Zona Maco calienta motores bajo la sombra del terremoto
La gran feria mexicana del arte contemporáneo se inaugura el miércoles con polémica de fondo pero con su capacidad de influencia y pegada comercial intactas
Día uno después del peor terremoto en México en los últimos 30 años. El Gobierno declara el estado de emergencia y tres días de luto nacional. Las universidades, la mayoría de los ministerios, los museos y los eventos culturales programados esa jornada deciden cancelar. Salvo uno. Maco Foto opta por abrir sus puertas levantando una polvareda dentro y fuera del circuito del arte que seis meses después aún no se ha apagado. Este miércoles, atravesando la polémica, se inaugura la nave nodriza de la que penden tentáculos como el de foto, antigüedades o diseño. La feria Zona Maco cumple 15 años con su capacidad de influencia en la escena latinoamericana y su pegada comercial intactas.
No habrá programación especial por la efeméride, pero el músculo sigue fortaleciéndose año a año con un aumento de 120 a más de 150 galerías, 27 países representados y la expectativa de superar los 60.000 visitantes. La sección principal seguirá coronada por los números uno del mercado: multinacionales como Gladston, Gagosian, Lisson, David Zwirner, Nordenhake, o las mexicanas Kurimanzutto, OMR, Proyectos Monclova. Nuevas Propuestas y Maco Sur continuarán siendo las áreas favoritas de curadores e instituciones para sondear nuevas corrientes. Arte Moderno y Diseño completan el menú.
“Es una feria totalmente establecida, la más influyente de Latinoamérica, un referente a nivel internacional que arrastra a un enorme número de profesionales de todo el mundo. Ese liderazgo la ha convertido además en un catalizador que dinamiza el resto de actividades a su alrededor”, apunta Daniel Garza Usabiaga, director artístico de la feria de 2015 a 2017. “A los museos, por ejemplo, nos obliga a tener algo importante que mostrar –añade Cuauhtémoc Medina, curador jefe del MUAC–. Se convierte en una semana inundada de compromisos por el montón de colegas que nos vienen a visitar y la oportunidad de contactar con artistas con los que trabajamos pero que viven en el extranjero y pasan estos días por aquí”.
La ciudad se ha vuelto un importante destino para el arte a nivel internacional
Maco, como todas las grandes ferias, vendría a ser como un imán, un planeta alrededor del cual se ponen a girar todos los elementos de la escena durante una semana. Entre los museos, el MUAC presentará por ejemplo una exposición de Carlos Amorales, representante de México en la Bienal de Venecia, y el Tamayo recordará el viaje de Antonin Artaud a la sierra Tarahumara. El espacio independiente Nixon montará un stand en un centro comercial, mientras que el proyecto Dolores lo hará el casco histórico. Esta semana se inaugurará además la quinta edición de la feria Material, en pleno crecimiento, con un acento menos institucional y que este año acogerá a 78 galerías de 18 países. “Es una feria más afín a nosotros, con una propuesta curatorial más fresca”, apunta Ana María Sánchez, directora asociada de Labor, una de las galerías mexicanas con más proyección en los últimos años y que desde la pasada edición ha cambiado Maco por Material.
“En Ciudad de México existe una amplia población de artistas de diferentes generaciones, además de una vasta gama de instituciones; espacios independientes gestionados por artistas, galerías comerciales, fundaciones, museos estatales y privados. Y la crítica, que también ha mejorando bastante. Comparado a cualquier otro gran centro del mundo, la ciudad se ha vuelto un importante destino para el arte”, sostiene Yoshua Okón, uno de los artistas mexicanos con una trayectoria más internacional.
La capital mexicana, la segunda ciudad con más museos del mundo, es el gran polo de atracción pero cada vez se va abriendo más el círculo. “En los últimos cinco años, las escenas de Guadalajara, Ciudad Juárez, Monterrey, Puebla o Mérida, han cobrado mucho protagonismo gracias a las propuestas de artistas y colectivos que se autogestionan, así como de galerías, espacios independientes y los programas pedagógicos de algunos museos locales”, apunta Ariadna Ramonetti, gestora y curadora independiente. Por ejemplo, este año Maco ha desplegado por primera vez su red de actividades paralelas a Monterrey, la ciudad más próspera e industrializada del norte del país.
Retos del coleccionismo
México, una de las economías más desiguales del mundo, donde el 1% acumula más de la tercera parte de la riqueza nacional, lleva años atravesando un contexto de atonía. Sin embargo, el mercado del arte no se ha resentido. “Veo mucha confianza por parte del sector privado, no solo coleccionistas. La edición de la feria el año pasado fue un éxito pese a la incertidumbre por la subida del dólar. Este año el escenario es aún más muy complejo: elecciones, inflación, tipo de cambio. Pero la inversión refugio que supone el arte suele favorecer al sector”, relfexiona Octavio Avendaño, curador y crítico independiente.
Para Cuauhtémoc Medina, aún queda margen por recorrer en el área del coleccionismo. “Hace falta que el mercado madure para que los que ingresan más dinero no vean el arte solo como una inversión sino que trasciendan la condición de compradores y se conviertan en socios y aliados del artista y las instituciones”. La curadora independiente Violeta Horcasitas propone incluir una especie de cursos pedagógicos como parte del programa de las grades ferias “Sin duda son un punto de encuentro para el mundo del arte, pero también creo que podrían fortalecer su programa de formación, no sólo durante la feria, si no como un programa continuo para coleccionistas interesados en formarse y adquirir obra”.
“En México –añade Ramonetti– hay compradores pero muy pocos coleccionistas con intenciones de serlo, lo cual es un proceso formativo que va más allá del gusto o las afinidades estéticas. Creo que una feria como Maco es capaz de satisfacer ambas intenciones: algunas piezas terminarán combinando con el sillón rojo de la casa, otras en colecciones especializadas que con suerte se volverán de acceso público. Porque los museos del Estado no compran obra, y eso limita al mercado del arte nacional en todos aspectos. El destino natural de ese tipo de obras en cualquier otro país, es un museo de arte contemporáneo, no una casa en donde habita una familia”.
Babelia
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.