La Fiscalía no presentará cargos contra Polanski por el acoso a una menor en 1975 porque ha prescrito
Marianne Barnard aseguró que fue molestada sexualmente por el realizador durante una sesión fotográfica en la que la retrató desnuda
La Fiscalía no presentará cargos contra el cineasta Roman Polanski por un episodio de acoso sexual a una menor de 10 años que presuntamente tuvo lugar en 1975 ya que el caso ha prescrito, informó hoy Los Angeles Times. La asistente del fiscal del condado de Los Ángeles Michele Hanisee rechazó de manera formal acusar a Polanski por las alegaciones formuladas el pasado diciembre por Marianne Barnard, quien aseguró que fue acosada sexualmente por el realizador durante una sesión fotográfica en la que el cineasta la retrató desnuda.
Aunque cuando salió a la luz ya se preveía que el caso no prosperaría por ser demasiado antiguo, la Policía de Los Ángeles investigó las acusaciones porque puede usar las pruebas que encuentren para ayudar a esclarecer otros casos en los que Polanski está envuelto.
El pasado agosto, otra mujer, identificada como Robin M., denunció públicamente en Los Ángeles que Polanski abusó de ella en 1973 cuando era una adolescente de 16 años. Se unía así a otras mujeres que en el pasado señalaron por abusos al director como Charlotte Lewis en 2010 y Samantha Geimer en 1977. El director se declaró culpable en el caso de Geimer, pero se fugó a Europa antes de recibir su condena.
Polanski, que ahora tiene 84 años, presentó en febrero una serie de documentos para regresar a Estados Unidos y cerrar el caso sin tener que pasar por prisión, pero un juez de Los Ángeles rechazó su propuesta en abril.
En 1977, Polanski, que tenía 43 años entonces, drogó y obligó a Geimer, de 13, a mantener relaciones sexuales después de una sesión fotográfica, delito por el que fue arrestado. Polanski se declaró culpable y pasó 42 días en la cárcel, pero estando en libertad bajo fianza y ante el temor de tener que volver a prisión para cumplir una condena mucho más severa, huyó de EE UU a finales de 1978.
El cineasta argumentó para su huida que en su día llegó a un acuerdo con las autoridades para cumplir únicamente 48 días entre rejas, pero defendió que escapó del país porque el magistrado Laurence Rittenband pretendía imponerle una condena más dura de la pactada.
Este embrollo judicial ha restringido su libertad de movimiento por todo el mundo durante años por miedo a que Estados Unidos reclamara su extradición.
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