La fábrica del cine del futuro
El festival junta a directores de películas, series y obras en realidad virtual con potenciales inversores y productores que les ayuden a terminar sus creaciones
Murmullos. Es lo primero que se nota. Decenas de mesas, otras tantas conversaciones. Y todas a la vez. No hay tiempo que perder, la nueva perla del cine puede estar en cualquier esquina. Por eso los encuentros desfilan rápidos, al ritmo de uno cada media hora. Y el ruido de las charlas nunca para. A un lado de la mesa, creadores y productores. Básicamente, la oferta. Están aquí para enseñar sus obras y conseguir que alguien más suba a bordo del proyecto. En muchos casos, ya entrevén la meta y solo necesitan el empujoncito final. Por eso, Venecia ha bautizado esta iniciativa, que lanzó hace tres años y potencia en cada edición, como Gap Financing Market: es decir, el mercado que añada la última pieza al puzle de la financiación.
Depende, claro está, de la demanda. La conforman productores, distribuidores, fondos de inversión, seleccionadores de festivales o agencias de ventas internacionales. No será el gran bazar de Cannes, rey indiscutible de la compraventa de séptimo arte, pero La Mostra no ha parado de ampliar su apuesta por el mercado. Así que una notable marea humana va y viene, en busca de una apuesta que merezca sus fichas. Identifican las mesas gracias a un papel con el hombre del respectivo proyecto y se sientan. Como en una cita, ambos lados tratan de seducirse. La sinopsis, el presupuesto, el autor, el estilo visual, si posible el tráiler: son muchos los terrenos del flirteo. Casi siempre hay intercambio al menos de tarjetas. Si el amor triunfa, además, se diseña un plan para mantener el contacto en los meses venideros y un apretón de manos sella el comienzo de la confianza mutua. Para la firma del contrato, ya habrá tiempo. Algún día, el público juzgará si ese romance valió la pena.
“Se trata de encontrar la pequeña joya del próximo año”, explica José Alayón, de Elviaje Films. Él cree tenerla entre manos: ha acudido a La Mostra para rematar la financiación de La ciudad oculta, nuevo documental del español Víctor Moreno (Edificio España), del que es productor ejecutivo. Tienen ya el 80% del filme rodado, y un tráiler intrigante para enseñar. Acaban de tener una larga charla con un agente de ventas austriaco, que parecía muy interesado. “No sabía nada de él, pero ha habido conexiones. Y también hemos descubierto gustos cinematográficos en común”, aclara Moreno.
Es inevitable que no todo gire en torno a películas y dinero. El factor emotivo y la química juegan un rol clave. “Por eso se crean estos encuentros. El cine es un trabajo de mucha gente, es un maratón, y el elemento humano es la base”, agrega Alayón.
Lo normal, aun así, es que no se acuda al encuentro a oscuras. Todos saben, por ejemplo, que la oferta consta de 47 proyectos, seleccionados de entre cientos por el festival, con atención especial a los de origen europeo: 25 filmes, que han de tener garantizado al menos el 70% de su financiación; 15 obras entre series y realidad virtual (se requiere una cobertura obligatoria del 30%); y siete proyectos virtuales de jóvenes talentos apoyados por el propio certamen. Tres creadores españoles han entrado entre los elegidos: además de Moreno, la cineasta Paula Ortiz (La novia), con su serie The Red Virgin (La virgen roja), y el director Nicolás Alcalá, con Melita 2, continuación del corto en realidad virtual que compite en la sección ad hoc del festival.
Todos ellos están en el escaparate, así que la demanda, al menos a grandes rasgos, los conoce. Son los potenciales adquirentes, por lo general, los que piden al Gap Financing Market concertar la cita. Pero la oferta también quiere saber a quién tiene delante. Por eso, María Zamora, representante de The Red Virgin para la productora Avalon, busca en su ordenador el nombre de su próximo interlocutor y estudia su página web. Antes ha resuelto una rápida reunión con un representante de una compañía de posproducción. A veces ellos también tratan de colarse a vender sus servicios. “Normalmente ves cuando alguien tiene interés: te dejan hablar y no te cuentan su vida”, sonríe Zamora.
Si la escuchan, despliega rápidamente todas sus armas. Ante todo, presume del filme Verano 1993, que la distribuidora y productora estrenó hace pocas semanas; y luego destaca las flechas en el arco de The Red Virgin: la historia real de la española Aurora Rodríguez, mujer tan “fría y cruel como inteligente”; el tremendo conflicto con su hija; las 14 candidaturas a los Goya de La novia; el tono “a lo Brian de Palma” que la serie pretende tener, entre otras referencias. De momento, Zamora ha de seducir con sus palabras: no tiene material visual para enseñar, porque no hay nada rodado. Aunque el riesgo, para los que quieran asumirlo, tiene sus ventajas: una perla en bruto es mucho más barata. Solo hay que reconocer el brillo.
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