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Crítica | Hacerse mayor y otros problemas
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

La maternidad no tiene gracia

Acusa unas demasiado visibles carencias para el tempo cómico, el dinamismo secuencial y la escritura de situaciones que lleven a la risa

Desde la izquierda, María Esteve, Bárbara Goenaga y Silvia Alonso, en el filme.
Desde la izquierda, María Esteve, Bárbara Goenaga y Silvia Alonso, en el filme.
Javier Ocaña

HACERSE MAYOR Y OTROS PROBLEMAS

Dirección: Clara Martínez-Lázaro.

Intérpretes: Silvia Alonso, Bárbara Goenaga, Vito Sanz, María Esteve.

Género: comedia. España, 2018.

Duración: 93 minutos.

El título es explícito, convencional, por reiterado, y malo. Y la película es igual. Hacerse mayor y otros problemas, segundo trabajo de Clara Martínez-Lázaro, que dirige y escribe en solitario, es un conjunto de ideas alrededor del paso de la juventud a la madurez, ese camino recorrido cada vez con menos euforia y más parsimonia, que nunca logra escapar de la condición de tópico superficial, banal ejercicio de autorreflexión y comedia sin ritmo ni gracia.

La inestabilidad de las relaciones sentimentales, la necesidad (o no) de tener hijos, la calidad del sexo, el valor de la amistad... Buena parte de las primeras películas de los nuevos directores van de eso, algo comprensible si se tiene en cuenta que se intenta hablar de lo que se sabe, y que se busca el poder de la identificación con algo que se está viviendo o se ha experimentado hasta bien poco antes. Y, sin embargo, en la película de Martínez-Lázaro todo está muy por debajo de la media; incluso en las actuaciones, donde una parte de los intérpretes roza la sobreactuación gestual y vocal, quizá para remediar la poca calidad de los diálogos.

“Cuatro semanas llevo sin dormir. Yo pensé que iba a ser feliz. ¡Ni se os ocurra!”. No es que sean las tres frases esenciales de la historia sobre el hecho de ser madre: es que son casi las únicas. Y poco más allá llega esa vertiente de la reflexión —cierta o no, eso es lo de menos— en el relato de Martínez-Lázaro, que debutó en 2015 con Mirabilis, película que no llegó a las salas comerciales, y que en Hacerse mayor y otros problemas acusa unas demasiado visibles carencias para el tempo cómico, el dinamismo secuencial y la escritura de situaciones que lleven a la risa.

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Sobre la firma

Javier Ocaña
Crítico de cine de EL PAÍS desde 2003. Profesor de cine para la Junta de Colegios Mayores de Madrid. Colaborador de 'Hoy por hoy', en la SER y de 'Historia de nuestro cine', en La2 de TVE. Autor de 'De Blancanieves a Kurosawa: La aventura de ver cine con los hijos'. Una vida disfrutando de las películas; media vida intentando desentrañar su arte.

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