en la felizmente cafre Vacaciones (2015), se les nota cierta mano para el gag esporádico, tanto en lo visual como en lo vocal pero, frente a estupendos hallazgos, como el personaje del vecino policía, el devenir de la historia principal importa poco más que un pimiento, y la irregularidad de sus situaciones acaba ganando la partida de Cluedo. De modo que finalmente sus rostros estrella son tanto su mejor reclamo como su tumba. Y acabamos preguntándonos qué hacen Rachel McAdams y Jason Bateman en este The game de baratillo.

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Sobre la firma

Javier Ocaña
Crítico de cine de EL PAÍS desde 2003. Profesor de cine para la Junta de Colegios Mayores de Madrid. Colaborador de 'Hoy por hoy', en la SER y de 'Historia de nuestro cine', en La2 de TVE. Autor de 'De Blancanieves a Kurosawa: La aventura de ver cine con los hijos'. Una vida disfrutando de las películas; media vida intentando desentrañar su arte.

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