Yu Suzuki: “Al fin tengo el dinero para crear mi ‘Shenmue’ soñado”
El creador de la legendaria saga de videojuegos explica cómo la continuará tres lustros después de su último capítulo
Si Michael Corleone fuera un joven aprendiz de artes marciales y su padre, en vez del capo de la mafia, un maestro de un dojo, probablemente Coppola no hubiera dirigido El padrino, sino algo muy parecido al videojuego Shenmue. Allá por 1999, el eterno debate en torno al estatus artístico del videojuego recibía un golpe en la mesa con un título extraordinario en ambiciones y resultados. Fue, en su momento, el videojuego más caro creado hasta la fecha.
Yu Suzuki, que se había ganado la vida diseñando juegos legendarios para los salones recreativos (Afterbunner, Virtua fighter o el inolvidable Out run), se sacaba de la manga una obra maestra de autor que sentó las bases para los modernos juegos de mundo abierto. Sagas multimillonarias como Grand theft auto o Assassins creed se lo deben todo a la visión profética de Suzuki. En Shenmue se vive, literalmente, en la piel de Ryu Hazuki, un joven adolescente que ve morir a su padre a manos de un malvado criminal chino, Lan Di. Durante un gran periodo de tiempo, el jugador de Shenmue se levantaba cada mañana, acudía al trabajo, gastaba su ocio en tragaperras, entrenando o explorando la ciudad. Vivía, en resumen. Y a la vez, por supuesto, intentaba ir resolviendo el misterio en torno al asesinato de su padre y la reliquia que le fue robada.
Shenmue tuvo una segunda parte dos años después, en 2001. Luego, silencio. A pesar de que Suzuki había concebido la saga como una suerte de ópera en múltiples actos, el enorme presupuesto que requerían estos juegos no los hacía rentables y SEGA cortó el grifo. Pero allá por 2014, durante una visita de Suzuki al congreso internacional Gamelab Barcelona, el autor confesaba a este periódico: "Muchos amigos me están diciendo que haga un Kickstarter, que la gente quiere más Shenmue. Me lo estoy pensando en serio". Y tan en serio. Shenmue III batió el récord de recaudación de la plataforma de crowdfunding, más de cinco millones de euros que miles y miles de fans donaron para ver el final del camino para la amada saga.
Sin embargo, y a pesar del monumental éxito, no era suficiente. "Sé que las expectativas de la gente son de un mundo abierto. Con ese dinero no me llegaba para crearlo. Así que estaba maquinando cómo hacer para reducir la escala y mantener la esencia. Pero, hace muy poco, conseguí cerrar un acuerdo con Koch Media y conseguir la financiación extra. Ahora puedo decir públicamente que ya tengo el dinero para crear el Shenmue que siempre había soñado durante los últimos 15 años", explica Suzuki desde la feria del videojuego Gamescom.
Este tercer capítulo propondrá un nuevo viaje. Si el primero se centraba en la exploración de la ciudad de Yokosuka en 1986 y el segundo hacía lo propio con el Hong Kong de 1987, esta vez Ryu pone rumbo a la China para seguir en la búsqueda de venganza. "El primer pueblo que visitas, una villa en el valle de Guilin, apenas tiene 50 personas. Luego, en el segundo escenario, el jugador sí podrá explorar una gran ciudad ribereña. Es bastante, bastante grande". Habrá un tercer escenario que contendrá un evento narrativo de asedio basado en un periodo de la antigua china en la que esta se encontraba dividida en siete reinos. Y Suzuki confirma que, evidentemente, el hilo de la trama que une a río con el asesino de su padre será uno de los aspectos fundamentales del juego.
Lo más paradójico de este retorno es el precio de la independencia. En 2011, hace ya más de un lustro, Suzuki ponía punto final a casi 30 años de carrera en Sega, la compañía creadora de Sonic que mantuvo un pulso épico en los noventa con Nintendo por el dominio del videojuego. Desde entonces, va por libre, como han hecho otros creadores legendarios de Japón como Shinji Mikami (Resident evil), Koji Igarashi (Castlevania) o Hideo Kojima (Metal gear). Curiosamente, Suzuki ve esta libertad desde una óptica bien distinta a ese color de rosa del que se suele teñir el tópico del artista con absoluto control creativo: "Te diré una cosa respecto a esto. No puedo hablarte de nadie más, solo de mí. Si quisieras hacer un gran videojuego y ocuparte solo de lo creativo, probablemente te sea mejor intentar que te acoja una gran compañía y que te dé los recursos. Cuando dependes solo de ti mismo, gastas muchísimo esfuerzo en la parte de gestión, en coordinar a la gente, en conseguir el dinero. Al menos, así lo estoy viviendo yo".
Fuera como fuere, Shemue III llegará. Y, con un poco de suerte, podrá romper el maleficio de los dos anteriores juegos, venerados como joyas del medio pero incapaces de recuperar los costes de realizarlos. Si la cosa va bien, habría al menos un capítulo más. Y la historia más amada por Suzuki podría hallar al fin su desenlace. Tiempo al tiempo.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.