Nada Surf y The Gift elevan el festival Gigante a la máxima potencia
Las dos bandas protagonizan un gran certamen repleto de destacadas propuestas del pop-rock nacional
Unos dieron una lección magistral de melodías y guitarras, los otros otra bien distinta de pop hedonista y contagioso. Dos bandas, dos conceptos musicales, pero las mismas veteranía, solidez y fuerza, como dos apisonadoras instrumentales, construidas desde los cimientos del mejor indie de los noventa. Nada Surf y The Gift arrollaron en la noche del sábado en el festival Gigante, celebrado en Guadalajara. Estadounidenses y portugueses elevaron a la máxima potencia el valor de la música en vivo en un certamen ya sobresaliente por el que desfilaron entre el viernes y el sábado músicos españoles del calibre de Iván Ferreiro, Coque Malla, Depedro, Love of Lesbian, Niños Mutantes, Fuel Fandango, León Benavente, Lichis, Los Coronas, Julián Maeso o Los Punsetes.
Una de las claves es el carisma, ese don natural que tiene alguien para atraer a los demás por su presencia. Con sus distintas identidades sonoras, Nada Surf y The Gift lo tienen. Tras lustros al pie del cañón en una segunda división del escaparate internacional, ambos grupos gozan de esa cualidad, que no hace más que abrillantar de una forma que ya quisieran muchas formaciones su fenomenal oficio y su gran instinto. Con Nada Surf no hizo falta más que una canción para constatarlo. Fue salir la banda neoyorquina al escenario y lanzarse con la prodigiosa Cold to See Clear para que allí se inaugurase una magnífica clase de rock melódico.
Cold to See Clear abre su último disco en estudio, You Know Who You Are, publicado el año pasado. Una obra rica en melodías finísimas impulsadas por auténtico nervio eléctrico y a la que dieron un buen repaso en el Gigante. You Know Who You Are, Friend Hospital y Believe You’re Mine sonaron irrevocables y demostraron que las señas de este grupo, surgido en los márgenes del indie norteamericano desde el bohemio barrio de Williamsburg, siguen intactas, tan vivas como el primer día: Nada Surf son quintaesencia de la escuela de Nueva York. Conocen la pócima que se ha formulado durante décadas de los irrepetibles brebajes abrasivos y fascinantes creados por The Velvet Underground, Ramones, Television, Blondie y Sonic Youth, entre otros. A la que añaden su crucial pizca de beat melódico arrimado fabulosamente al power-pop, en la mejor estela de The Who, por citar a algunos de los padres fundadores de esta filosofía sonora. La interpretación de New Bird fue pletórica y dio significado a la palabra carisma. Sin alardes ni piruetas innecesarias, Matthew Caws cantaba con su voz mercurial, con un eco casi infinito, mientras el madrileño e hijo adoptivo de Nueva York Daniel Lorca hacía todo un alarde al bajo. No era solo una cuestión instrumental, como si se volase a lomos de un avión, sino también estética. Los neoyorquinos lo calificarían de cool. Nosotros diremos que, sin necesidad de aparentar ser pavos reales, molar siempre fue esto.
Carisma también demostraron The Gift. Como Nada Surf, los portugueses aprovecharon para desgranar Altar, su más reciente disco, publicado este año y producido por Brian Eno. Su factura es bien distinta: synth-pop de base electrónica y desarrollo teatral. Todo un festival colorido de sonidos pop, viajando sideralmente del funk a lo progresivo, del dance de lentejuelas a lo industrial. Con su circo de luces y sus canciones alucinógenas, irradian una personalidad magnética, en buena parte por una frontwoman espectacular como la cantante Sónia Tavares, imparable sobre el escenario. Love without Violins, Clinic Hope o Big Fish llevaron la pista de baile al Gigante con un derroche físico y espiritual de primer nivel. Aunque nada comparable al momento en que Tavares se bajó a pie de pista y, rodeada por un público al que pidió sentarse en el césped, cantó, papel en mano, la llenapistas Everything Now de Arcade Fire y My Way, famosa en la voz de Frank Sinatra. La mayoría quiso registrar el momento con los móviles. No podía ser de otra manera: junto con Nada Surf, The Gift habían puesto al festival en las mejores alturas.
Babelia
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