Thomas Ruff: fotografía con o sin cámara
Una retrospectiva recorre la obra del artista, una indagación sobre el uso de las imágenes en la cultura contemporánea y de nuestra percepción sobre ellas
Soñaba con ser fotógrafo, recorrer el mundo y ver sus instantáneas publicadas en la revista National Geographic. Sin embargo, Thomas Ruff (1958, Zell am Harmersbach, Alemania) lleva ya casi cuatro décadas analizando la naturaleza de la fotografía; su estructura, su estatus y el significado que esta adquiere dentro de la cultura contemporánea a través de las distintas series que componen su obra. La galería Whitechapel exhibe la mayor retrospectiva organizada en Londres de este artista, reconocido como uno de los fotógrafos conceptuales de vanguardia más relevantes.
Es importante señalar que el artista alemán evita decir que toma imágenes, más bien dice que trabaja con ellas. Así lo indica Iwona Blazwick, directora de la galería y comisaria de la exposición. Solamente una pequeña parte de su obra ha requerido su presencia detrás de la cámara. “Ruff hace arte sobre la fotografía y la forma en que esta refleja el ritmo acelerado de la tecnología, la cultura y la política, así como el lento transcurrir de los fenómenos cósmicos”, escribe la comisaria en el catálogo que acompaña la exposición. “Así, en un momento en que nuestros teléfonos móviles y otros artefactos ofrecen un portal a un aluvión de veinticuatro horas de fotografía, Thomas Ruff nos pide parar, experimentar y evaluar las historias y los procedimientos del medio, imagen a imagen”.
Su obra abarca y cuestiona todos los géneros: el retrato, el paisaje, la naturaleza muerta, así como la documentación y la abstracción, son analizados por el artista para verse transformados desde unos planteamientos únicos que huyen de la estandarización. De esta forma, en su obra se aprecian guiños tanto a la historia de la fotografía como a la actual cultura de la imagen. “Creo que la fotografía sigue siendo el medio más influyente del mundo”, señalaba el artista en una entrevista con la revista Aperture en 2013, “y debo desmontar esas convenciones”.
Su paso por la Kunstakademie, Academia de Bellas Artes de Düsseldorf, sería definitivo en su trayectoria. Tuvo como maestro a Bernd Becher, quien le enseñó a enfrentarse a los clichés, así como a valorar la importancia de reflejar en la obra de arte el medio elegido para trabajar. Los preceptos acuñados por Bernd y Hilla Becher -realismo, precisión y objetividad – fueron modificando su mirada, así como la de sus compañeros Candida Höffer, Axel Hütte Thomas Struth y Andreas Gursky. Juntos readaptaron las bases de la nueva objetividad y fundaron la escuela que toma su nombre de la ciudad alemana. Dentro del mercado del arte también se les conoce como la 'clase Becher'; el prestigio del que gozan es en realidad el único eslabón que une a su divergente obra.
Ya en una de sus primeras series, Interieurs, Ruff dejó claro lo poco que tiene que ver su obra con el deseo de autoexpresión. Las asépticas y frías imágenes de las ordenadas casas de sus compañeros y familiares eran también una negación de la trascendencia de la imagen. Con Porträts alcanzó la fama; aplicando el mismo rigor y la precisión documental con el que su maestro había fotografiado arquitecturas, capturó los rostros de sus compañeros de clase, quienes posaban tan inexpresivos como lo harían para una foto de carné. Cualquier intención de profundizar en la psicología del retratado quedaba anulada en favor de la austera neutralidad que desprenden estos retratos reproducidos en enormes formatos. “Los espectadores nunca pueden ser tan neutrales como una lente de cristal. Siempre interpretarán y asociaran. Aquello que es tranquilo, serio y anónimo se convierte en encantador, sugestivo y enigmático, especialmente dentro del espacio artístico”, escribe David Campany, quien utiliza la cita de Walker Evans: "El arte nunca es un documento, aunque ciertamente puede adoptar su estilo”.
A finales de los ochenta Ruff comenzaría a trabajar con imágenes apropiadas. Imágenes, procedentes de Internet, de revistas y periódicos o adquiridas en subastas, que sometidas a distintas técnicas de manipulación ponen en entredicho la fotografía como representación inequívoca de la realidad. En Sterne dio rienda suelta a su vocación frustrada de astrónomo utilizando imágenes del Observatorio Europeo del Sur (ESO), las cuales cortaba y ampliaba creando enigmáticos paisajes cósmicos. “La diferencia entre mis predecesores y yo es que ellos pensaban que habían capturado la realidad y yo creo que he creado una imagen”, señalaba el artista en la presentación de su serie en la Gagosian Gallery. En Zeitungsfoto utilizó fotos de prensa, que sacadas de su contexto y prescindiendo de sus pies de fotos ponen en duda su veracidad como documento informativo y recuperan su estatus pictórico. Inspirado por las imágenes de la Guerra de Golfo, utiliza en Nächte una cámara que le permite ampliar la luz disponible y fotografiar de noche, examinando así la tecnología y la imaginería de los métodos de vigilancia.
Muchas de las imágenes que más se consumen hoy en día son observadas en baja resolución y pixeladas a través de las pantallas de los distintos dispositivos. Así, en JPGS, amplió las imágenes de desastres, que circulaban en la web en baja resolución, a gran escala hasta convertir los píxeles de las dramáticas escenas en sublimes combinaciones geométricas y abstractas. En Nudes, las imágenes pornográficas capturadas en la web, se transforman en ilustraciones pictóricas que difuminan las barreras entre la pornografía y el género del desnudo.
¿Qué hay de original o real en el mundo postdigital plagado de imágenes? ¿Qué valor tiene la fotografía en la sociedad digital del selfie e Instagram?, ¿Cómo manipula la fotografía nuestra consciencia? Son las preguntas que suscita la obra de este artista. Y que nos hacen volver a una de las citas de Berenice Abbott que encabeza el catálogo:
“Una fotografía no es una pintura, ni un poema, ni una sinfonía, ni una danza. No es únicamente un cuadro bonito, ni el ejercicio de una contorsionista... La fotografía es, o debería ser, un documento significativo, una declaración penetrante que se podría describir con un simple término: selectividad”.
Thomas Ruff. Photographs 1979-2017. Whitechapel Gallery. Londres. Hasta el 21 de enero.
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