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El abandono perpetuo

Ramón Salazar presenta en la sección Panorama 'La enfermedad del domingo', el reencuentro de una madre y una hija interpretadas por Susi Sánchez y Bárbara Lennie

Susi Sánchez (izquierda), Ramón Salazar y Bárbara Lennie, en la presentación de 'La enfermedad del domingo'.
Susi Sánchez (izquierda), Ramón Salazar y Bárbara Lennie, en la presentación de 'La enfermedad del domingo'.Dominique Charriau (WireImage)
Gregorio Belinchón
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Ramón Salazar (Málaga, 1973) pensaba que lo que él sufría las tardes de los domingos en su infancia, ese tiempo en el que no se atrevía a empezar nada porque pronto llegaría el momento de irse a la cama y volver al colegio, esas horas en las que cada minuto caían de forma plomiza en su alma, solo le pasaba a él. "Cuando empecé a escribir, me di cuenta de que mucha gente lo sufría y lo sufre. Y entonces me planteé qué pasaría si un personaje, por un abandono, se ve obligado a vivir perpetuamente en esa sensación de domingo por la tarde". Así nació La enfermedad del domingo, que se ha proyectado en la Berlinale antes de su estreno comercial en España este próximo viernes.

El personaje abandonado es Chiara (Bárbara Lennie), a la que Anabel, su madre (Susi Sánchez) dejó de niña una tarde sin dar explicaciones. Treinta y cinco más tarde, Chiara busca a Anabel y le pide que convivan unos días, nada más, sin explicaciones mutuas, en su casa en una zona remota en las montañas. Anabel vive en un mundo perfecto, de lujo y elegancia, pero pequeñas señales le advierten -sin que sea muy consciente al recibirlas- de que se acerca el terremoto. Un tropiezo con un zapato, un vino blanco que no se sirve... "Mensajes que además rompen con la solemnidad de la seriedad", confirma Salazar.

Susi Sánchez da vida a Anabel desde el inicio del proyecto, cuenta el director: “Hubo un germen egoísta, el de regalarme la oportunidad de encerrarme con dos actrices a hacer una película, a disfrutar de lo que más me gusta, que es la dirección de intérpretes. Ese pensamiento estaba incluso antes de redactar el guion. Y si tenía claro eso, tampoco me planteaba ninguna duda de que Susi Sánchez sería una de ellas, porque quería escribirle un papel de protagonista". Durante dos años, Salazar ha ido madurando el libreto, con Sánchez involucrada en el proyecto. "Ha sido maravilloso haber hecho el camino mano a mano, porque llegamos al rodaje con un bagaje de entendimiento y construcción muy sólido". Curiosamente, la actriz niega lo anterior: "Para nada, yo no he redactado nada. Solo he estado a su lado en este viaje. Ramón conoce el alma femenina con profundidad, como pocas mujeres, con sabiduría de anciano, y a la vez disfruta de un espíritu lúdico". Lennie completa el triángulo: "Soy la invitada a la que han acogido muy bien". Ambas hablan de intimidad, trabajo en equipo, concentración y "gozo en el rodaje".

Salazar visitó por primera vez la Berlinale hace 16 años, con Piedras (2002). Tras dirigir 20 centímetros (2005), su carrera creció como guionista: adaptó para las películas españolas las novelas de Federico Moccia, incluso escribió la película de la estrella infantil Violetta. En 2013 volvió a dirigir, y 10.000 noches en ninguna parte reflejó su enorme salto como narrador. "Aquella fue una película muy coral y rodada en muchos sitios. Ahora quería eliminar el ruido que poseía a mis anteriores trabajos, y que puede que distrajera de la narración". Aun así, la intimidad de 10.000 noches se transmite en La enfermedad del domingo. "Puede, pero quería que eso se sintiera incluso en lo físico, en el espacio, y por supuesto en la sencillez de lo narrado. Al final, ¿qué estoy contando? Un abandono, un reencuentro y alguien con una petición".

El malagueño está dirigiendo para Netflix la serie Élite, con un reparto repleto de adolescentes. "A mí me oxigena, me mantiene vivo esto de escribir para Mario Casas o disfrutar de la energía tan brutal de estos chavales de 18 años. Cuando vuelves a tu película, te has depurado... Y así llegan la fuerza y las ideas para la siguiente película". De la que no cuenta mucho, más allá de que no es de adolescentes y está engarzada con las reflexiones de La enfermedad del domingo. "Sí puedo decir que ya he encontrado mi posición como director. Quiero ser desde ahora escueto con lo que ruedo, desaparecer con la cámara. Que no se me vea. Y en el montaje, escuchar a la película y no a mis deseos".

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Sobre la firma

Gregorio Belinchón
Es redactor de la sección de Cultura, especializado en cine. En el diario trabajó antes en Babelia, El Espectador y Tentaciones. Empezó en radios locales de Madrid, y ha colaborado en diversas publicaciones cinematográficas como Cinemanía o Academia. Es licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense y Máster en Relaciones Internacionales.

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