La vida en el objetivo
El fotógrafo Raúl Cancio recupera parte de su medio siglo de trayectoria en las 200 páginas de ‘Españoles...’
De la imponente figura negra en el aire de Iribar, el mito bajo palos del Athletic de Bilbao, al espejo que refleja al escritor Francisco Umbral tras ser distinguido con el Premio Cervantes. De camino, la barbarie terrorista de ETA, entierros de grandes personalidades, los conflictos de Oriente Próximo e Irlanda, la final perdida por España de la Eurocopa de fútbol del 84 hasta los Juegos Olímpicos de Barcelona. Medio siglo de la historia reciente de España y de buena parte del mundo han pasado por los ojos del fotógrafo Raúl Cancio (Madrid, 1943), que ha resumido su trayectoria en el libro Españoles… (editado por Libros.com mediante crowdfunding), enfocado en el periodo desde finales de los años setenta a 1992. "Una etapa convulsa en España: un intento de golpe de Estado, la llegada del PSOE al poder, atentados…", explica Cancio con una vieja Leica en la mano, comprada en Alemania durante el Mundial de Fútbol de 1974.
Españoles… título tomado de la frase con la que el presidente del Gobierno Carlos Arias Navarro comenzó a anunciar al país la muerte del dictador Franco el 20 de noviembre de 1975, "no es un libro de fotografía al uso, porque reproduce detalles de las fotos, negativos, hojas de contactos...", subraya Cancio. El proyecto tendrá una segunda parte con Franco ha muerto, que revisará la obra de Marisa Flórez, gran fotógrafa de la Transición, quien fue redactora jefe y editora gráfica de EL PAÍS, premio nacional de Periodismo en 1981 y esposa de Cancio.
Son 200 páginas que incluyen un cuadernillo central, a modo de periódico, con la información e historia de las imágenes. Este fotoperiodista que llegó a EL PAÍS en 1980, donde ha trabajado tres décadas, señala que con su libro los jóvenes "podrán ver cómo se trabajaba antes". "Pasé de llevar en el coche un laboratorio y ponerlo en el retrete de un hotel a tener aquí una cámara pequeñita" —dice enseñando su móvil— "con la que puedes hasta hacer películas de la Metro Goldwyn Mayer", señala con su humor castizo. "Ah, pero los móviles no hacen fotos, hacen imágenes, fotos hacen el fotógrafo y su cámara. Todo ha cambiado en este oficio, pero para bien", añade sin deje nostálgico.
Ese oficio le ha dado el privilegio de recorrer el mundo, retratar a premios Nobel, cubrir cinco mundiales de fútbol, tres Eurocopas, tres juegos olímpicos… y ha vivido "dos sociedades españolas: la de la dictadura y la democracia". “Entré en el diario Pueblo en 1963. Había periódicos , pero solo se daba la política que quería Franco. Así que nos acoplábamos a lo que había: toros, fútbol, flamencas y sucesos, ahí sí se podía estirar la mano, pero había censura, unos señores vestidos de negro con un lápiz rojo te quitaban cosas del periódico".
Premio Nacional de Periodismo en 1984, de su técnica asegura que ha trabajado mejor "con óptica larga que con corta", quizás por haber hecho tanto deporte y toros. "Incluso en las entrevistas usaba una óptica más larga de la normal". Ahí están sus retratos de Dalí, Miterrand, Doris Lessing, Severo Ochoa o García Márquez. "Lo importante es no molestar nunca al entrevistado, que no sienta que estás ahí. Por supuesto, no me metía en la conversación con el redactor, solo a veces asentía porque me miraban".
Raúl Cancio también ha fotografiado el horror de los atentados de ETA y tres accidentes de avión. "Son fotos que te hacen llorar, pero te echas la cámara a la cara y te hace de escudo. Tú tienes que fotografiarlo todo, incluso lo dantesco, y luego está la prudencia del periódico para respetar a los muertos y no ser morboso".
Buena parte del libro son imágenes de fútbol, sobre todo de su Real Madrid. Una de las primeras páginas de Españoles... reproduce su carnet de socio del equipo madridista con 13 años. "Cuando empecé a hacer fútbol había que dar siempre el gol". De entonces recuerda la pericia de un fotógrafo de Marca que hasta tenía plantillas de balones, y los ponía en las fotos donde le convenía. "Yo le decía, ‘pero si el balón entró por arriba y tú lo has puesto abajo’. Y él respondía: 'Calla, si no se dan cuenta". Cancio prefirió empezar a jugar "con los primeros planos, los gestos, las caídas...". Una labor que, con los años, le valió el Premio nacional de fotografía deportiva, en 1988.
Redactor jefe de Fotografía en EL PAÍS, fue fundador de su escuela de periodismo, donde aún saca a los alumnos a la calle para darles clases "e invitarles a un vermú". "La mayoría llega sin tener ni idea. Les enseño a ver fotos, que entre cinco sepan ver cuál es la buena, y a que aprendan a coger la cámara, que algunos van y la mueven, como si fuera un sonajero".
"Nunca desprecies una foto"
“En el oficio de fotoperiodista no sabes no lo que va a pasar mañana, sino ahora mismo", dice Cancio, por eso aconseja “no despreciar nunca una foto". "No sabes lo que puede haber detrás". Él lo vivió en carne propia con el accidente de coche de su amigo el baloncestista Fernando Martín el 3 de diciembre de 1989. "Vi que había un suceso, me bajé del coche e hice un reportaje digno, sin saber que era él. Me fui al fútbol, al Bernabéu, y allí me enteré que Fernando era el muerto".
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