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Estás hiperconectado, estás controlado

26 artistas reflexionan sobre la vigilancia física y tecnológica en una exposición en el IVAM

Ferran Bono
Vídeo de gran tamaño 'inverso mundus', del colectivo ruso AES+F, que ocupa la sala central de la exposición del IVAM.
Vídeo de gran tamaño 'inverso mundus', del colectivo ruso AES+F, que ocupa la sala central de la exposición del IVAM.Mònica Torres (EL PAÍS)

Un operador de drones habla con cierto hastío y distanciamiento de su trabajo en la habitación de un hotel de Las Vegas. Parece molesto porque le perturben en su divertimento en una de las capitales mundiales del juego. Las imágenes de la entrevista con el artista israelí Omer Fast se intercalan con las de los efectos devastadores que los bombardeos de los drones en Afganistán que él mismo guía a miles de kilómetros. No solo mueren terroristas, más o menos identificados, también civiles, como admite con desgana el operador. En la sala contigua, la iraquí Jananne Al-Ani despliega unas imágenes hipnóticas del desierto y de las ciudades destruidas de su país realizadas también con drones. Entre ambas videoinstalaciones, una difusa fotografía de los satélites que dan vueltas al planeta con el objetivo de controlar lo que sucede en el mundo. 

El mundo como prisión es el subtítulo de la exposición Please come back, que a su vez  recoge el título de la obra del colectivo de artistas franceses Claire Fontaine. En ella, las luces de neón que iluminan ese lema aluden al concepto de prisión más allá de sus fronteras físicas. En torno a esta idea, a la metáfora del mundo cada vez más "tecnológico, hiperconectado y controlado" como prisión, 26 artistas reflexionan en la muestra que se abre hoy al público en el Institut Valencià d'Art Modern (IVAM), en coproducción con el MAXXI (Museo Nacional del Arte del Siglo XXI) de Roma. Predominan el vídeo y la instalación.

"Se supone que en este mundo mucho más conectado debería haber más libertad de expresión, pero no es así. Esta supervivencia es un desafío para el mundo del arte, que debe hablar de ello utilizando sus herramientas", explica el comisario y director artístico del museo romano, el chino Hou Hanru. "Ha habido un cambio en la noción de sociedad que teníamos hace 20 o 50 años. Antes era una sociedad de la vigilancia y ahora es una sociedad del control, en la que está programado incluso lo que vas a hacer. Estamos controlados", añade a este periódico el también profesor que ha trabajado en Pekín, París y San Francisco, antes de recalar en Roma. Reitera la capacidad del arte frente al aumento del control y la vigilancia de la sociedad: "Los artistas deben trabajar juntos por la resistencia a lo que está sucediendo". La muestra, que se puede ver hasta 8 de abril en el museo valenciano, se presentó este lunes en el museo valenciano.

Perspectiva de la exposición 'Please Come Back ¿el mundo como prisión?'.
Perspectiva de la exposición 'Please Come Back ¿el mundo como prisión?'.Mònica Torres (EL PAÍS)

El recorrido expositivo se estructura en torno a tres secciones. La primera parte, Detrás de los muros representa la cárcel como lugar de resistencia, "desde una dimensión física", apunta el comisario; la segunda parte, Fuera de los muros, alude a la omnipresencia de los sistemas de control y vigilancia que convierten la ciudad actual en una prisión gigantesca; y la tercera parte, Más allá de los muros se refiere "a los muros que vemos y los que no vemos", según el comisario en alusión al control y las restricciones de libertad que se presentan como necesarios en nuestra sociedad, especialmente tras el 11 de septiembre de 2001.

La exposición incorpora la obra Proyecto para cárcel abandonada. Galería IV.I (2008) de las artistas valencianas Patricia Gómez y María Jesús González y Las joyas de la corona (2009) del hispano-cubano Carlos Garaicoa, pequeñas joyas en plata que reproducen centros privativos de libertad muy conocidos como la base naval de Guantánamo, la KGB o la Stasi, que se exhibieron hace unos años en la Fundación Botín de Santander.  Incluye también vídeos, esculturas, instalaciones, fotografías y pinturas de artistas como Zang Yue, detenido en China en los años 2000, y que muestra la vida diaria en la prisión; del arquitecto Rem Koolhaas, que imaginó un área de muros cerrados en la que los ciudadanos se convierten en prisioneros de la arquitectura; de la experta en performance Berna Reale, que cuenta la historia de la antorcha olímpica en las cárceles brasileñas; o del prestigioso Harun Farocki, que utiliza cámaras de vigilancia de la prisión de máxima seguridad de Corcoran en california.

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Sobre la firma

Ferran Bono
Redactor de EL PAÍS en la Comunidad Valenciana. Con anterioridad, ha ejercido como jefe de sección de Cultura. Licenciado en Lengua Española y Filología Catalana por la Universitat de València y máster UAM-EL PAÍS, ha desarrollado la mayor parte de su trayectoria periodística en el campo de la cultura.

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