La mafia troceó y vendió en el extranjero una obra maestra de Caravaggio
Un arrepentido desvela que 'Natividad con San Francisco y San Lorenzo' no fue destruida sino que Costa Nostra la sacó de Italia en varios fragmentos
Dos sicarios de la mafia siciliana entraron en el Oratorio de Palermo una noche lluviosa de octubre de 1969 y cuando salieron, de la Natividad con San Francisco y San Lorenzo de Caravaggio, una obra valorada en 20 millones de dólares, solo quedaba el marco. Habían arrancado la tela con una cuchilla de afeitar. Poco después hicieron creer al mundo que la famosa pintura se la habían comido los ratones en un escondite cualquiera de la organización. La fechoría se convirtió así en la metáfora de los secretos mejor guardados por la Cosa Nostra y fue uno de los robos de arte más célebres de la historia. Aún hoy, el FBI lo mantiene en su Top Ten de delitos artísticos sin resolver y pide información sobre las circunstancias del crimen a quien pueda tenerla. La policía había estado buscando todo este tiempo, pero cincuenta años de investigaciones y rastreos no habían dado ningún resultado. Hasta que un arrepentido del mismo clan, Gaetano Grado, se ha atrevido a desvelar que en realidad dieron otro final a la tela del célebre genio del claroscuro. Según lo que ha contado ante la Comisión parlamentaria antimafia, la cúpula mafiosa al completo primero se reunió en torno a la pintura, en un ademán de ostentar el prestigio y el poder de los que era capaz, y después la llevó al extranjero, fragmentada en partes para venderlas en el mercado negro.
Grado cuenta en una larga declaración ante la comisión, que adelanta el diario La Repubblica, que el gran capo de la mafia siciliana, Gaetano Badalamenti, ideador de la conocida como Pizza connection, para vender droga a través de pizzerías en Estados Unidos y que murió allí en la cárcel, condenado a 45 años de reclusión, fue el encargado de sacar el cuadro de Italia y llevarlo probablemente a Suiza. “Después del pago de una gran suma de francos”, puntualiza en su declaración. Don Tano Badalamenti, como se le conocía y que años después de aquel suceso ordenó el asesinato del activista Peppino Impastato, contó al ahora arrepentido Grado que había troceado la tela, de 2,68 metros por 1,97, en seis u ocho partes para darle salida en el mercado clandestino, según su versión.
El mafioso, que no ha ahorrado detalles en su declaración, mantiene que un anticuario suizo, al que ha reconocido en una fotografía, llegó a Palermo aquellos días posteriores al robo para ocuparse del traslado y venta ilegal de Natividad con San Francisco y San Lorenzo, una de las pinturas más representativas del gran maestro del barroco y pintada con óleo sobre lienzo a comienzos del siglo XVII. Aunque el mediador ya ha muerto, confirmar su implicación puede arrojar nuevas pistas útiles y un hilo importante del que tirar para intentar dar con el paradero del Caravaggio perdido.
Dada la celebridad e importancia de la obra robada, en 2015, el Oratorio de San Lorenzo devolvió a sus paredes la pintura a través de una réplica digitalizada para que los visitantes pudieran admirarla, al menos de este modo, en la capital siciliana. “Es una reproducción digital tan fiel que permite sentir la emoción que suscitaba la obra", dijo entonces el presidente de la República, Sergio Mattarella, palermitano de nacimiento. También lo definió como “ un gesto de legalidad contra las iniciativas criminales de robar obras de arte”.
El robo y tráfico de obras de arte ha sido uno de los mayores delitos impunes de las diferentes organizaciones criminales durante mucho tiempo y una gran demostración de hasta dónde llegan los tentáculos mafiosos radicados en Italia. En 2016, se recuperaron dos obras de Van Gogh -Salida de la iglesia de Nuenen (1884) y La playa de Scheveningen al desatarse la tormenta (1882)- que la mafia napolitana había robado en 2002 del Museo Van Gogh de Ámsterdam
A través de las declaraciones de viejos mafiosos que acaban por arrepentirse y las utilizan para negociar mejores condiciones carcelarias habitualmente se descubren nuevos giros en historias abiertas que nunca terminaron de cerrarse o incluso realidades completamente diversas a lo que hasta el momento era la verdad oficial. No todo el mundo es partidario de dar plena credibilidad a estos testimonios de delincuentes que normalmente llevan décadas en prisión y que pueden estar desvirtuados o contener grandes dosis de imaginación. Aunque a través de este tipo de confesiones se han revelado graves crímenes como la contaminación de grandes terrenos en la región de Campania con material tóxico que la mafia enterraba allí.
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