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Twitter, campo de batalla de la Historia

De la destrucción de Pompeya a la Segunda Guerra Mundial: proliferan los proyectos que utilizan la red social para revivir en tiempo real acontecimientos del pasado

Lancha de desembarco en la batalla de Normandía, en 1944.
Lancha de desembarco en la batalla de Normandía, en 1944. ARCHIVOS NACIONALES DE EE UU

Mientras se escriben estas líneas, Hitler realiza una visita sorpresa a las tropas en la recién invadida Polonia. Hace días, el 1 de septiembre, la Wehrmacht asaltó el país vecino, y el Führer está “asombrado tras conocer la eficacia de los tanques”… Tranquilos, estamos en 2017 y la historia solo se repite en Twitter –en el mundo real ocurrió hace exactamente 78 años-, donde más de 486.000 personas (y subiendo) siguen en vilo las noticias del inicio de la Segunda Guerra Mundial. Son los seguidores de la cuenta @RealTimeWWII, pionera en el creciente universo de proyectos dedicados a narrar en tiempo real, gracias a la documentación histórica existente, acontecimientos del pasado: desde la destrucción de Pompeya hasta los grandes conflictos del siglo XX.

“Cientos de personas jóvenes y mayores me han escrito para decir que están fascinados por ver cómo se desarrollaron los acontecimientos sin los años de mitología y conocimiento posterior que hemos construido alrededor de la historia”, cuenta por correo electrónico Alwyn Collinson, el creador británico de un proyecto que comenzó en 2011. A mediados del pasado agosto, más de 10.000 tuits después, el historiador terminó de narrar por primera vez la contienda, pero apenas descansó: el 31 de ese mismo mes, a la hora exacta en que la Operación Himmler desencadenaba la invasión polaca de 1939, comenzó una segunda vuelta que durará otros seis años, hasta 2023.

“Creo que con un acontecimiento tan largo, Twitter es útil para enfatizar su duración”, asegura Collinson, que compagina este hobby con su empleo en el Museo de Londres. “Me fascina la forma en que la guerra afectó a cosas a las que la Historia oficial no ha prestado mucha atención, como millones de personas de los imperios británico, soviético y japonés que se vieron atrapadas en un conflicto global sobre el que apenas entendían nada”, dice, y pone un trágico (y a la vez algo cómico) ejemplo de su amplia documentación: un soldado coreano, Yang Kyoungjong, se vio reclutado, sucesivamente, por los ejércitos japonés, soviético y alemán.

Mientras Hitler invade Polonia, un grupo de estudiantes del Máster de Historia Contemporánea de la Universidad de Luxemburgo inspirados por Collinson está inmerso en la Primera Guerra Mundial. “Queremos dar a la gente del mundo actual la impresión de lo que significa vivir un conflicto global”, cuenta Mechthild Herzog, la coordinadora de la cuenta @RealTimeWW1, que ganó el Premio Europeo Carlomagno de la Juventud 2015. “Nunca contamos en un tuit más de lo que aquellas personas de hace 100 años hubieran sabido entonces”, afirma la líder de una iniciativa que comenzó en 2013 –ya han colaborado en ella cerca de 60 estudiantes- y que continuará “al menos hasta el Día del Armisticio, el 11 de noviembre de 1918, y posiblemente hasta el Tratado de Versalles”. Es decir, hasta 2019.

La Revolución Rusa, de la que este año se conmemora el centenario, también cabe en Twitter. El ambicioso proyecto #1917LIVE, organizado por la televisión estatal rusa RT, lleva desde enero narrando en tiempo real aquel convulso periodo. “Queríamos suscitar un interés global por uno de los mayores acontecimientos geopolíticos del siglo XX, que quizá no sea ampliamente comprendido en Occidente”, explica el productor creativo de la iniciativa, Kirill Karnovich-Valua, quien describe el reto que supuso convertir una enorme cantidad de diarios, memorias y otros documentos históricos en un timeline diario adaptado a Twitter. “Cada tuit es factual, rastreado y verificado por múltiples fuentes”.

Pero #1917LIVE va más allá que otras iniciativas similares: no es una, sino hasta 45 cuentas oficiales que representan a medios, embajadas y personajes de la época (Lenin, Stalin o el último zar, Nicolás Romanov) para crear un “universo histórico tuitero”. “Tenemos cuentas administradas por historiadores publicados. Por ejemplo, la renombrada historiadora británica Helen Rappaport lleva la de las hermanas Romanov”, revela Karnovich-Valua, que se enorgullece de que entre los casi 50.000 seguidores de @RT_1917, el perfil principal, haya investigadores de universidades como Oxford, Georgetown o Cardiff.

“Intentamos que la cuentas sean coherentes con las figuras históricas que representan. Los bolcheviques, por ejemplo, son muy activos en Twitter, ya que en la vida real su propaganda era incendiaria y estaba por todas partes”, añade el estratega de redes Gleb Burashov, que añade que cualquiera puede crear su propia cuenta y tuitear, con el hashtag #1917CROWD, como si fuera testigo de aquel año decisivo. “Preveemos que la comunidad crezca intensamente a medida que nos acerquemos al clímax del proyecto en noviembre [cuando se cumplirán 100 años de la Revolución de Octubre]”.

Aunque la mayoría de estas cuentas de Twitter están en inglés –si bien algunas cuentan con aliados que traducen los tuis al castellano-, también existen exitosas iniciativas españolas como la del periodista Carlos Hernández de Miguel, que en 2015 contó día a día la historia de su tío Antonio, uno de los 9.300 españoles que vivieron y murieron en un campo de concentración nazi. Otras como Antigua Roma al Día han narrado este año in situ, cual noticia de última hora, acontecimientos tan remotos como el asesinato de Julio César (44 a.C.) o, hace solo unos días, la destrucción de Pompeya (79 d.C.).

“Plinio el joven fue un espectador directo de la tragedia desde la casa de su tío, el gran naturalista Plinio el viejo -que murió por la acción del volcán-. Gracias a sus escritos sabemos la hora a la que entró en erupción el Vesubio y, por supuesto, el día, 24 de agosto”, cuenta el arqueólogo Néstor F. Marqués, líder de un proyecto que encarna su obsesión: aplicar la tecnología al patrimonio histórico para acercarlo al gran público. “Cada vez son más los museos e instituciones culturales que se dan cuenta que somos nosotros -los que investigamos y difundimos la historia- quienes debemos adaptarnos a la sociedad para mantener los valores del respeto y el interés por el pasado. Y la historia solo se acuerda de aquellos que miran hacia delante”.

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